viernes, diciembre 29, 2006

JARTERACOLORÁ – De rojo jalabolas

Esta gente no te deja en paz. No importa donde vayas, ni en qué dirección mires: siempre habrá una valla, un afiche, un mural, una pinta en la pared o un pendejo con una franela roja que se cruce en tu camino. Esa es una de las peores cosas del chavismo: la omnipresencia de sus símbolos, de sus frases, de su cháchara cavernaria y manipuladora. De su culto a la jaladera de bolas. De su espinazo doblegado: todos somos y todos jalamos hasta el arrastre.

El asunto, me parece, es peor en el interior del país. Alejados de la gracia divina del líder, los “revolucionarios” de la provincia invierten capital, esfuerzo e ingenio en que no haya confusiones con ellos, en demostrar que aunque estén lejos, en realidad tienen “alma, corazón y vida” –como dice el vals peruano- entregadas al ejercicio del “uh, ah”.

No hay manera de descansar la vista. Todo paisaje está empañado de rojo: puentes, postes, fábricas, autobuses, vendedores de empanadas, peajes, paradas. Hay lugares tan exageradamente rojos, que si te quedas más de veinte minutos en la misma esquina seguro llega alguien de la misión tal y te pasa dos brochazos por el pecho.

Temo por el día en que logren teñir la arena de la playa y estoy convencido de que ya debe haber algún arrastrao pensando en eso. O en pintar las piedras de los ríos. O en inventarse una harina para hacer arepas coloradas.

O en exigir que en la playa las tetas de las camaradas se muestren redondas y de desafiante rojo.

Aunque pensándolo mejor, creo que eso no le conviene al proceso: no hay dudas de que las mejores vistas femeninas están en la acera contraria.

Por ahora, al menos eso.

lunes, diciembre 18, 2006

TODOBICHODEUÑA - Hiphoperos en riesgo

El rapero siempre hace lo mismo: se agarra las bolas, mueve las manos, estira los dedos rarísimo y se pasea generalmente por tres o cuatro ideas.

Los raperos venezolanos –y en general los de esta parte del mundo que no es Nueva York ni Los Angeles- se limitan a dos ideas: a Eros y Tánatos, como diría un crítico literario.

A las mamis que están bien ricas y al plomo, para dejarnos de literatura.

Miento. Hay una tercera línea argumental que los lleva a agarrarse las bolas con más fuerza y manotear siempre con el dedo índice apuntando. Y esa es justamente una de las grandes preguntas a las que me lleva el hip hop: ¿contra quién pelean tanto estos muchachos? ¿quién o quiénes son esos que los envidian de tal manera que casi todas las canciones riman por esa onda? ¿quién es ese que los quiere matar todo el tiempo?

Y, especialmente: ¿porqué no hacen algo además de componerle unas líneas a ese enemigo? ¿porqué no van y lo joden de una buena vez?

La otra gran pregunta es elemental: ¿en verdad los raperos tienen tanto sexo como dicen?

Detrás de esas preguntas lo que subyace es una preocupación. Me angustia pensar en el futuro de las carreras artísticas de estos trovadores del barrio porque con unas seis canciones escupiendo al otro que te quiere perjudicar y te envidia, otras cinco aclarando que tú eres el rapero más arrecho del mundo después de Tupac y unas diez diciéndole a la nena que mueva las nalgas como ella sabe y que tú estás ahí para darle lo suyo, parece que ya no encuentran mucho más, que ya no hay temas, que hasta ahí les alcanza “lo real” y es entonces cuando se muerden el rabo y empiezan a reciclarse.

A partir de ese momento el rapero puede caer al vacío y ser olvidado. O despeñarse por un barranco mucho peor pero rentable: convertirse en caricatura de sí mismo, aparecer en una telenovela, en una cuña de navidad de Venevisión (como Paul Gillman… tan heavy patriota él) o haciendo una colaboración en el nuevo disco de Ricardo Montaner o de Elisa Rego.

Es dura la vida de estos muchachos. Por eso ponen su fe en el cuaderno de las rimas, en esas páginas en las que tratan de reflejar lo que tienen alrededor y que suele confundirse tanto con lo que esperaría el público de sus canciones.

Un día la pegan y consiguen a ese productor que tanto necesitaban para dejar de vaguear en las escaleras del barrio. Graban un disco en el que quieren escupir atoradísimos todo lo que llevan por dentro y en el que quieren dejar bien claro que sí, que ellos encajan en el estereotipo, que son raperos genuinos que hablan de “lo real” y que los demás son sólo una pila de merengueros oportunistas.

Y luego comienzan a debatirse entre seguir por la vía de “lo real” o a meterse a 180 por hora y sin mirar por el retrovisor a la autopista de lo “comercial”. Y es que, al fin y al cabo, ¿para qué sirve todo esto? ¿No es para ponerse en una buena, comprarse una moto, la ropita que es y sacar a la vieja del barrio? La discusión es necia: ¿comercial? ¿qué es eso? ¿acaso el debate no debería ser por la calidad?

El verdadero enemigo está agazapado, esperando con paciencia y calculando el momento en que ese rapero de mediano éxito se engolosine y entonces sí, finalmente, acceda a grabar ese pedacito con su voz en el disco de la vieja estrella de los años 80 que quiere volver con una de esas producciones de tiro al blanco: una balada, un tema “rock”, uno con beat electrónico, un himno a la alegría, una canción de despecho, la remezcla del tema que la hizo famosa, un reguetón y un toquecito de hip hop.

Y ahí muere la promesa del barrio. Sus colegas que vienen empujando desde abajo pisotearán su nombre: es un vendido, un merenguero, un oportunista, un falso…

Y el ciclo vuelve a comenzar

QUEALGOQUEDA - Caerse a cuentos

Hace algunos días terminé de leer “Las voces secretas. El nuevo cuento venezolano”, una compilación en la que Antonio López Ortega recogió 20 relatos de igual número de narradores con cédula de la Misión Identidad.

Este volumen de la editorial Alfaguara es importante como documento, aunque no sé si sirva para diagnosticar un “buen estado de salud” de la cuentística nacional. Como no pretendo manosear las herramientas del crítico y como cada quien tiene su vainas y sus gustos, empiezo por decir que si me pongo a elegir textos de calidad me quedo con tres y con una ñapa para llegar a cuatro.

No por nada el compilador ubica a Barrera Tyszka (sí, otra vez, qué ladilla…), a Milagros Socorro y a Armando Coll como los tres primeros. Y a la ñapa, Roberto Echeto, cerrando el libro.

Quizás influido por los comentaristas de fútbol, me dio por identificar al mejor y al peor jugador de este partido.

Perdido en la cancha, haciendo pases al vacío y entregando todas las pelotas, Karl Krispin no debió salir a jugar ese día. El director técnico lo convocó en uno de sus peores momentos, lesionado en las ideas, errático en su planteamiento, Krispin lanza aquí patadas más dignas de una caimanera que de un torneo serio, al igual que el escritor Juan Carlos Chirinos con su repertorio de lugares comunes: “preciado líquido”, “eso que llamamos futuro”, “orillas del caudaloso río”, “epidemia de dimensiones bíblicas”…

Si bien la señora Socorro y el premiado Barrera defienden la camiseta con dignidad, la sorpresa del partido es Armando Coll con su cuento “Sobremesa”. Magnífico en el regate como Zidane, con el adorno justo y el quiebre preciso, este caballero se luce en la cancha –pese a la zancadilla de calificar a algo como “de dimensiones bíblicas”- con una pegada certera en el área chica de esas que se convierten en el tipo de goles que te dejan preguntándote cómo fue que el balón terminó en la red, por dónde pasó, cómo se abrió el hueco por el que se coló ese disparo.

Hace días, como dije al principio, terminé de leerlos todos. Y todavía me estoy preguntando cómo es que “Sobremesa” termina y no termina, te plantea un misterio que no se aclara, te quita la respuesta, no te entrega la historia completa y, sin embargo…

Si alguien sabe qué fue lo que le pasó al carajito del cuento, por favor avise.

JARTERAPOP - A la niña le repugna Calle 13

Muy ofendida, una tal Carolina Navarro, de Mérida, se queja en la sección de cartas de la revista Rolling Stone Latinoamérica (Noviembre) porque en alguna edición anterior la publicación incluyó un artículo sobre Calle 13. Dice ella: “Las letras de Calle 13 son vulgares, ofenden a las mujeres y culturas de otras partes del mundo, son machistas y despectivas”.

Gran vaina…

Para Carolina fue una decepción ver en Rolling Stone a personajes de esa calaña “que saben seducir el oído de los incultos de la música con palabrotas y alusiones al sexo”. Y se va por el fundamentalismo pidiendo que en esas páginas, por favor, de ahora en adelante no incluyan otras cosas más allá del rock.

Calle 13.

Tiene razón Carolina al describir lo que son esos tipos: vulgares, ofensivos y machistas. Y tiene razón al calificar de “monótono y asqueroso” al reguetón.

Me incluyo entre las legiones que odian al reguetón. ¿O somos menos de los que uno piensa? Pero, debo confesar ante el altar de los inflexibles y de los fundamentalistas, que los de Calle 13 tienen un humor vulgar, ofensivo y despectivo bastante ingenioso y que muestra, bajo la mugre, uno que otro destello de inteligencia y eventualmente hasta alguna propuesta en su sonido un poquito más elaborada que el ritmo básico del perreo.

Si no me creen, tómense el tiempo de escucharlos y en particular de pararle bolas a la canción Japón: política y divertidamente incorrecta. Si quieren, para no rayarse, háganlo a solas en el carro, sin subirle mucho volumen para que el vecino de cola no arrugue la cara.

Y no le digan a nadie si no quieren. Conserven eso como un secreto, como la inconfesada afición que sienten por el pan con ajo de las tascas, por las arepas con huevos de codorniz, por las porno-soft de medianoche.

miércoles, diciembre 13, 2006

TODOBICHODEUÑA - El pana mariguanero

Cada vez que prende un cacho te ofrece. Hace años que le dices que no, que gracias. Ya ni le respondes nada, sencillamente le haces un gesto con la mano. Pero él insistirá siempre. Así son los panas marihuaneros.

Todos tenemos un amigo fumón. O varios.

O somos el amigo fumón de alguien.

Y todos los panas marihuaneros quieren lo mismo: que fumes un poco con ellos, que te dejes de mariqueras y compartas como es.

Y tú le dices que no al tuyo, no por santurrón: Dios te libre. Sino porque no le encuentras gracia al asunto. Pero él insiste porque sabe que te gustaría fumar, que es verdad, que quisieras poder tolerar el monte como lo hace él, que quisieras no quedarte trabado sin poder hablar o entrar directo a la paranoia, sino fumar y seguir departiendo con la gente, tomarte un trago más, experimentar el hambre gloriosa del monchis y fumar otro poco antes de irte a tu casa a dormir como un bebé.

Los panas marihuanos tienen una cajita de madera, del tipo artesano, o una vieja lata de galletas. Ahí lo guardan todo: el monte, el papel, el mata chicharros, los cachos ya armados listos para la ocasión. Esa caja es sagrada.

Ellos tienen más amigos fumones. Como debe ser. Con estos, el pana mariguano tiene un nexo estrecho. Para él no son sus amigos fumones, son sus compañeros, son como él, son parte de una hermandad, son quienes le ayudan a conseguir cuando está difícil comprar, son quienes lo salvan cuando el jíbaro de confianza anda de baja, son quienes siempre dicen que sí.

Junto a ellos, el pana mariguanero se lamenta todavía porque aquél buen muchacho que andaba en bicicleta repartiendo monte por el Este caraqueño cayó preso: un tipo tan de pinga… ¿quién le habrá echado ese pajazo?

A tu amigo fumón no le puedes andar con monsergas, ni advirtiéndole que deje eso, ni tratándolo como dañao. No te puedes poner mariquito, pues. Porque él lleva años tragando humo y ahí está tranquilito: trabaja, se baña, no se mete piedra ni se inyecta, ni anda de vago ni atracando gente. Es una persona de bien, como tú, sólo que él se fuma dos o tres cachos diarios. No por adicto, ni por loco, ni por perdido, se mete sus cachitos para ecualizarse, para relajarse, para estar tranquilo.

Al final, qué coño importan unas cuantas neuronas de más si tenemos de sobra. Y menos importan si hay que sacrificarlas por un buen momento.

Como que la próxima vez le voy a decir que sí a mi pana mariguanero.

YONOFUI - Shakira lo tiene loco

(Este personaje era digno de un TODOBICHODEUÑA, pero El Nacional lo publicó primero: es el presidente del club de fans de la cantante de las caderas y los pies sucios. Está desquiciado. Y la periodista se limita a copiar textualmente este delirio. También queda para una arqueología del futuro)




“No es una obsesión sexual, la admiro como persona"

Alexander Escorche es el presidente del club de fanáticos de Shakira en Venezuela. Es comunicador social y tiene 25 años de edad. A través de la página web www.shakirafansclub.com mantiene unidos a más de 1.200 seguidores de la cantante. Todos los 2 de febrero celebra con sus amigos el cumpleaños de la intérprete y duerme en una habitación empapelada con afiches que registran todos los cambios de look de la diva. Desde ayer está en las afueras de La Carlota para ser el primero en entrar a la base aérea, en donde se llevará a cabo la Fijación Oral

KATIUSKA SILVA

"Desde mediados de 1995 soy fanático. Con el disco Pies descalzos quedé atrapado. Compré el CD, pero ni tenía dónde escucharlo. Lo grabé en un cassette que escuché hasta que se dañó. Me encantaba, entonces comencé a averiguar más sobre ella. Conseguí los audios de sus discos anteriores. En ese momento Internet no era muy accesible para mí, pero me metía a averiguar cada vez que podía. Como mi madrina es colombiana, siempre le pedía cosas de ella.

"Cuando vino en 1996 fui a su primer concierto, que fue el 24 de julio. La entrada fue mi regalo de cumpleaños, por eso me quedé sin torta. En ese momento yo estaba en la coral de la iglesia de la parroquia donde vivía y, cuando salíamos de misa los domingos, tocábamos las canciones con la guitarra. En ese entonces estudiaba bachillerato y tenía una novia a la que le dedicaba las canciones. Allí empezó el fanatismo de verdad, pero la obsesión me dio cuando estuve cerca de ella.

"En 1999 vino a promocionar su segundo disco en Venevisión. Fui al programa de Maite. Cuando ella se asomó por la puerta del estudio me iba a morir. Todos los que estaban en el programa eran unos locos como yo. Luego me dijeron que la tendrían en Sábado Sensacional y me fui corriendo al canal, estaba en el gimnasio y ni me bañé. Cuando terminó de grabar, burlé la seguridad y la esperé por los camerinos. Ella estaba como con doce hombres, pero cuando la vi me le tiré encima. Entonces me detuvieron, pero ella dijo que me dejaran. Tenía la cámara en la mano y me quedé estúpido. Me dijo que estaba un poco apurada y se quedó esperando que la abrazara, pero yo estaba mal. Ella fue quien me abrazó.

"Mi fanatismo ha evolucionado mucho. No soy un fan ladilla, aunque ladillo a todo el mundo. Me aprendí a controlar poco a poco. Antes era muy chamito, me gustaba la cantante, me identificaba con sus canciones, pero no era una valoración de la artista. Hoy no es una obsesión sexual, la admiro como persona. La conozco tanto que sé cuando dan una información equivocada de ella. Creo que puedo decir si es verdad que está embarazada o no.

"Desde la visita de 1999 nos organizamos los fanáticos y por Internet contactamos a gente de otros países. La presidenta estaba en Puerto La Cruz, la vicepresidenta en Maracay y yo era el representante en Caracas. Cuando me hice cargo del club no sabía manejar los programas para hacer páginas web. Aquello no tenía ni pie ni cabeza. En algún momento pasé como un año sin actualizarla. Hoy en día nos mantenemos en contacto como 100 personas, aunque somos más de 1.200.

"Cuando empezó el club era muy pasivo. Al asumir la presidencia, en 2003, organicé el primer encuentro. Pasé una convocatoria, pedí permiso para utilizar el colegio en el que estudié primaria y fueron cincuenta personas. Hice una exposición con todo lo que tenía en el cuarto. Siempre estamos organizando foros en Internet. Esta semana hicimos varios chat y hasta se nos colapsó la página. Para el concierto vendí gorras y franelas por 40.000 bolívares.

"Todos los 2 de febrero, cuando es el cumpleaños de Shakira, invito a mis amigas. Ellas se acuerdan más de esa fecha que de mi cumpleaños. Picamos una torta y cantamos. En los lugares donde he trabajado siempre saben lo que hago. No me da pena que se enteren. Al que me ladilla mucho lo mando a lavarse ese culo y listo. Este año, hasta mi jefe en Burson-Marsteller cantó cumpleaños. Yo no le paro a nadie. Mis padres lo toman como que estoy loco. Cuando les dije que me iba a España este año a verla me dijeron que estaba loco. Sin embargo, mi mamá me llama cuando se entera de que la están presentando en un canal. Tengo el apoyo de mi familia. Shakira y yo somos un ícono. Todo el que me ve se acuerda de ella y todo el que la ve se acuerda de mí.

"Con el club hemos hecho campañas benéficas. Una vez recogimos dinero para la Fundación Una Mano Amiga, porque la imagen de Shakira está asociada a la lucha por los niños. En este concierto tenemos una inmensa pancarta que queremos que lea, para que ella misma nos reconozca como su club oficial. Tenemos el visto bueno de Sony-BMG, pero siempre nos han dicho que ella es la que nos tiene que legitimar.

"Cuando vino a dar el concierto de La Mangosta pagué plantón en el hotel Meliá Caracas para verla y no pude. Esa vez quería que me autografiara tres libros empastados que tengo con recortes de periódicos y revistas desde que vino la primera vez al país. La gente de seguridad se quedó sorprendida y me dijo que se los harían llegar. Antes lo revisaron muy bien, hoja por hoja, como para ver si alguna de ellas tenía algo. Ella me los firmó.

"Para el último concierto monté mi carpa en el Poliedro y mi hermano se llevó todo cuando iba a empezar el show. Estaba de primero en la olla, pero con la corredera me desmayé y me sacaron. No sé cómo hice, pero volví a entrar y quedé de primerito. En esa oportunidad pasé una cámara de video dentro de un pan. Preparé un club house y en la parte de adentro metí la cámara forrada de plástico. Hasta el guardia me dijo que se veía rico y le dije que era para más tarde, para que no me lo quitara. Lo grabé todo. Esta vez también tengo una estrategia preparada".

lunes, diciembre 11, 2006

BIENTEMPLAO - Román se mete barrio adentro

Hay gente que no tiene límites. Claro, a cierta edad son pocas las cosas que importan. Mire usted a Osmel, por ejemplo, haciendo cuñas de Traki…

Pero no es ese señor el tema de este post.

Román Chalbaud.

Ese sí que es verdad que tiene pocos límites, aunque en su descargo debo decir que extrañamente no apareció en los avisos alabando a la Pdvsa que es de todos.

Seamos honestos: en realidad no tenía porqué hacerlo. Chalbaud está para cosas más grandes, para mesas más suculentas, no para migajas. Ya dio su versión acomodada del Caracazo. Tan veraz y ajustada a la realidad… que fue premiada por el Ministerio de la Cultura en 2005 y también en el Festival de Cine Latinoamericano de Cuba.

Ahora Chalbaud va por más. Y se lanza con alegre humanismo y con toda su sensibilidad por el prójimo a un proyecto que lo elevará al panteón de los grandes artistas libertarios que medran de los gobiernos autoritarios y que pese a la evolución de la especie aún se empeñan en olerle los peos al comandante Fidel Castro, a quien pronto Dios tendrá en la gloria. Nuestro Román Chalbaud está escribiendo el guión de una película sobre un grupo de médicos cubanos enviados a Venezuela.

Este poeta del celuloide, orgullo patrio, ha encontrado la inspiración en un libro que seguramente relata la verdadera realidad de estos héroes de batas blancas.

“Es un libro que escribió Enrique Ubieta, el director de la cinemateca cubana, acaba de salir, se llama Venezuela Rebelde. Allí se cuenta la historia de los médicos cubanos por toda Venezuela, también narra el proceso de la revolución bolivariana”.

Las palabras de Chalbaud recogidas por la Agencia Bolivariana de Noticias en la propia capital de la isla, lo dicen todo: un funcionario del muy digno gobierno cubano decide contar las experiencias de los médicos y, de paso, narrar el proceso endógeno y participativo.

No quería mentarle la madre a Chalbaud, pero a estas alturas ya no me aguanto: el coñoetumadre Román.

Seguramente el funcionario Ubieta y el muy sensible Román habrán capturado todo el drama de unos tipos que son enviados a otros países a cambio de dinero o –mejor aún- de petróleo. Una relación muy justa, claro, muy humana: te paso a 5 mil, 10 mil doctores y tú, acere, me das unos barriles de petróleo. Una esclavitud light, por supuesto, si consideramos la peladera de bolas de esta pobre gente en la isla.

Imagino también que el funcionario y el director asomarán la caricatura de alguno de esos que se atreven a desertar de la misión. Esos que entregaron su alma al diablo, que se dejaron seducir por los demonios del capitalismo, que se dejaron tentar por la concupiscencia de la democracia, la libre prensa, la libre circulación, la libertad de opinión, la libertad para escoger. Esos que si alguna vez pensaron en lanzarse a los tiburones, pudieron encontrar ahora un camino desenfrenado hacia la frontera, resollando de miedo, hasta llegar de alguna manera a pisar el suelo que les promete recibirlos por el mero hecho de ser cubanos y de ser casi esclavos.

Y por echarle vaina a Fidel también, no hay que caerse a cobas.

(más información en www.barrioafuera.com, un site que, además, es de utilidad para estos malagradecidos que quieren dejar los barrios caraqueños)

Ah, poeta, camarada Román, usted que ha envejecido y engordado aquí, tan libre, tan asistido por todos los gobiernos para hacer sus películas, tan facultado para viajar a donde le salga del forro, para comer lo que usted quiera, para leer lo que mejor le plazca a su intelecto… confío en usted, camarada, usted mejor que nadie podrá retratar la gesta heroica de estos hombres y mujeres de tan alto valor: más de 100 mil barriles diarios de petróleo casi gratis y cerca de 400 millones de dólares (durante los primeros nueve meses de 2006) según unas facturas que solidariamente Cuba le manda a Venezuela.

Entre tantas certezas, camarada, sólo una duda me asalta: ¿quién pondrá la platica para esa obra que espero con ansias? ¿A cuál revolución le pasará usted la factura?

viernes, diciembre 08, 2006

MESUENA - Fun Lovin' Criminals


Fue pura casualidad. A punto de pagar por un par de cd’s en la Esperanto del San Ignacio me doy cuenta de ese sonido agradable que hacía rato se escuchaba en el local. Y ahí estaba el disco: Fun Lovin’ Criminals.

Alguna vez tuve –debe estar por ahí- un cd de estos personajes llamado 100% Colombian. Supongo que está claro a qué se refiere el título. Pero este encuentro no fue con una nueva producción sino con una recopilación de éxitos fechada en 2002: Bag of Hits. Mejor no podía ser.

Esta es una banda formada en 1993 por Huey y Fast, dos neoyorquinos a quienes imagino siempre fumados, colocados con ese monte hidropónico que circula por las calles de Manhattan. La historia es simple: se conocieron, se hicieron amigos, se juntaron a escribir canciones y luego reclutaron a un baterista. Comenzaron a tocar en Limelight y luego de su sexta presentación en el club se ganaron la lotería: un pesado de EMI América les pasó una tarjeta y les dijo: “Llamen”.

Dos años más tarde lanzaron el álbum Come Find Yourself y pegaron fuerte con dos temas: King of New York y Scooby Snacks.

Lo de Fun Lovin’ Criminals no es pasar de superbanda de rock. Tampoco, claro son tan famosos aunque Huey pueda eventualmente salir a emborracharse con Liam Gallagher cuando visita Londres o su imagen esté, con un vaso de licor en la mano, en el London Rock Circus del Museo Madame Tussaud.

En el plano musical, que es lo que importa, los Fun Lovin’ tienen unas cuantas cosas que enseñar con esa música que produjeron hace ya sus buenos años y que –como todo lo bueno- sigue sonando tan sabrosa. Alimentados con películas estadounidenses de serie B, con blaxplotation y con mucha estética gangster, estos tres combinan hip hop, funk, rock, blues, Sinatra, Dean Martin y mucho soul hasta lograr una cadencia que si bien no es una gran aventura sí tiene algo que a muchos les falta: personalidad.

Fun Lovin’ Criminals suena a todo eso pero especialmente suenan a ellos mismos. No son blancos en actitud quiero-ser-negro-y-rapear. Y en estos días en que todos quieren tener a un hiphopero en el line-up y que hasta niñas dulces como Nelly Furtado se suman al bling bling -además de remedar el juego de caderas de Shakira- , no está demás escuchar un buen ejemplo de cómo asimilar la verdadera esencia de los ritmos negros urbanos sin necesidad de disfrazarse.

Esto lo dijo Huey en una vieja entrevista: "Tengo una voz realmente horrible, dar bien todas las notas, esto es lo más difícil. Sabía que no podía ser cantante, pero tampoco rapero. No voy a hablar sobre el tamaño de mi pene, o sobre qué tipo de pistola prefiero. Pero si quieres sentarte y oír la historia como si estuvieras leyendo un libro, te daré 3 minutos y medio de algo interesante. Hay un dicho: hay ocho millones de historias en la ciudad desnuda. Cuando quiero escribir una canción, me doy una vuelta con mi bici BMX y con mis auriculares y me inspiro mirando a la gente. En NY se puede encontrar cualquier tipo de vida humana, así que sólo tienes que mantener los ojos abiertos”. Más nada.

JARTERAELECTORAL - Las viudas del fraude

Están taconeando. Son unas cuantas. Andan locas por que ese sueño se les haga realidad, que el cisne negro asome su largo cuello. Suspiran por eso, por la vía rápida.

No se confundan con el género, viudas del fraude son muchos : más de un bigotudo viste el luto. Unos cuantos panzones también.

No tienen nada en la mano. Nada que compruebe, sólo alguien que les dijo algo. Sólo esa obsesión por no ver la realidad. Buscan culpables: que si Teodoro cuadró todo con Rangel, que si al final, claro, son comunistas y se entienden. Que si Rosales se apresuró. Que si Eveling tenía cara de reproche ese día. Que si “la gente” se siente engañada.

Es sorprendente, “la gente” se reduce a tan poco: a dos o tres amistades con quienes viven tumbando al gobierno a punta de café, a los cuatro o cinco ociosos que hacen su campaña admirable por correo electrónico y, claro, a ellas mismas viéndose en el espejo o hablando ante el micrófono de una FM.

Ya comenzaron a destruir a Rosales y seguramente con el paso de los días afinarán su estrategia: éste no nos sirve para tumbar a Chávez, no cantó fraude.

¿Qué podría devolverles la paz a estas viudas? Que el cisne prieto se pasee montado sobre el unicornio azul, que la estafa electoral deje de ser el chupacabras al que acusan de tantas cosas sin siquiera comprobar su existencia, que más allá del grosero ventajismo del gobierno, de las presiones a los empleados públicos y a los “misioneros” y la repartidera de cédulas a tanto extranjero, aparezca alguien con los pelos del burro en la mano y demuestre, de una vez por todas, lo que tanto anhelan: que no hay tal cantidad de chavistas en el país, que todo es un invento del tipo y del niño barbudo, que a Chávez ya no lo quiere nadie, que este pueblo es más inteligente de lo que parece…

Aunque ciertamente tampoco les vendría mal el coitus interruptus de otro grito de fraude y guarimbeo pajúo a lo Robert Alonso.

¿Aparecerá el consolador de estas viudas? ¿Estarán pensando en Pablo Medina? ¿O en Zamora, el “ex rector que siempre se abstuvo”?

Ya veremos.

YONOFUI - Tarek y Gillman unidos por Queen

(Esta es una gran pieza de periodismo que debe quedar en la memoria de todos. Claro, pasó como un despacho de Aporrea y la canalla mediática la ignoró. Por eso la rescato. Canache La Rosa cubre un fulano "Gillmanfest" en Puerto La Cruz y escribe cumpliendo con todo: le jala bolas a Tarek, hace de un simple concierto una épica del rock, le concede al arrastrao Paul Gillman un estatus heróico y se permite algún vuelo literario para contar lo que vivió en esa jornada en la que los boinas rojas homenajean a Freddie Mercury y Gillman le dedica una canción a un cura "pato")


Éxito rotundo del Gillmanfest en Puerto La Cruz

Por: Aporrea.org
Publicado el Martes, 30/05/06 09:04am
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PUERTO LA CRUZ, mayo 30, Aporrea.org (José Canache La Rosa).- A pesar de la garúa, que amenazó el evento Gillmanfest 2006 "Oriente", la noche de este sábado en el estacionamiento de la Plaza de la Cruz en el Paseo Colón de esta localidad, los 10 mil rockeros venezolanos, de todas las edades y lugares de Venezuela, que plenaron este espacio permanecieron en su lugar al grito de Paul Gillman, "lluvia no mata concierto" y "muerte al reaggeton".

Desde las 4 de la tarde, el amplio redondel de esta explanada a orillas del mar Caribe, fue recibiendo oleadas sucesivas de personas de todas las edades, trajeados con ropas negras, que provenian de ciudades tan disímiles como Anaco, El Tigre, Barcelona, San Tomé, Valencia, Maracay, Caracas, Los Teques, Maturín, Cumaná, Puerto Ordaz, para rendir tributo a la mítica banda inglesa Queen, en un evento que organizó el Gobierno Revolucionario de Anzoátegui con Douglas Saab (director de Misiones Sociales del ejecutivo regional, Dimisoc) y Gabriel Kurbaji (director de turismo) a la cabeza.

Una variopinta multitud donde abundaban los piercin, hombres de pelo largo hasta los hombros, muñequeras de cuero, lentes de sol, adornos relumbrantes de metal cromado, minifaldas de espanto, pantalones de cuero, barbas y chivas espesas, poses y posturas irreverentes plenaron el espacio.

La banda punk argentina The Cash (En efectivo), Arkangel Reunión (liderada por Paul Gillman), y Dios Salve a la Reina (agrupación argentina que constituye -así lo pudimos observar- el clon perfecto de Queen), fueron las agrupaciones invitadas; pero fue The Cash el primero en abrir fuegos con sus integrantes: El piojo (batería), Talbo Lobo (voz y guitarra), Gladys Balsa (coros y bajo) y 12 temas que forman parte del último disco de esta agrupación, como "Tiempo de guerra", "Dame calor", "Puedes verme", "No borrarás mi nombre".

-Me parece alucinante -dijo Lobo- que el gobierno regional apoye a la juventud y al rock, eso está bueno, amplía horizontes y la forma de pensar de mucha gente".

Al finalizar The Cash entró en escena la legendaria banda venezolana "Arkalgel", que cuenta con 29 años de carrera ininterrumpida en el país, y que ahora, después de 21 años, logró reunir a músicos destacados de su historia como Carlos Arvelo (guitarra y voces), Giancarlo Picozzi (guitarra y voces), Felipe Arcuri (bajo y voces), Giorgio Picozzi (batería y arreglos) y Paul Gillman (vocalista).

Entonces comenzó a sonar el heavy metal con su irisdiscencia y sus bramidos de rebeldía iconoclasta en la voz de Gillman.

"Esta canción (-Nada es eterno-) se la dedico al cura pato que consigueron ahí en un motel haciendo cochinadas, se lo dedico a la podrida iglesia", dijo el líder de Arkalgel.

-Dedicada a todos los que mientes a través de la fe, engañadores del pueblo sin moral", continuó.

"Nada es eterno, todo es mortal, los seres que hoy nacen ya mañana morirán, nadie puede escapar de esa realidad", rugía Gillman acompañado de la banda.

-Este evento -declaró Gillman en exclusiva a Aporrea.org- sólo puede ocurrir en un gobierno revolucionario que le abre las puertas de estos espectáculos a toda la gente, a todo el pueblo... Tarek, el gobernador de Anzoátegui, es un artista, un poeta, una persona joven, un rockero, es seguidor de The Beatles, The Rollings Stone, Bob Dylan de esos primeros que se encargaron de llevar la protesta a la juventud... Bueno ahí lo vistes, apareció en medio del público y fue ovacionado por este público no chavista, irreverente, público llano".

Y un torbellino dentro de la multitud anunció que algo extraño sucedía y era el gobernador Tarek William Saab, que atravesando la muchedumbre, venía a acompañar la celebración. Desandó el caminó, trepó a la tarima, abrazó a Gillman, los músicos de la banda, y la multitud comenzó a corear, en forma espontánea, "Tarek, Tarek, Tarek", un hecho inédito.

Continuó Arkalgel con una selección de temas de su discografía, y finalmente treparon a la tarima los integrantes de "Dios Salve a la Reina": Pablo Padín (voz y piano), Francisco Calgaro (guitarra, coros, teclados), Matías Albornoz (batería y coros) y Ezequiel Tibaldo (bajo), y entonces el asombro plenó las gradas, el redondel de la plaza y las caminerías del Paseo Colón, porque no sólo esta banda sonaba como Queen, sino que hasta incluso Freddie Mercury, el célebre vocalista de la agrupación, estaba ahí montado sobre el escenario sobreviviendo a su propia muerte.

-Caramba, chamo, esto es magia, purita magia, Queen y Mercury están vivitos y coleando", alcanzó a decir un joven trajeado de cuero negro.

lunes, diciembre 04, 2006

38%AQUI - Lavando la camisita roja

Llega la hora de los reacomodos. Ganó Hugo Rafael y hasta ahora ni siquiera al loco de Pablo Medina se le ha ocurrido salir con la cantaleta del fraude. Tampoco Ledezma parece capaz de llegar a tanto.

Esta elección anula el cuento del revocatorio, despeja la duda aquella de si el 60-40 era real o un invento de Smartmatic. Y si no la aclara, al menos la anula.

Ya estamos viendo las maneras de interpretar los hechos: como una barrida descomunal y también como una muestra de que sí hay una oposición seria dispuesta a jugar en el terreno político. Como diría un gringo: “guarever”.

Ahora saldrán camisas rojas por todos lados. Mesurados conversos que hasta hace un par de días suspiraban por un golpe de Estado pero limpiaban sus culpas colaborando con la campaña de Rosales. Cooperativistas de nuevo cuño, empresarios dispuestos a tener mucha conciencia y responsabilidad social, banqueros que siempre usaron corbata colorada y pobres diablos en ascenso con ganas de bravuconear por el Este caraqueño con su calcomanía del Che en la 4x4. O pobres diablos, en verdad pobres, sin ascender, bravuconeando a su estilo con el Che estampado en una franela roja.

De todos esos ya hay montones. Pero aparecerán más.

Y poco a poco tendrán que silenciarse las colominas y las nitus. Los diarios se autocensurarán por miedo o por negocios. O por las dos cosas, que también vienen juntas. Y de los excesos pasaremos a las carencias informativas, a palabras prohibidas, a coberturas incompletas y puede que hasta algun día, terminenos por extrañar las cosas de las colominas y las nitu.

Y viviremos “felices” a la espera de quién sabe qué.

Un saludo revolucionario a los imbéciles que este domingo prefirieron no votar

TODOBICHODEUÑA – La conserje floja

Te clavan una puñalada en el piso 2. Decir “puñalada” en realidad es una licencia: aquí nadie utiliza puñal, así que lo que pasa en verdad es que te cortan con un cuchillo de cocina. O te dan a lo balurdo: con un “exacto”. Pierdes la cartera y el celular, pero a punta de querer seguir vivo bajas las escaleras, tratando de contener la herida. Y sales del edificio.

Eso es lo único que cuenta.

A ella no le interesará tu destino. Si lograste vivir o no. Lo primero que hará es seguir el rastro de sangre: ese desastre viscoso que ya se está convirtiendo en costra. Gotas aquí y allá. Un pequeño pozo pisado y revuelto cuando caíste en tu desespero. Un verdadero asco.

Ella buscará. Tratará de saber qué pasó. Porque le preocupa una cosa: ¿quién va a limpiar esta vaina?

Releo estas líneas y encuentro un error. Su primera reacción no será seguir el rastro. Más bien irá rápida y silenciosa a Planta Baja, cuidando de no pisar la sangre. ¿Irá a llamar a la policía? No.

Entra a su departamento y busca algo que siempre tiene a mano para casos de emergencia: un collarín.

Dos años deben haber pasado desde que se dio un golpe y le recetaron calmantes y collarín. Los mismos dos años en que es la única conserje en Caracas que tiene una señora que limpia por ella.

Cada vez que hay algo por hacer, alguna tarea más allá de cobrar o de avisar por intercomunicador que hoy cortan el agua, ella saca el collarín. Y asume su mueca de dolor.

Y entonces sí: con el collarín y la mueca, continuará su pesquisa. Es capaz de ir piso por piso (en ascensor, claro) contando que hay un reguero de sangre, preguntando si alguien de la casa se cortó, o si uno ha visto a algún vecino chorreando sangre por los pasillos. Hasta que encuentra a un sospechoso y regresa a Planta Baja. Saca un tobo, un haragán y un coleto. Los coloca a la vista, quizás al lado de la mancha más grande y se planta allí, chaparra y con las manitas cruzadas sobre el regazo, con su collarín y su dolor.

Pero ni se le ocurre dar un coletazo. Esta allí para contar a todo el que pase que el del piso 2 se cortó –o lo cortaron- y en lugar de taparse la herida o de ir a curarse en su apartamento, siguió hacia la calle ensuciando todo “hasta por allá”.

Suspirará, como siempre:
- Figúrese usted, ¿será que ahora yo tengo que limpiar esto?

Y si nada sucede, si no aparece un responsable rápido, llamará a la vieja de la junta de condominio, la que no trabaja. Y la vieja se preguntará, ¿a quién llamo primero? ¿a la señora que le limpia a la conserje o a la policía?

La de la junta sabe la respuesta que más conviene: alguien debe venir a mover ese coleto.

domingo, diciembre 03, 2006

BARRERATYSZKAMANIA – “La enfermedad” tiene con qué

En un día de rumores e incertidumbre decido leer “La enfermedad”, la nueva novela de Alberto Barrera Tyszka ganadora del Premio Herralde. Y pienso en lo mucho que le molestó a Belisario la ola de orgullo patrio automático que se levantó con el galardón.

Voy por la página 112 y puedo decir que se trata de un libro excelente. A Barrera lo leí antes: sus dos poemarios, “Coyote de ventanas” y “Tal vez el frío”, recuerdo que me lo revelaron como un tipo que sabe escoger palabras precisas y construir imágenes extraordinarias y próximas. Y eso, pese a que no es mucho lo que me asome a la poesía.

No soy amigo de Barrera, ni “coleguita” de letras ni nada que se le parezca. Así que puedo decir esto: su primera incursión en la novela, “También el corazón es un descuido”, en cambio fue una decepción, un intento extraviado que debió quedarse en el tintero, un crimen contra los árboles que entregaron su vida para ese papel.

Pero “La enfermedad” es otra cosa.

Sin pretender inventar nada, Barrera elige contar una historia terrible y cotidiana: un médico que enfrenta una realidad devastadora: su padre tiene un cáncer avanzado y en esos casos, como ya sabemos, no hay mucho que se pueda hacer a menos que tengas los poderes extraterrenos de José Gregorio Hernández. Y aún así: esa enfermedad siempre es una fiera esperando su momento.

El narrador construye su discurso con frases cortas, precisas, y con imágenes deslumbrantes e ideas certeras que te hacen detenerte a buscar un poco de aire. O a sonreír, si es el caso, y a sacar la conclusión de que el autor es un tipo inteligente.

Debo confesar que quizás mi juicio venga afectado por mi condición de hijo de divorciados. Y esto lo digo sin pena: cuando vi la película Kramer versus Kramer terminé soltando el moco encerrado en un baño.

Las historias de un padre y su hijo me tocan. Incluso hasta si el papá es un desquiciado como Ozzy Osbourne.

Lo notable de esta novela no es necesariamente lo que cuenta. Aquí lo que atrapa es el tono: de una manera sorprendente Barrera logra una narración emotiva que –al menos hasta lo que he leído- ni decae ni cruza la línea del sentimentalismo ni se despeña por la cursilería. Y ojalá que no se vaya por ese desbarrancadero.

Presiento que el músculo narrativo que tensó Barrera se mantendrá hasta la última página. Que la novela demostrará porqué fue que se ganó ese premio.

Aunque, claro, tampoco terminaré de leerla y saldré con mi carro a tocar la corneta por las calles de Las Mercedes. Para eso, esperaré el próximo mundial de fútbol: como ya no estará jugando Zidane, de repente y tal Brasil logra el milagro…