martes, mayo 29, 2007

SOCIALISTANDO – Villegas sana y salva

Tuve suerte y el zapping me llevó hasta Ernesto Villegas esta mañana. Justo cuando ya estaba listo para sumarme a alguna manifestación del día de hoy, justo cuando ya tenía mi franela con la cara de Popy y mi morral de piedras preparado, escuché las sabias palabras de este premio nacional de periodismo.

Apenas me estaba reponiendo de la experiencia de ver a Franklin Virgüez en Globovisión, arrodillado y con su voz de telenovela, pidiéndole a Chávez que le restituya la señal del 2 a Rctv. Apenas, digo, me reponía de esa emoción, cuando me topo con el performance de Villegas y ahora pienso que Villegas lo hizo mejor que el actor profesional.

Ernesto, con su chaquetón de cuero abotonado hasta el cogote, se excusa: anuncia con seriedad que va a permitirse unos minutos para opinar, algo que nunca hace pero que el momento lo reclama. Así que la cámara cierra la toma como para crear un efecto de intimidad, de cercanía. Coño, es tu pana Ernesto, escúchalo, te va a decir algo importante.

Y Ernesto me hizo ver la luz: estamos bajo el influjo perverso de una campaña que nos tiene sensibilizados, con la piel de gallina casi, con el corazoncito hachiendoachí, y totalmente subyugados por la cursilería de la puta cancioncita de Rctv y el llantén de las mamis que se quedaron sin canal.

Ernesto quiere que sepamos que todo esto es una vil manipulación de los poderosos. Quiere que entiendas que tu arrechera por la pérdida de Rctv en realidad no es tu rabia, sino una que te están inculcando para que la vayas macerando hasta que llegue el momento del golpe, del saboteo, de lo que venga.

Villegas sabe que te están utilizando, Villegas quiere que despiertes, que comprendas que eres un autómata que te dejas llevar por las maquinaciones y caminas hacia donde apunte el mostacho de Granier.

Villegas está preocupadísimo por los mensajitos vía celular. Eso también es parte de la conspiración. Ahora que lo pienso, seguro que el primer mensajito de esos salió del Blackberry de Miguel Angel… ¿O sería del celular de Camila Canabal?

De dónde salió es lo de menos. Lo que debemos tener claro, entonces, es la advertencia de Villegas: tú no sientes rabia, tú no sientes tristeza, no sientes arrechera, no sientes ira. Todo es manipulación. La verdad está en VTV, no te equivoques. Aquí lo que pasó es que un millonario perdió su facultad para seguir explotando un recurso natural administrado por el Estado y listo.

Ya le voy a decir a mis tías golpistas que dejen de mandarme mensajitos convocando a marchas y trancones. Y ahora mismo guardo otra vez el caucho de repuesto que tenía para quemar esta noche frente a la panadería.

Gracias Ernesto, ojalá que los estudiantes escuchen tus sabias palabras, aunque se parezcan un pelín a las de William Lara. La verdad está en ti.

viernes, mayo 25, 2007

SOCIALISTANDO – Estos revolucionarios se rayaron

Los revolucionarios andan en Toyota. Se acomodan los pañuelos a la cara, en tricolor y con la imagen del Che justo antes de bajarse de las 4x4 con las armas en la mano: potes de spray que disparan consignas que sólo se entienden analizándolas con carbono 14 y pintan y pintan sus firmas una y otra vez para que no quede duda que ellos son los arrechos: Coletivo Alexis Vive, Coordinadora Simón Bolívar.

Esta vez no invitaron a los campesinos del Ezequiel Zamora porque, ya ve usted camarada, se trataba de una riesgosa misión urbana: rodar hasta la Alta Florida, saltar de la camioneta, pintar, gritar y hacerse fotos con los celulares.

Hace apenas unos minutos hicieron patria: dejaron su reguero de firmas, su “tagueo” –al estilo hiphopero- en la fachada de Globovisión y de algunas casas vecinas. Se llevaron a dos o tres carajitos a quienes les pusieron sus capuchitas, se llevaron una motico de la Alcaldía Mayor (Barreto después se hizo el pendejo al declarar) y completaron con éxito su misión. Un gran logro político, sin duda.

Pero además volvieron a mostrar la cara de un gordito que en 48 horas hizo su camino a la fama. El mismo que palabreó a lo neo-jurásico que él no creía en la propiedad privada porque él y que es marxista-leninista y bolivariano.

Coño, ¿se habrá enterado este gordito de qué fue lo que pasó con la práctica del marxismo leninismo? ¿Alguien le habrá contado que Bolívar era un blanquito mantuano muy bien educado, con mucha plata y muchas propiedades de quien Marx dijo que era algo así como una mierdita ahí?

Lo que sí le deben haber dicho ya es que no pasó media hora de su acción comando cuando ya el camarada William Lara le estaba llamando extremista y equivocado en su canal, el VTV. Y por si fuera poco, dijo –te dijo gordito- que le estabas haciendo el juego a la derecha.

Juan Barreto también le echó palo a esa piñata. Al menos de la boca para afuera. Y se preguntó “qué intereses bastardos” estarían detrás de esta acción a la que además tildó de vandálica.

Y en este mismo momento en el que escribo, el Mario Silva desde la Hojilla está diciendo que al Alexis Vive lo están manipulando los enemigos del gobierno.

¡Coooooño! Esa derecha sí que se puso las pilas.

jueves, mayo 24, 2007

TEVEOMAL - El merengue de Venevisión


Guillermo Guzmán de la Flor. No es un diseñador de joyas, es el nombre del personaje que hace José Luis Rodríguez en la nueva telenovela que Venevisión acaba de estrenar en República Dominicana.

Mientras aquí muchas y muchos, ciudadanos y ciudadanas, cachifas y cachifos, se quedarán con las ganas de saber cómo terminan las novelas de Rctv; el magnate Gustavo Cisneros empieza a enseñar el camino: hay que irse pa’l carajo.

Dice Venevisión Internacional que se gastaron 4 millones de dólares en la realización de Trópico, la culebra con la que don Cisneros le hace honores a su ¿segunda? ¿tercera? ¿primera? patria ahora que aquí en Venezuela, con todo y el pacto y la cabronería de Carter, se está poniendo jodida la cosa para invertir, mientras que en Santo Domingo le reciben con las piernas abiertas.

Es simple: en Caracas seguimos con el cartón piedra y las tetas infladas para las novelas pero en Dominicana le ponemos seriedad al asunto porque cuando el loco se termine de desatar ya la fábrica de novelas merengueras tiene que estar facturando.

Trópico, que tiene que ver con una finca de tabacos, playas dominicanas, La Romana y algo de la vida lujosa que se da don Oswaldo por allá, es producida por un tipo llamado Luís Llosa quien, se supone, es un “afamado director de cine y televisión, que entre otras producciones ha participado en ese rol en El Especialista, con Silvester Stalone y Anacona, con Jon Voight y Jennifer López”.

Lo que no logro entender es cómo es que si hacen toda esta superproducción, se raspan esos 4 millones de verdolagas y contratan a este “afamado”, no hubo nadie que se diera cuenta de la arepota del Puma en la foto promocional… no se ofendan merengueros, pero hay vainas que no se venden en botica…

JARTERAPOP – Quién nos salva del neo-folclor

Entre las tantas cosas que algún día la patria reclamará al prócer de los calzones rojos tiene que estar –atención futuro- ese frankenstein sonoro al que convenientemente decidieron llamar “neo-folclor”.

Hay vainas indignas y esa.

No es cuestión de ser purista. Esa es una enfermedad que nada bueno acarrea.

Experimentos con la música venezolana ha habido desde mucho antes que a los carajitos de hoy les parezca muy cool meterle una guitarra distorsionada o un pum-pum discotequero y medio mariconzongo al Alcaraván o al becerrito de Lilia Vera.

Pero es que lo que encontramos hoy, salvo las honrosas excepciones de siempre, es puro ramplón y sucio oportunismo. El gobierno obligó a meter producción nacional a lo arrecho y las banditas de escaso talento y mucho deber de estudiar encontraron la forma de colarse en la radio y de que los escucharan otras personas además de sus sufridas familias y vecinos.

- Fino pana, búscate unos discos de tu viejo y vemos.
- ¿No sabes si Simón Díaz tiene más canciones o todas ya las remezclaron?
- Chamoooo, ¿y si hacemos una del panita este que se caía a curda, el que siempre tenía una franelita de rayas?
- Pana, ¿tú sabes tocar cuatro?

Así nacieron esos bodrios que nos asaltan a diario desde las emisoras, así los grupitos que tendrían que haber hecho mejor los deberes llegaron a la radio, encontraron un camino fácil para fantasear con la fama y colearse en algún cartel.

Así también las estaciones radiales encontraron la forma de cumplir con las cuotas exigidas con un mínimo de alteraciones a sus estilos. Y así, como dirían en Maracaibo, se depravaron pa’r coño y ahora cualquier cosa les sirve como neo-folclor. La Mega sabe de qué se trata. Si usted tiene, por ejemplo, a Huáscar tocándole la flauta, no importa que lo que esté haciendo sea un son cubano o una guaracha: esa vaina es neo-folclor y bástese con que Huáscar esté ahí.

Si el tipo está haciendo un psicodelictribaltranceparampampán pero hay un sonidito como de maracas o algún golpecito como de culo ‘e puya, ¡listo! ¿pa´qué más? Ese es tremendo neo-folclor. Y ni hablar si le metes la voz de Gualberto. Ahí sí es verdad que vas directo a la rotación y puede que hasta te lleven a tocar en La Estancia.

Entre la habladora de paja, las cuñas del “gobierno bolivariano”, el neo-folclor y la entrevistadera a Cecilia Sosa y a Carlos Blanco para “analizar” cualquier vaina, cada día quiero más a mi iPod.

viernes, mayo 18, 2007

YONOFUI - Los desmanes del narcisista

Álex Rovira 11/05/2007
El País Semanal


Es una enfermedad psicológica individual y cultural cuyas víctimas, más que los propios afectados, son las personas que se relacionan con ellos. Según el mito, Narciso era un bellísimo y vanidoso joven de quien se enamoró la ninfa Eco, a la cual despreció. El dolor por este gesto fue tal que a Eco se le rompió el corazón y murió. Por haberla tratado con tanta crueldad, Némesis, la diosa de la justa revancha, castigó a Narciso haciendo que se enamorase de su propia imagen. Un día, al hallarse inclinado sobre las aguas de un lago, vio su imagen reflejada y se enamoró apasionadamente de su propio reflejo. Embelesado en la contemplación de su propia imagen, al intentar acariciarla, cayó al agua y murió ahogado, convirtiéndose entonces en una flor, el narciso.

En lo individual, el narcisismo es un trastorno de la personalidad caracterizado por una dedicación desmesurada a la imagen que la persona crea de sí misma. Al narcisista le preocupa su apariencia y lo que de ella se deriva: ser el más admirado, poderoso o deseado; ser el centro de atención. Tiende a ser seductor y manipulador, con el objetivo de ocupar ese ansiado lugar donde él se sabe protagonista. Se muestra soberbio, arrogante, vanidoso, engreído, cínico y desdeñoso. Su enorme ego le lleva a ser egoísta: compláceme y admírame es su lema. Actúa con frialdad y se centra en sus propios intereses. Ensimismado e incapaz de amar, vive preso en la jaula de sus sentimientos de grandiosidad, que le aíslan de la relación auténtica, íntima y humana. Carece de la empatía necesaria para sentir con los demás, para compartir el dolor y el sufrimiento de otros seres humanos.

Además, tal y como muestra el mito, el sujeto narcisista sólo admite un reflejo positivo procedente del exterior.

La opinión discrepante, la crítica o la llamada a que asuma su responsabilidad ante la crisis generada por su acción insensata no la acepta, y puede provocar represalias: desde la exclusión hasta la violencia física hacia aquel que lo confronta.

El narcisista se siente infalible y perfecto; él jamás se equivoca. Si al narcisismo le añadimos además una buena dosis de paranoia (lo cual es habitual), el delirio resultante puede dar lugar a la creación de las más aberrantes conspiraciones para inculpar a otros y ganar tiempo en la escapada de sus desmanes. Frente al discurso con el que se siente herido, el narcisista cierra filas, utiliza la mentira y el insulto en lugar del diálogo, o, lo que es peor, promueve la cruzada contra aquel que cuestiona sus criterios.

En el narcisista, las fantasías de grandeza y ambición desmedida conviven con profundos (y a menudo inconscientes) sentimientos de inferioridad y, en consecuencia, de una excesiva dependencia de la admiración y aclamación externa. Y es que para el narciso el otro no existe como ser humano, sino que es un objeto que está allí para complacerle, amoldarse a sus deseos y, cómo no, darle siempre un reflejo positivo.

La prepotencia y la arrogancia, síntomas de la personalidad narcisista, unidas a una apariencia de gran seguridad e invulnerabilidad, han generado a lo largo de la historia sujetos que en el ejercicio del poder han demolido su entorno discrepante desde la tiranía y el despotismo.

Hitler, Stalin, Franco, Mussolini, Pinochet, Videla, Pol Pot, Mao Zedong, Karadzic, entre otros, algunos de los cuales están pendientes aún de ser juzgados por la historia. En sus delirios, ellos eran la verdad, los elegidos, poseedores de una supremacía moral o biológica que justificó guerras y atrocidades de todo tipo, y que fue amparada por otros sujetos que se dejaron contagiar gustosamente por la enfermedad y sus beneficios. Y es que, absorto en su idea de grandiosidad, el narcisista desconoce la compasión, la justicia, el bien común y la responsabilidad, aunque cínicamente y para su conveniencia haga de ellos su estandarte.

También se puede habla de organizaciones o incluso de sociedades narcisistas. Un gobernante que desatiende las demandas de la práctica totalidad de su población o que sacrifica su medio natural para obtener dinero son ejemplos del narcisista que carece de la sensibilidad suficiente para atender las necesidades humanas. Tal y como describía el experto en esta enfermedad Alexander Lowen, "cuando la riqueza material está por encima de la humana, la notoriedad despierta más admiración que la dignidad y el éxito es más importante que el respeto a uno mismo, entonces la propia cultura está sobrevalorando la imagen y hay que considerarla como narcisista".

En definitiva, el narcisismo es una enfermedad psicológica de la que podemos ser víctimas indirectas y muy sufridas en lo individual y en lo colectivo. Frente a ella cabe la vacuna de la prevención, que nace de la información sobre el proceder del narcisista para evitar ser arrastrados por los fantasmas que nacen de su delirio, manipulación y ambición. A los narcisistas siempre les queda la opción de hacer un profundo examen de conciencia o ponerse en manos de un buen psicoterapeuta; pero obviamente, y por desgracia, eso es harto difícil.

Leer para reconocer
El libro 'El narcisismo. Una enfermedad de nuestra época', escrito por Alexander Lowen, nos ofrece una aproximación completa, amplia y sumamente ilustrativa de esta enfermedad. También 'La autoestima. Nuestra fuerza secreta', del doctor Luis Rojas Marcos, aporta una visión amena, lúcida y rigurosa no sólo sobre esta enfermedad, sino sobre las dimensiones sanas y necesarias de la autoestima.

Álex Rovira es profesor de Esade, conferenciante y escritor.

miércoles, mayo 16, 2007

ALMANAQUEGOLOSO – Elogio del chancho

Muchacho tonto al fin, en aquellos años despreciaba sin más a tan noble animal. Me recuerdo abriendo un sándwich, con algo de asco, para extraer la mortadela y hacerle una cirugía paciente y rigurosa que consistía en extirparle esos trocitos de grasa blanquecinos que hoy –ya viejo y calvo- mastico con deleite y mostaza.

Vainas de uno, mañoso y descerebrado, en tiempos en que era capaz de hacerle ascos también a una cazuela de mariscos, a un plato frío con ostras y hasta al pulpo a la gallega por la insólita razón de que todo eso se veía tan, pero tan feo ahí servido que era imposible que semejantes bichos del mar pudieran ser agradables al paladar.

No entendía, no podía concebir echarle diente al cochino.

Para empezar, en algún momento de la infancia conocí casas de pueblo en las que no faltaba un corral de cochinos. ¿Cómo podía comerse uno a aquellas bestias hundidas hasta el cuello entre barro y mierda?

Pero esas son cosas en las que no hay que pensar. Ahora cuando veo una chuleta sólo evoco el mundo ideal de Pink Floyd: el de enormes y rozagantes chanchos rosados flotando por el cielo… obviando, queda claro, el detalle de las mega cagadas: prefiero la imagen cuchi, la suculenta, la del puerco rosado, ¿o es que acaso te has imaginado alguna vez a Hello Kitty limpiándose el fondillo? ¿Verdad que no?

Por fortuna uno crece, se da coñazos, y aprende. Aprende, por ejemplo, a disfrutar esa bandeja de cerdo frito que te sirven en El Junquito, esa fritanga a la que apesta ese caserío inmundo cuyo único encanto se reduce a esos diabólicos platones que rezuman colesterol del bueno, del malo y del más o menos.

Aprende uno también a segregar serotonina ante la inminencia de una arepa de cochino frito con blanquísima y salada cuajada. Aprende a disparar adrenalina ante una arepa con chorizo carupanero al retar a la suerte y a la muerte misma en un tugurio al borde de una carretera oscura.

Aprende uno lo que son “los pinitos”: delicados trocitos de fritura, servidos con caraotas más refritas, nata y arepas por allá en el carajo viejo pasando por Carora rumbo a Maracaibo donde todas las alertas se disparan porque esa es la tierra de la legendaria agüita de sapo: una maldita invención de esa gente loca que merece hacerte peregrinar a tierra santa marabina al menos una vez en la vida.

No voy a contar lo que es: anda y busca, en la madrugada y ciego de la pea, la cueva mágica de la agüita de sapo.

La madurez te va enseñando a apreciar lo que antes despreciabas. A entender que cualquier día nefasto puede conjurarse con un plato de chistorras y un vino tinto servido en vaso corto. Te va enseñando también algunas direcciones: antes de llegar a Caracas, siempre debes pararte en la encrucijada. Ya sabes para qué, ¿o tengo que explicarlo todo?

Con los años llegas a entender que hay restaurantes que, literalmente, se sostienen sobre el lomo de un cerdo porque el resto de su menú es prescindible. O sobre esas patas de jamón que cuelgan en un mini cielo más refulgente que cualquier noche estrellada.

Ah, el palacio del jamón en Madrid… Las tablas de embutidos en París… la crocante textura que sólo tiene la tocineta de los desayunos de hotel… la desgracia de haberle enseñado al paladar a qué sabe un animal criado sólo con bellotas…

Ben Amí Fihman escribió unas líneas poderosas en Los Cuadernos de la Gula hace ya bastante tiempo, en una evocación del restaurante con el nombre más justiciero del mundo: Cochon d’Or.

“Quizás ahí comprendí también, por primera vez, la verdadera generosidad de aquel maltratado animal que figuraba en el letrero de la entrada, esa simpática bestia convertida en comodín del escarnio, ese cuadrúpedo color rosa que discriminan los seguidores de Alá y los aguerridos siervos de Jehová, y al que, desde entonces, he considerado como uno de los más nobles compañeros del hombre sobre la tierra: el humillado chancho”.

martes, mayo 15, 2007

YONOFUI - El gol de Messi

(¿Hay que explicar algo al respecto? Sí, que esto fue tomado de la revista Soho)

Ante sus gambetas en serie, los locutores dijeron: "Maradona". La imposible imitación había ocurrido.

Por: JUAN VILLORO

La imaginación suele ser desafiada por goles fantasma. ¿Entró la pelota en la portería o botó en la línea para huir del arco? En casos de alta indefinición, nuestras preferencias resuelven lo que los ojos no pudieron ver.

El pasado 18 de abril, Lionel Messi, delantero del Barcelona, produjo una nueva clase de gol fantasmagórico: la copia de una anotación que parecía irrepetible. Veintiún años después de que Maradona burlara a media docena de ingleses en el Mundial de México, Messi repitió la proeza ante el Getafe. Ambas jugadas ocurrieron en la misma zona del campo, duraron once segundos y fueron ejecutadas por argentinos en estado de desmesura.

El gol de Messi permite pensar en el extraño arte del copista. El escritor argentino Juan Sasturain comparó al delantero con Pierre Menard, el personaje de Borges que dedicó su vida a calcar el Quijote palabra por palabra. Con desafiante ironía, Borges presenta a un tarado que sin embargo tiene un sesgo genial, pues obliga a que "su" Quijote no sea leído como una obra renacentista sino contemporánea. El contexto define el sentido del arte. Borges se burla de las exageradas interpretaciones de los críticos, pero también plantea la posibilidad de que alguien sea original como segundo autor de una obra. Tal fue el caso de Duchamp con la Mona Lisa de Leonardo. Un buen día le pintó bigotes para desacralizar la imagen clásica. Luego le quitó los bigotes y el cuadro quedó como siempre, solo que ahora se trataba de una Mona Lisa "afeitada".

El gol de Messi expresa de manera sencilla y contundente la capacidad creativa de un imitador. Su jugada fue un prodigio que a nadie se le ocurrió considerar original. Al respecto escribe Sasturain: "En estos tiempos de fútbol mecanizado y jugadas preconcebidas con ejecutores obedientes, no es demasiado raro que se vean goles iguales a otros —hay infinidad de casos en que se repiten calcados circunstancias y desempeños—; lo extraordinario del caso es que, precisamente, lo que se veía mágicamente repetido era lo —por definición— irrepetible, lo excepcional: el mejor gol de la historia. El de Messi no era ni mejor ni peor: era, de un modo inquietante, igual". Al modo de Pierre Menard, Messi fue autor de una obra maestra que ya existía.

Hasta ese momento, el gol de Diego tenía una forma casi abusiva de ser el mejor de todos. El capitán argentino se singularizó de manera histórica en un Mundial, ante una escuadra de enorme jerarquía. Nunca antes ni después un jugador gravitó tanto en el ánimo de los suyos. En 1986 Maradona dejó la impresión de que bastaba darle la pelota para que hiciera campeón a su equipo. El Negro Enrique, que le cedió el balón en medio campo, resumió la "diegodependencia" picardía de barrio: "¿Viste qué pase de gol te puse?". Aquella jugada de trámite en el centro de la cancha había sido, en efecto, un pase de gol para el desaforado 10 de Argentina.

Como al fútbol le gusta perfeccionar mitologías, el tanto legítimo de Maradona fue acompañado del que anotó con el puño y rebautizó como "la mano de Dios". Diego selló la historia del fútbol con la dualidad o duplicidad de su talento: durante 90 minutos de verano fue Jekyll y Hyde ante Inglaterra.

La versión de Messi de la jugada en que un exagerado marea a medio equipo, desconcierta como un milagro: el mejor gol son dos. Aunque el de Diego tiene mayor importancia por haber ocurrido en un Mundial, el de Messi reproduce el exceso segundo a segundo sin adelgazarla en lo más mínimo, cumpliendo con los requisitos del copista y del aparecido (en este caso lo fantasmal no consistió en perder de vista la jugada, sino en verla demasiado).

Como sugiere Jorge Valdano, lo asombroso no solo fue la ávida reiteración de Messi, sino que el destino le propusiera los mismos obstáculos. Veintiún años después los defensas se esforzaron en los mismos lugares de la cancha con pulcritud de seres hipnotizados en favor de una buena causa. Nadie frenó el portento con una artera zancadilla.

Lo extraordinario despierta suspicacias en un mundo imperfecto y no faltan quienes opinen que los goles de Maradona y Messi podrían haber sido evitados con el sencillo recurso de la fuerza bruta. Pero este argumento cojea como si lo hubieran pateado. La veloz carrera con el balón junto al pie, practicando quiebres de escapista, solo se hubiera impedido con un desfiguro mayúsculo, un lance de lucha libre digno de un rubor que se hubiera materializado en tarjeta roja.

Cuando Víctor Hugo Morales, impar cronista de la radio argentina, narró el gol de Diego en el Estadio Azteca, buscó una metáfora urgente para condensar la escena y le gritó al delantero: "¡Barrilete cósmico! ¿De qué planeta viniste?". Aquello parecía el abuso de un marciano ante meros terrícolas. La jugada cristalizó en la memoria como lo inaudito —el gol extraterrestre— que no volveríamos a ver.

En cambio, el episodio protagonizado por Messi no sugirió a un ser de otra galaxia, sino al terrícola más raro. Ante sus gambetas en serie, los locutores dijeron: "Maradona". La imposible imitación había ocurrido.

La única diferencia significativa entre los dos goles es que Diego anotó de zurda y Lionel de derecha. El asombro superior de la jugada proviene de su condición de espejo. Durante once segundos, guiado por el impulso anotador, Messi no podía saber que imitaba el complicado tanto de Maradona; actuaba con la espontaneidad de un doble: el otro era el mismo. Al disparar, anotó dos veces, en la cancha del Barcelona y en el recuerdo de los hinchas deslumbrados por el gol de Maradona.

1986, 2007. Esas son las fechas. Lo raro, lo fascinante, es que ninguno de los dos goles desmerece en la comparación. El primero se refuerza como profecía del que vendrá, el segundo como cita clásica.

En el mundo de la acción no existe el plagio ni el derecho de autor. El gol de Messi solo puede ser virtuoso. Convirtió al fútbol en la incalculable actividad donde lo único ocurre dos veces.

sábado, mayo 12, 2007

JARTERAGLOBAL – Españoles y canarios: contad mis euros

Esta es una de esas cosas que no se creen. ¿Qué mierda les pasa a los españoles?

Ahora resulta que para entrar a España debes demostrarle al gorila del aeropuerto que tienes más de 513 euros o de lo contrario te rebotan ahí mismo. Mucho progre, mucho modernillo, mucha guevonada del PSOE y en el fondo siempre es lo mismo: nadie quiere pelabolas en su comarca. Y si son negros o marrones, menos.

No es fácil el asunto. Si tienes el efectivo o los cheques de viajero, los muestras: sí tío, vengo a gastarme estos euros en tu puto país.

Si lo que sacas son tarjetas de crédito, aunque tengas más tarjetas negras y doradas que Eladio Lares, debes demostrar que no son de adorno. Debes convencer a los de inmigración que efectivamente les puedes dar palo y palo pagando jamones, paellas y botellas de sidra. Y encima debes cargar los estados de cuenta actualizados no sólo de tus tarjetas sino de tus cuentas de ahorro o corriente.

Clarito está: si no teneis cobres, no pasarás.

Yo que leo la noticia y me da por pensar en ese montón de españoles que salieron huyendo de Franco, de la guerra, de cualquier mierda, con nada en los bolsillos, con el pantalón roto en el culo –como dicen-, famélicos, a buscarse la vida en otros países que les abrieron sus puertas, les dejaron montar sus negocios, criar a sus hijos, preñar a sus nativas… ¿alguien les revisó cuánta plata tenían cuando llegaron a La Guaira, por ejemplo?

Pero seamos un poco más justos. Este es un berrinche clase media. Cualquiera que viaje a España debe llevar más de 513 euros porque, para empezar, esa vaina es carísima.

Cualquiera menos los negros que se lanzan en peñeros, los bolivianos y ecuatorianos que van a limpiarles las casas y los locales a los españoles; cualquiera menos las africanas que van a prostituirse en las Ramblas de Barcelona.

Así que uno no debe preocuparse tanto por este arranque materialistoide más digno de un gobierno de Aznar que del “ojitos cuchi” de Zapatero. Pero las verdades salen a relucir tarde o temprano, dice el lugar común. Resultó eso: ni un pelabolas más, tío, ni uno. Todos son iguales.

Lo ladilla del tema es ese tránsito, la incomodidad de tener que demostrar que vas a reventarte tus ahorros en España o que te vas a gastar un realero sin lloriqueos. Eso se me antoja un poco más humillante que tener que convencer a los gringos de que no vas a hacer explotar el avión: al final, te pasan por una máquina y ya. En cambio ahora en España, debes cargar una carpeta con tantos recaudos como si fueras a pedir un crédito de Ley de Política Habitacional.

Me parece que ya es hora de empezar a considerar las ventajas de esos nuevos vuelos a Teherán…

martes, mayo 08, 2007

GUARIMBEOPOP - Con defensores así

Ahora sí es verdad que nos salvamos.

No joda: Chávez ya está “técnicamente caído”. Le queda muy poco al régimen. Vayan comprando la champaña que, como decía mi abuela, “ya no dilata” en acabarse esto.

A Venezuela le salieron defensores más arrechos que los X-Men, más efectivos que la retaguardia del Liverpool, más aguerridos y temibles que Genaro Gatuso…

Vicente Fox, para empezar. ¿Qué te parece mi gente?
Y María Conchita Alonso, para rematar.

Medio palo.

Ah, el ranchero Fox anunció que montará su caballo como Juan Charrasqueado y cruzará los nosecuántos mil kilómetros desde su cuartel de campo para entrompar por la trocha –o el nuevo viaducto, quién sabe- y hacer retumbar los cascos de su corcel por el Puente de Carmelitas (ese que mientan Llaguno) hasta llegar, con un relincho, a hacer que Hugo Rafael se haga en los pantalones cuando le apunte con su Colt 45 cañón largo.

Porque eso lo sabemos todos: cada vez que le apuntan con algo, el hombre se caga en serio y renuncia o se rinde y pide aviones…

Bueno Vicente, aquí te estamos esperando. Avisa cuándo será la vaina para prepararte unos tacos y tener listo el mariachi. Sólo te advierto una cosa: aquí a los mariachis les da siempre por hacer un acto mariquísimo imitando a Juanga y sobándole el pecho y la cabeza a los hombres. ¿No hay rollo con eso, verdad?

Y María Conchita… mami, mi querida Ambar –todavía me acuerdo de tu época disco- gracias a tu película o tu serie de televisión –ya ni sé qué es- o mejor digamos así: a tu súper producción, los gringos –y especialmente el negro Danny- entenderán que aquí lo del castrocomunismo y el eje del mal es en serio.

Tú, mi reina, no estás tan loca como dice tu canción, ni como dice la gente, ni como suenas cuando te escucho –como esta tarde- hablando con Pedro Penzini con ese acento tan único que sólo se logra viviendo entre la comunidad latina de Miami y Los Angeles.

Pero tienes que apurarte. Dijiste hoy que falta muuuucho para que tu idea se haga realidad, que apenas estás buscando los realitos para concretar ese drama en el que harás el duro papel de una chavista (pero ya estás entrenada: en la novela en la que actúas haces de villana…) y demostrarás que a Venezuela se la está llevando mandinga.

Date prisa, mi heroína de la contrapropaganda, no sea cosa que Vicente (no Fernández, sino Fox) ensille su jumento en estos días y salgamos del loco antes que tú, mi loca, hagas tu peliculita.

Y ojalá que a tu hermanito no se le ocurra otra de sus geniales ideas.

jueves, mayo 03, 2007

YONOFUI - Reina

JUAN CRUZ 03/05/2007
El País



Lo que pasa con Mourinho es que es muy antipático, y todos queríamos que ganara el Liverpool. Ni por Benítez ni por Reina ni por los otros españoles del conjunto (aunque también), sino porque Mourinho es muy arrogante y muy despótico, y se ha paseado por el fútbol dando lecciones y burlándose, humillando al contrario antes y después de haberle ganado.

Ahora se ha burlado de él el hijo de Miguel Reina, de Córdoba, y, claro, todos nos hemos alegrado. Reina no se ha burlado propiamente, sino que ha hecho lo que siempre supo hacer, desde que Zubizarreta le regaló sus guantes. Ya entonces, y él era un crío de ocho años, su cabeza ha estado con Zubizarreta y su corazón con su padre, otro monstruo en la portería. Unido el corazón con la cabeza, Reina desafió todas las confabulaciones de Mourinho (¿lo vieron, como en los tiempos de Helenio, animando a los jugadores como si estuviera en el centro de una secta?) y paró dos penaltis que llevaban el veneno del Chelsea pero que en sus manos se diluyeron hasta convertirse en los estertores del equipo más caro del mundo.

En Liverpool, donde todo se celebra con música, y como decía ayer aquí José Sámano, Reina es ya parte de la melodía, y algún día, si no se diluye el recuerdo como suele pasar con las gestas de hoy en día, Reina será en esa ciudad de los Beatles tan celebrado como los autores de Yesterday, o casi.

La verdad es que la épica contemporánea casi todas las cosas están siempre a punto de chafarse, como se chafan las ostras más bellas antes incluso de que las toques con la mano. Y los ladrones que hay en Liverpool, como los hay en cualquier sitio del mundo, acudieron a la casa del nuevo ídolo para desvalijar lo que de valor tuviera, mientras él celebraba con otros el triunfo más importante de su carrera. Eso pasa. El fútbol es como la vida. Te retrata riendo, feliz, abrazando a tus compañeros después de haberle ganado la partida a un burletero, y en otro lado la ganzúa impertérrita está haciendo menos millonario o feliz al sujeto de todas las alabanzas.

En la vida pasa igual: cuando estás en la cresta del windsurfing te llega un momento helado, y ya caes con todo el equipo en la sima del mar. Reina lo ganó todo, menos el corazón de los ladrones.

HASTALAS PELOTAS - La barajita que faltó




No sé, pero creo que Jorge Rodríguez cayó en desgracia: aparece su barajita en el álbum de la Copa América. La de él. Pero, ¿y la del jefe más jefe de los jefes?

El ego de Hugo Rafael debe estar herido: no lo incluyeron –hasta donde se sabe- entre los cromos. Ya hoy alguien debe estar meneando el culo, corriendo de aquí para allá, ordenando que recojan el tiraje porque hay que reeditar todo para incluir una barajita autoadhesiva, con letras doradas, en 3-D y en página de honor con la imagen del papaupa: a mover esas nalgas, que salgan el Ejército y la gloriosa reserva bolivariana a dar la batalla kiosco por kiosco y tolete a tolete hasta que no quede huella del oprobioso error.

Las ansias de figuración de estos carajos no tienen límites. Ni los capos de la FIFA han osado retratarse para los coleccionables de los torneos mundiales y aquí estos huelepeos se incluyen –o se “dejan” incluir- en las imágenes: el dream team criollo.

No joda, no tienen los estadios listos y ya andan circulando de mano en mano como grandes héroes a quienes debemos la honra de nuestra primera Copa América.

Y esa foto Jorge: no se sabe si estás rapeando, si vas a hacer una puñeta, si estás tratando de graficar el tamaño de los cojones de tu patrón o si intentas ilustrarnos sobre la “boloña así” que te metiste en el CNE.

Y esa cara Jorge: deberías meter preso al jalabolas que eligió la foto. Tú, que normalmente andas arrechón, apareces allí como ojeroso, con esa camisa de rayas tan de mal gusto, con la barba desarreglada y con una expresión que aún no descifro: no sé si estás como llorando o como pujando…