martes, marzo 27, 2007

COGELETRA - Vallejo le enmienda la plana a más de uno

En un par de librerías caraqueñas me topé con libro bastante atractivo en el que algunos conocidos escritores decían algo sobre París.

No Hilton, sino la ciudad.

Es uno de esos tomos de mesa, de los que pones en la sala para que la visita entienda que tienes muy buen gusto y que te interesa la literatura y que eres el colmo de la sofisticación porque como esos autores también conoces a París y siempre tienes algo que decir sobre la capital francesa y, claro, tienes tus foticos con la torre al fondo.

Por alguna razón no lo compré. Y eso que no era tan caro. Pero ahora menos lo voy a comprar. Fernando Vallejo es el culpable.

Ese viejo maricón, genial y coñoemadre salió de su madriguera en la Ciudad de México para llegar a Bogotá a putear a todos sus paisanos durante un discurso en el auditorio del Gimnasio Moderno al que asistieron como 600 personas. No sé qué tiene que ver el tal Gimnasio Moderno con la literatura, pero allí fue a escandalizar el escritor y llegó acompañado por un montón de perros callejeros.

Su discurso versaba sobre Rufino José Cuervo, un importante lingüista colombiano de finales del siglo XIX a quien Vallejo, por lo que se ve, respeta y venera como a pocos de sus paisanos.

Pero aunque el discurso era sobre la obra de este señor, Vallejo desató su ponzoña contra todo: “Colombia es lo peor de la tierra y Antioquia lo peor de Colombia”. Así comenzó su disertación en la que se refirió al presidente Uribe llamándolo “culibajito”.

Más de uno se arrechó, más de uno aplaudió.

El texto de la conferencia me llegó hace poco y sé que fue reproducido en la revista El Malpensante. Y entre las mil vainas sobre las que habló el viejo loco, estuvo el libro de París.

“Toda una colección de luminarias escribiendo textos de una paginita sobre París al lado de sus retratos. Voy a comentar sólo las primeras frases de algunos de ellos: ‘No creo que sea tan sólo por el pan y por el agua que yo quiero a Francia’ (Adolfo Bioy Casares). ¡Cómo así que ‘por el pan y por el agua que yo quiero’! Ése es un ‘que’ galicado, le falta el ‘por lo’. Debe ser, don Adolfo, con perdón: ‘No creo que sea tan sólo por el pan y por el agua por lo que yo quiero a Francia’ ¡Cómo! ¿Nunca leyó usted, con todo lo que vivió, 85 años, a don Rufino José Cuervo? ¿No le alcanzó el tiempito?

“Y oigan esta perla de entrada: ‘Pasaron ya quince años desde que dejé París’ (Alfredo Bryce Echenique) ¡Cómo así, Alfredo, que dejé París! Debe ser: ‘dejé a París’. Con la preposición ‘a’, que no cuesta y que se usa en español castizo con países y ciudades cuando son complemento directo. ¿Tampoco vos leíste a Cuervo, viviendo aquí al lado, en el Perú? ¡Claro, como te fuiste a París! Y oigan a Ricardo Piglia, otro que se fue a París: ‘La primera vez que vi París me pareció que ya la conocía’. ¡Y dele con ‘ver’ París! ¡Carajo! Es ‘ver a París’. Y oigan a Claribel Alegría, una escritora costarricense: ‘Conocí París antes de haberlo visitado’. Todas éstas son primeras frases, el aperitivo. Cómprense el libro para que disfruten del plato fuerte. Todos conocen a París pero no respetan su idioma. En cambio la primera frase de Jonuel Brigue dice: ‘Para conocer a París yo cerraba los ojos’. Así debe ser. Este sí es un señor. Te felicito Jonuel, pseudónimo de José Manuel Briceño, venezolano. Vos sos de los míos, del país de Andrés Bello. ¡Viva Venezuela!

“Y oigan cómo empieza Vargas Llosa: ‘Dudo que, antes o después, me haya exaltado tanto alguna noticia como aquélla’. ¡Cómo que ‘dudo qué’! ¡Dudo de que! ¡Le falta el ‘de’! Eso que cometiste tú, Vargas, es el ‘queísmo’, una falta tan fea como su contrario, el ‘dequeísmo’. Decir ‘que’ cuando es ‘de que’, y decir ‘de que’ cuando es ‘que’ es como no tener madre o mentarle la madre a la abuela (…) Y oigan cómo empieza Mutis: ‘Entre las ceremonias con las que pago mi tributo a la nostalgia cada vez que llego a París’, etc. ¡Cómo que ‘con las que pago’! Ese ‘las’ sobra. Debe ser: ‘Entre las ceremonias con que pago mi tributo’… ¿No te enseñaron aquí las monjas a respetar el idioma? (…) ¡Carajo esta lengua se murió! Hispanica lingua: ite misa est. ¡Qué bueno Rufino José, que también te moriste vos! Muy a tiempo. El capitán que se hunda con su barco”.

Por último una mención a Uribe que podría aplicarse por aquí: “Y hablando, hablando, hablando. Que mate, que robe, que atraque pero por Dios, que no hable. Que se calle. Que aprenda de los gobernantes chinos: ¿Cuándo han oído ustedes hablar a Lin Piao?”.

lunes, marzo 26, 2007

SOCIALISTANDO – El perreo: la bella y el bestia


Gustavo Arraíz, ese joven que según dicen hizo un negocito con Cadivi y ese buen hombre temeroso de Dios que se apellida Hernández Behrens, pasó a mi lista de personajes favoritos desde la noche aquella en la que pude asistir a una de las tres fiestas que hizo para lanzar el Aeromall.

Como deben saber muchos, el Aeromall será el centro comercial más grande de Latinoamérica. Eso, el día en que le dejen levantar su monstruo. O el día que Arraíz salga de la cana.

En la fiesta esa a la que fui, luego de campanearme unos whiskys, hablar pendejeras con algunos especímenes de la revolución más interesados en la moda, las franquicias y en los precios del metro cuadrado que en la construcción del socialismo del siglo XXI, tuve una de las más esplendorosas y enternecedoras visiones que jamás haya tenido.

La fiesta revolucionaria contó con desfiles en las que hembras soberbias de pechos desafiantes mostraban las últimas creaciones para la playa de la “diseñadora” –el entrecomillado no es inocente- endógena Gabriela Chacón y de algunas otras marcas que se esmeran en el noble arte de la pantaleta y el sostén.

Permítaseme una idea al margen: el sostén, esa prenda que alguna vez fuera tan útil, ya está resultando accesoria en estos tiempos en que la plástica obra prodigios que se mantendrán erguidos mientras todo se arruga y se derrumba a su alrededor…

Regresemos. La visión que tuve no fue esa. Hubo algo más. Pasada la medianoche arrancó el show del reguetonero Don Omar, la estrella invitada –luego me enteré que el joven Arraíz se gastó más de 2 millones de dólares en las rumbitas esas-. A punto de irme luego de una breve sesión de ruido, la vi: Norelys Rodríguez.

Norelys, un mujerón, una cosa hermosa, con carne, alta, bella, mucho mejor en persona que en fotos, meneándose –aaah, ese pantalón blanco forrando la piel- a ritmo de reguetón.

Para que estemos claros: Norelys Rodríguez haciendo perreo de sombra porque no había nadie que se acercara a acoplarse en ese baile. No tuvo, no hubo quien se atreviera a intentar frotarse contra todo aquello. Y estuvo bien: era ella sola. Perreo de sombras nada más. Norelys, qué bien perreas.

Sólo por eso le estaré eternamente agradecido a Gustavo. Por eso y porque no reservé local en Aeromall…

Ahora Gustavito está encanao: le acusan de cepillarle 27 millones de dólares a Cadivi. El muchacho estafó, huyó y lo pescaron: el largo brazo de la ley lo encontró en Panamá. ¿Porqué dejaste el pelero mi pana? Gustavo, hermanazo, desde aquí te apoyamos.

Y no sólo desde aquí. En la otra acera política, en el centro mismo de la reflexión y la propaganda, ese tótem del comunismo, ese humanista y justiciero que es Guillermo García Ponce en un buen día reciente utilizó la fuerza y el poder de su diario VEA –heraldo del hombre nuevo- para defender al pana Gustavito. En una breve nota pero con gran titular en la contratapa, alguna pluma anónima de ese medio revolucionario tan rojo que no dejan hacer un sindicato de empleados, nos trajo la voz de Arraíz aclarando que él pagó esos dólares, que no fue él, que fue otro quien estafó a la Nación y le llamaron así:

“empresario de la revolución”

Hasta bonito suena, ¿no? Hay perreos y perradas.
Me quedo con el de Norelys, sobra decirlo.

miércoles, marzo 14, 2007

QUEALGOQUEDA - Esto no es un plátano, es Caracas: y mancha

Cuando José Vicente Rangel terminó de ver Secuestro Express su declaración en calidad de alto jerarca de la nomenclatura fue: “Esa es una película miserable”. Le molestaba al hombre de la máscara que allí quedara retratada Caracas en algunos de sus ángulos más repulsivos, los policías como lo mierda que pueden ser y supongo que no le gustó mucho la escenita con el uniformado dándose duro con otro amiguito.

Lina Ron, siempre dispuesta a defender nuestros más sagrados valores nacionales, hasta la emprendió contra el director esgrimiendo su condición de judío como explicación de porqué hizo lo que hizo y como justificación para acosarle –bueno, en realidad le dijo dos o tres vainas- hasta hacerle salir huyendo del país por un tiempo, aterrado ante el thriller de toparse frente a Lina, la de la voz de trueno, y sus ángeles del infierno cabalgando esas portentosas criaturas de dos ruedas que la revolución provee a sus fieles más cartelúos.

Cuando Jesús Ernesto Parra y Leo Felipe Campos terminaron de leer el reportaje –aunque ellos dicen que no merece el calificativo- “La capital del miedo”, publicado por Cynthia Rodríguez en la revista Gatopardo seguramente pensaron. “Este es un texto miserable”. Y quizás como Lina, también quisieron hacer sentir el tronar de sus voces.

Pero Jesús Ernesto y Leo ni son del gobierno, ni tienen un programa con tanto rating como el de Lina, la de la voz de trueno. Estos dos muchachos son editores –o algo por el estilo- de la revista Plátanoverde.

Así que a cuatro manos redactaron una carta y se la enviaron a Gatopardo. Y mira tú, quizás hicieron realidad parte de su sueño de escribir algo para esa revista. Algo, hay que advertir, que no sé cómo se asume en el gremio de los periodistas pero que en cualquier otro gremio tomarían como una gran echada de paja, casi como una declaración de guerra, o como un berrinche pajúo. No sé, digo yo.

Se quejan ellos de que el texto ese es un compilado de lugares comunes, “cifras rojas y lamentos personales de una joven periodista de Caracas que opina, subraya y pontifica sobre dichos pasajes como lectura única de una ciudad (…) aún más diversa, autocrítica, amable y humana”. Hago pausa aquí porque hay algo que no me queda claro: ¿Caracas es autocrítica?

Sigamos, porque los muchachos le dan duro: “Nos preguntamos, si no sería justo con los lectores acotar que el referido texto no es más que unos apuntes particulares de una habitante de Caracas, y no la definición de una metrópoli con aristas oscuras, sin duda, pero necesitada de un relato más objetivo, más completo y tan diverso como su realidad misma”.

Uff.

Cuando leí ese reportaje lo encontré extraño y casi ajeno al tipo de contenidos que ofrece Gatopardo. Y tengo algunas reservas pero que apuntan a otras cosas: a algo parecido a alguna carencia de sustentación con argumentos sólidos de una que otra idea. Pero hasta ahí.

A los chicos del plátano parece que les molesta lo mismo que a Rangel ante la película: que la ciudad queda como la mierda que puede ser. Ellos quieren una visión más “completa”, algo así como un texto que diga: “bueno sí, tenemos el choro que jode y los motorizados hacen lo que les sale del forro; pero miren: también tenemos unos mall del carajo, unos lugares de rumba súper cool, tres o cuatro librerías depinga, el Avila que es una tripa, las arepas que son lo más, tenemos la playita a pata ‘e trocha y hay burda de mamis ricas con tetotas y todo”.

Caracas, el secreto mejor guardado del Caribe…

Cuando vi por primera vez la revista Plátanoverde, me parece que estos muchachos no estaban allí. No estoy muy seguro, así que perdonen si me equivoco. En todo caso, cuando la agarré no supe bien por dónde se debía leer aquello que más bien parecía una sucesión de tripeos de diseñadores con ganas de ser artistas. Y lo mismo me pasó con los siguientes números hasta que sencillamente dejé de buscarla porque entendí que esa publicación no estaba hecha para tipos como yo que quieren páginas con letricas e historias.

Y, atención, no estoy siendo peyorativo con esto: simplemente no iba conmigo y punto. Eso no desmerece la línea que eligieron.

Ahora, tiempo después, al leer la cartica en Gatopardo fui y compré la última Plátanoverde, una en que tratan el tema del sexo y la pornografía. Según veo, la estrategia de invitar a editores un poco mayores y con fogueo en el periodismo ha rendido sus frutos: ya hay cosas que leer, pero la mayoría son “textos”, no me atrevo a calificar a más de uno o dos de “reportajes”.

Y, atención, ese comentario tampoco intenta ser peyorativo: no todas las revistas tienen que ser de reportajes, los “textos”, cuando están bien hechos y bien escritos, son tan válidos como cualquier otro formato.

A lo que iba: los furibundos Parra y Campos deberían saber que los reportajes también tienen el derecho de enfocarse en aspectos muy precisos y determinados de temas o realidades más amplias y complejas. Y en este caso, con todo y sus fallas, el planteamiento de Caracas como una ciudad del terror es inobjetable y pertinente.

Solamente este fin de semana que pasó asesinaron en esta mierda a 55 personas. Y esa vaina pasa casi todos los fines de semana. ¿O no es así muchachones? ¿Esta no es acaso una ciudad donde hay montones de carajitos que te roban y te matan por puro placer, donde todos corremos el riesgo de un secuestro express, donde muchos policías son tan o más criminales que los de la calle, donde tienes que ponerle tres sistemas de seguridad al carro, donde si tienes una camioneta eres casi un dead man driving, donde te dan un tiro durante un atraco y te dicen “tuviste suerte” si no te dejan cagando en una bolsita?

Coño, ¿ésta es o no es una capital del miedo?

Sí, es cierto que hay mucho más. Y es cierto que por aquí todos nos las damos de chéveres y tal. Y que las mujeres están bien buenas y el Avila es una tripa. Pero el reportaje no intenta contener ni reflejar la totalidad de la urbe, ni pretende "definirla" y, además, Gatopardo no es la revista de la corporación de turismo de Caracas y el tema de la violencia y la inseguridad le puede quitar lo “amable” y lo “diverso” a cualquier caraqueño y a cualquier otra visión que se tenga de Caracas.

Así que dejen la sensibilidad “rangeliana”, porque resulta que así son las cosas aquí. Aunque eso duela. Y aunque de vergüenza que en otros países lean semejantes vainas de tu ciudad.

martes, marzo 13, 2007

SOCIALISTANDO – El Ché nuestro

La primera vez que vi a ese carajo fue en algún periódico. No tengo ninguna vinculación con el 23 de Enero, esa parroquia que ya debe estar en la mira para otro cambio de nombre: 4 de Febrero, seguramente, para conmemorar el día que Huguito se chorreó los pantalones esperando en el Museo Militar que otros pendejos hicieran la tarea que él no supo hacer.

Me refiero al tal “Ché del 23”.

Un día tuve el honor de verlo en directo: el tipo iba en una moto por la carretera vieja de La Guaira, subiendo, mientras yo iba a uno de esos lugares a los que uno siempre quiere volver: al aeropuerto.

Y la verdad es que es igualito a Ernesto Guevara. Igualito que te cagas.

En estos días se me cruzó en el camino otra vez: la barba, la ropa de camuflaje, la boina, la mirada de benefactor-matón. Y volví a pensar en lo mismo: ¿qué clase de basura tiene este caballero en la cabeza?

No dejo de preguntarme qué pasará por su cerebro en las mañanas cuando se mira al espejo, mientras se lava los dientes y lo que ve es al Ché siguiendo el ritmo que le enseñó el payaso aquel de Colgate: los dientes de arriba se cepillan hacia abajo, los dientes de abajo…

Es que este señor es una especie de travestido a tiempo completo. Supongo que se sentirá como esos personajes de películas de acción en las impepinables escenas en las que se van apertrechando para ir al combate, tipo Rambo, calzándose las botas, el cuchillo, las granadas, las correas de balas… algo así. Sólo que este fulano se esmerará en colocarse bien el uniforme –debe tener una colección, así como Chávez la tiene de trajes italianos-, ajustarse la boina, acicalarse la barba hasta dejarla siempre como la del hombre que le inspira a vivir esa fantasía, esa condición vicaria de la existencia.

O mejor dicho: de su no-existencia. Porque él no existe como individuo: su misión en este mundo, la que eligió, es travestirse, vender la estafa de su apariencia, ser un póster ambulante de una figura que vista al detalle termina por ser repulsiva más allá del empeño de la mercadotecnia de la izquierda que bien supo venderlo como un héroe romántico, justiciero, soñador, quijotesco… Un loco de mierda, en fin, que se echó al pico a un montón de gente y que terminó muriendo como un rabipelao en un país ajeno a donde fue sin que nadie lo llamara ofreciendo promesas que nunca iba a poder cumplir.

Y muriendo, además, abandonado por esa otra plasta llamada Fidel que no podía aceptar a otro nublándole su estrella.

Entonces este ciudadano del 23 se desplaza por el mundo como un transformista: se pone sus postizos de Ché y anda como buscando un parque temático en el que pueda encajar su caracterización. Ah, esa sería una gran idea: hacerle un parque en el que se recree la vida, obra y tragedia del argentino. Eso, al menos, le daría más sentido a sus días.

Se me ocurre otra: que el generoso Farruco apruebe unos cuantos millardos para que Román Chalbaud se lance con un largometraje épico. Eso también le daría sentido.

Aunque sospecho que la pinta de Ché de nuestro Ché quizás le sirve, desde hace tiempo, para cepillarse a más de una camaradita obnubilada por la fantasía de refocilarse con esta reencarnación del guerrillero heroico. Seguro que sí.

jueves, marzo 08, 2007

YONOFUI - Una progresión violenta que acabó en vergüenza

(Aunque se quejen algunos y algunas: esta es otra de fútbol. De la golpiza que se armó en el partido Inter-Valencia y el cobarde David Navarro que fue, pegó y salió corriendo. Una verdadera coñaza de mala madre...)



JUAN MORENILLA - Valencia - 08/03/2007 El País

El final del encuentro entre el Valencia y el Inter desató toda la violencia contenida durante la eliminatoria. Ya venía de San Siro y fue alimentada por los dos equipos, que hablaron de "venganza" en los días previos. Los futbolistas, claro, jugaron con el cuchillo entre los dientes toda la noche. Ibrahimovic se lió a tortas con Albiol, Crespo se las tuvo con su compatriota Ayala, Angulo le soltó un codazo a Stankovic, Baraja chocó con Dacourt, y Burdisso y Marchena se enzarzaron una y otra vez en su lucha en el centro del campo. La tensión fue in crescendo por minutos. Hasta que el defensa argentino del Inter explotó cuando vio a Marchena, Hugo Viana y Joaquín pasándose cómodamente el balón con el partido casi acabado. Su equipo, el poderoso e invicto Inter, había sido eliminado en octavos de final de la Champions cuando en juego estaba su orgullo europeo y la demostración de que su brutal dominio en el calcio no es fruto de la devaluación del torneo.

Burdisso se encaró al sonriente Marchena cuando el árbitro pitó el final. Según el Inter, Burdisso sufrió "continuas provaciones verbales" durante el partido. "Vino a pegarme, le dio un ataque de no saber perder", se defendió el medio valencianista.

El liviano Joaquín se coló entre ambos para evitar la agresión. Al poco acudieron Hugo Viana y Córdoba. La refriega fue subiendo de tono, mientras Marchena intentaba alejarse para "calmar los ánimos". Miguel rodeó con sus brazos a Ibrahimovic, que también buscaba con los dientes apretados a Marchena. La tangana era ya imparable, y los empleados de uno y otro conjunto habían saltado del banquillo para mediar en la refriega. "Pero nosotros no empezamos", aseguró el delantero Villa.

Surgido como un rayo del banquillo, David Navarro apareció entonces para tomarse la venganza por su cuenta y atizó un puñetazo en la nariz a Burdisso que le provocó una hemorragia nasal y le dejó tendido sobre el césped durante varios minutos. El argentino recibió el impacto casi de espaldas, y mientras era sujetado por varios compañeros, como Córdoba y Cruz. Los mismos que le soltaron para perseguir a continuación como locos por el césped a Navarro, que se marchó corriendo a los vestuarios con una inexplicable sonrisa en la cara. Antes recibió una patada voladora de Maicon, un golpe que le provocó un hematoma y que ayer le impidió entrenarse.

De camino al vestuario, Samuel arremetió por la espalda a Villa. La seguridad privada del Valencia y los agentes de policía taponaron la entrada al vestuario local ante el desesperado intento de los interistas por acceder a su interior. El portero Toldo avanzó unos metros, pero fue detenido casi en la puerta por los agentes. Cambiasso, Figo y el entrenador, Roberto Mancini, también chocaron contra la barrera de policías. Y el segundo entrenador del Inter, Sinisha Mihajlovic, se encaró con el preparador físico del Valencia, Paco de Miguel, al que tiró al suelo de un empujón al intentar evitar que accediera al vestuario. "Navarro se ha vuelto loco de repente", comentó Mancini.

"No soy un ejemplo a seguir. Lo que hice es una falta de respeto para todo el mundo del fútbol", admitió ayer Navarro, que no ha querido ver las imágenes de su agresión por televisión. "Nunca me había pasado algo así, porque no soy una persona violenta. Los jugadores jóvenes tienen que jugar limpio, por eso es un día muy triste para mí y ojalá pudiera borrarlo", añadió Navarro, acompañado ayer por su padre en la ciudad deportiva del Valencia. "Durante todo el partido hubo mucha tensión y en los últimos diez minutos estuve muy nervioso. Los nervios se apoderaron de mí. Mi padre también está muy mal, ayer estuve hablando mucho con él en casa. Nos emocionamos los dos y se nos cayeron las lágrimas, porque desde que me ve jugar nunca me había pasado esto", apuntó el valencianista, listo para el castigo de la UEFA: "Estoy preparado para todo".

El Inter fue recibido con un mosaico en el estadio en que podía leerse la palabra Vendetta (venganza), en referencia a las últimas eliminaciones del Valencia por su parte, "una pancarta contraria a todas las reglas del fair play", según lamentó el Inter en un comunicado oficial.

Durante el encuentro, la policía detuvo a un seguidor valencianista que lanzó varios objetos a uno de los árbitros asistentes, y que fue señalado por otros seguidores ante las fuerzas de seguridad. Los jugadores interistas fueron increpados por varios aficionados tras el entrenamiento del lunes en Mestalla y el ex madridista Samuel recibió cerca de él la explosión de un petardo cuando dejó el estadio tras el partido. El defensa respondió con insultos a los seguidores valencianistas. El autobús del Inter recibió también el impacto de varios objetos, pero abandonó Mestalla sin más percances. El Inter, no obstante, acusó al Valencia de "los límites organizativos de su seguridad" por los incidentes.

miércoles, marzo 07, 2007

TODOBICHODEUÑA – La multi-ex

Deberías saber que anda por ahí, que tarde o temprano ella te va a encontrar. Porque es así: tú crees que la encuentras, pero es sólo eso: que tú creas.

Un día ves pasar a esa mujer por la calle. O de pronto aparece enmarcada en el retrovisor. Y te quedas mirándola, pero es una imagen fugaz, es una visión tan rápida –porque se mueve, porque la cola avanza- que apenas percibes la sensación de familiaridad. Pero hasta ahí.

Otro día la tienes justo al frente. En esa fiesta. O ella acompañando a un amigo común. Le das la mano y mucho gusto y todo eso y de inmediato te parece que ya la conocías. No necesariamente atinas a pensar que fue esa vez en el retrovisor porque seguramente ya olvidaste la escena. De pronto hasta consideras cierto eso que llaman “deja-vu”. Ese cliché.

Compartes unos minutos con ella. No es que quieras levantártela. Al menos no es tu prioridad porque no andas de cacería. Tampoco es que te parezca que esté muy buena, aunque quizás sí lo esté. O no. Ese no es el punto. Lo que sí es incuestionable es que es atractiva, que hay algo que te impide quitarle los ojos de encima. Y no es que estés husmeando en su escote. O no necesariamente.

Te das cuenta de que se te parece a alguien. Esa manera de sonreír…
Te das cuenta que además te recuerda a otra persona. La forma de ese rostro…
Y a otra. Esa manera de contar historias…
Y a otra más. Ese gesto al arreglarse el cabello…

¿Qué carajos es esto?

Cuando ella se ha ido puedes –al fin- pensar mejor: esta se parece a una ex que tuviste en el colegio, a otra que fue un bochinche vacacional, a aquella de la universidad y a la morena esa que era amiga de tu prima y a quien hace poco viste -con unas tetas que no le conocías- en una revistica de esas de rumbas y cervezas.

Pero la cosa es inquietante: no es que ella concentre lo mejor de esas otras. No es que te guste como si fuera un jugo de frutas combinadas: una vaina que sabe a naranja, pero también a mango y a manzana. O al menos no necesariamente y eso hasta hay que agradecerlo.

Simplemente te recuerda a ese montón de mujeres. Tiene cosas de cada una. Has topado, finalmente, con la multi-ex: un ser extraño que puede ser peligroso o no, que puede gustarte o no, que puede depararte una experiencia agradable o no. Una criatura singular a la que no le hallarás explicación lógica, una especie de mutación, el chiste de un manipulador genético...

Lo único que sí es seguro es que te dejará pensando en ella durante un buen tiempo.

Todos tenemos una multi-ex a punto de aparecer. ¿Estás preparado?