(Que no les engañe el título, ya dejen de pensar sólo en la política y en ese triunfo de mierda)
Javier Cercas
El País Semanal - 16/12/2007
1. Igual que el protagonista de Cuatro amigos, la novela de David Trueba, todos hemos pensado alguna vez que la amistad está sobrevalorada, “como las pollas largas”. Que yo sepa, sobre la importancia de las pollas largas los sabios no se han pronunciado hasta ahora; en cambio, al menos desde los griegos, a la amistad no han cesado de lloverle elogios. Tanta unanimidad nos resulta sospechosa. Menos mal que Marcel Proust, que además de un sabio era un genio, se atrevió a romperla. Proust pensaba que la amistad es un simple expediente social sin la menor significación espiritual y que, por tanto, debe ser rechazada por el artista, léase el genio, que está obligado a vivir sólo para sí mismo, y para quien la amistad es una huida de su deber, “una abdicación del yo”. Así que el genio es incompatible con la amistad; también, por supuesto, con el amor, porque éste es la máxima abdicación del yo y porque no faltan razones para temer que si Dante se hubiera ligado a Beatriz, nunca habría escrito La Divina Comedia. Nadie ha dicho nunca que ser un genio sea un chollo.
2. ¿Pueden dos genios ser amigos? ¿O, dado que ninguno de los dos está dispuesto a abdicar ni un minuto de su yo, saltan chispas en cuanto se encuentran y acaban a guantazo limpio? Ambas preguntas se las hicieron sin duda Violet y Sydney Schiff, una pareja inglesa expatriada en Francia, cuando el 18 de mayo de 1922 organizaron una cena en el hotel Majestic de París con el propósito de que Proust y James Joyce se conocieran. Por entonces, los dos escritores eran las estrellas más rutilantes del firmamento literario europeo; no se parecían en nada: Proust era un esnob parisiense fascinado por la aristocracia y también, esencialmente, un psicólogo; Joyce era un irlandés dipsómano, melómano y también, esencialmente, un filólogo. Esta disparidad no garantizaba el fracaso del encuentro, que, a juzgar por la cantidad de versiones que circulan sobre él, debió de ser apasionante, si bien la mayoría de ellas se dedica a especular sobre cuántas veces le pidió Joyce a Proust la sal y cuántas veces le pasó Proust a Joyce la vinagrera; sin embargo, la más fiable de esas versiones es la que dio el propio Joyce: según ella, Proust empezó preguntándole si conocía a cierta duquesa, y él le contestó que no; luego, la anfitriona le preguntó a Proust si había leído el último libro de Joyce, y Proust contestó que no. “Nuestra conversación”, concluye Joyce, “consistió únicamente en la palabra no”. Nunca volvieron a verse.
3. A lo mejor lo que está sobrevalorado no es la amistad, sino la genialidad (a menos que el genio sea sólo una feliz alianza de talento y de esfuerzo); a lo mejor lo que está sobrevalorado no es la amistad, sino los escritores (a menos que el escritor sea sólo un tipo capaz de poner una palabra detrás de otra con sentido y con gracia). Es verdad que el tópico dice que el escritor es un monstruo vanidoso, arrogante, egocéntrico, trolero, llorón e histéricamente competitivo, pero también dice que es un hombre fascinante, que prodiga a su paso reflexiones profundas, ideas provocadoras y ocurrencias divertidas. La experiencia enseña que la parte mala del tópico quizá sea cierta, pero la buena no; es más: no falta quien piensa que, cuanto más brillante es un escritor en público, peor escritor es, y es casi seguro que si un escritor no es inferior a lo que escribe, entonces es un mal escritor, porque le ha faltado esfuerzo para invertir todo su talento en sus libros. Por eso decepciona tan a menudo conocer personalmente a los escritores a quienes admiramos: porque esperamos de ellos cosas que no deben darnos. Hace unos años conocí al novelista J. M. Coetzee. Todos los novelistas sabemos que, delante del autor de Desgracia, lo mejor que podemos hacer es callar, así que, cuando me lo presentaron, callé; él, sin embargo, también calló, y al cabo de dos minutos de silencio, nerviosísimo, me puse a hablarle de sus libros mientras él asentía, sonriendo sin decir palabra; al cabo de tres minutos yo seguía hablando, cada vez más nervioso, y él seguía callando, cada vez más sonriente; al cabo de cuatro minutos yo estaba recitando el capítulo vigésimo segundo de Desgracia; al cabo de cinco minutos estaba resuelto a bailarle una jota extremeña. Pero la cosa no acabó ahí, y al día siguiente tuve que asistir junto a él a una ceremonia. Fue humillante: mientras los demás tratábamos patéticamente de ser ingeniosos, él se limitó a callar y a asentir y a contestar con monosílabos las preguntas del presentador, hasta que éste acabó casi echándolo del escenario. Estoy seguro de que los libros de Coetzee son mejores que él, pero en aquel preciso momento tuve la certeza absoluta de que él era todavía mejor que sus libros.
4. Puede que sea verdad: puede que los escritores estén sobrevalorados, puede que los genios estén sobrevalorados, puede que la amistad esté sobrevalorada, puede que todo esté sobrevalorado, incluidas las pollas largas, y, sobre todo, puede que estemos sobrevalorándonos cuando pensamos que todo está sobrevalorado. Al fin y al cabo, ¿alguien conoce una forma más agradable de pasar una tarde que abdicando del yo en alegre compañía? Si sienten curiosidad por conocer mi respuesta, vuelvan al título.
miércoles, diciembre 19, 2007
jueves, diciembre 13, 2007
SOCIALISTANDO - Con Clodosvaldo es la fiesta
El mensaje es claro: siete años más para robar, despilfarrar, desviar, hacer desaparecer, desvanecer la plata del Estado, la que no le duele a nadie porque la revolución cuida mucho a sus malamañosos.
Clodosvaldo se queda en la Contraloría y la fiesta sigue. Como los monitos esos, el Clodosvaldo ni ve, ni oye, ni dice, ni mueve sus patricias nalgas -porque pela bolas no es- para nada: roben y roben que no sabes cuándo se acaba esto.
Ya entendimos el mensaje Hugo.
Clodosvaldo se queda en la Contraloría y la fiesta sigue. Como los monitos esos, el Clodosvaldo ni ve, ni oye, ni dice, ni mueve sus patricias nalgas -porque pela bolas no es- para nada: roben y roben que no sabes cuándo se acaba esto.
Ya entendimos el mensaje Hugo.
martes, diciembre 04, 2007
SOCIALISTANDO – Full jalabolivarianos
Al principio me resultaban casi cándidas las primeras palabras de algunas figuras del chavismo exaltando antes que nada el talante democrático, la corrección del comandante que en ese momento aciago había tenido la entereza y el coraje de reconocer la derrota.
Váyanse pa’l carajo.
Reconocer la derrota no es ningún mérito: si perdiste, perdiste. Lo correcto, la norma, lo legal, es aceptar el triunfo del otro. Puedes mentar madre, darle coñazos a las paredes, carajear a tus asesores, cantar fraude sin pruebas, pero la regla es esa: un punto menos y te jodiste. Otra vez será.
Celebrar eso con el grado de jalabolismo patético con que lo están haciendo los rojos es lamentable. Es como felicitar a un alcalde porque tapó los huecos de sus calles. Coño, ¿esa no es su obligación?
Eso, por sólo mencionar un detalle.
Porque lo peor es lo que está detrás. Mejor dicho, ya está por delante y todo el mundo lo sabe. Y cuando digo mundo, es mundo: Chávez no quería reconocer un carajo. El mismo, que es todo un jetón, lo dijo en su primera cadena. La Lucena ni se atrevía a moverse de su silla hasta no recibir la orden, así que el cuentito de que la cosa se atrasó porque el proceso de conteo es así van y se lo meten a sus madres y a sus abuelas, respetables señoras todas.
Así las cosas parece que entonces como que sí le debemos algo a Baduel, porque fue justo después de su amenaza de que aquí podía ocurrir algo bien feo que Lucena y compañía movieron las nalguitas y soltaron los primeros números, aunque se están haciendo los pendejos para entregarnos los segundos: ¿para qué coño Jorge Rodríguez se gastó tanta plata del país pagándole a Smartmatic por esas máquinas si ya han pasado como 24 horas y no han sumado como debe ser? ¿Acaso no y que tenemos el sistema electoral más arrecho de la bolita del mundo?
Debe ser que están esperando para no ocasionarle una segunda rabieta al jefecito así tan pronto. Debe ser.
P.D.: El recontracoñísimo de sus madres para los que no salieron a votar. Sigan así, como si la vaina no fuera con ustedes: hasta que los ensarten.
Váyanse pa’l carajo.
Reconocer la derrota no es ningún mérito: si perdiste, perdiste. Lo correcto, la norma, lo legal, es aceptar el triunfo del otro. Puedes mentar madre, darle coñazos a las paredes, carajear a tus asesores, cantar fraude sin pruebas, pero la regla es esa: un punto menos y te jodiste. Otra vez será.
Celebrar eso con el grado de jalabolismo patético con que lo están haciendo los rojos es lamentable. Es como felicitar a un alcalde porque tapó los huecos de sus calles. Coño, ¿esa no es su obligación?
Eso, por sólo mencionar un detalle.
Porque lo peor es lo que está detrás. Mejor dicho, ya está por delante y todo el mundo lo sabe. Y cuando digo mundo, es mundo: Chávez no quería reconocer un carajo. El mismo, que es todo un jetón, lo dijo en su primera cadena. La Lucena ni se atrevía a moverse de su silla hasta no recibir la orden, así que el cuentito de que la cosa se atrasó porque el proceso de conteo es así van y se lo meten a sus madres y a sus abuelas, respetables señoras todas.
Así las cosas parece que entonces como que sí le debemos algo a Baduel, porque fue justo después de su amenaza de que aquí podía ocurrir algo bien feo que Lucena y compañía movieron las nalguitas y soltaron los primeros números, aunque se están haciendo los pendejos para entregarnos los segundos: ¿para qué coño Jorge Rodríguez se gastó tanta plata del país pagándole a Smartmatic por esas máquinas si ya han pasado como 24 horas y no han sumado como debe ser? ¿Acaso no y que tenemos el sistema electoral más arrecho de la bolita del mundo?
Debe ser que están esperando para no ocasionarle una segunda rabieta al jefecito así tan pronto. Debe ser.
P.D.: El recontracoñísimo de sus madres para los que no salieron a votar. Sigan así, como si la vaina no fuera con ustedes: hasta que los ensarten.
domingo, diciembre 02, 2007
sábado, noviembre 24, 2007
SOCIALISTANDO - Iris: La de los puños crispados
Pues vaya coñaza la que le dio Iris Varela al periodista Gustavo Azócar. Y lo mejor de todo: “en vivo y directo”, como decía el moreno mientras la diputada endemoniada –tan parecida a Linda Blair en plena posesión- descargaba bofetones y microfonazos.
Que Azócar se metió con la memoria de su hijo muerto es discutible. En realidad el libro ese sobre la Comandante Fosforito no es lo que se diga un digno ejemplo, el producto de una investigación impecable ni mucho menos. Deja claro desde las primeras líneas lo que es: un texto hecho con ganas de joder reforzado con algunas pruebas de algunas cosas que parece que sí hizo la diputada del Táchira. El pelón –bueno, son varios- del fablistán afrodescendiente es que se pone en plan de psiquiatra: echa un cuento escabroso, de un momento terrible, y él mismo diagnostica que esa tragedia personal marcó para siempre el carácter irascible de María Iris.
Es curioso que hayan pasado unos cuantos meses y tres ediciones del libro –coño, a todo el mundo le gusta el chisme- para que la “agraviada” lavara “su honor a puño limpio”, como recitó su cursi colega Earle Herrera en un rapto poético ante el arrojo de la fiera mujer que golpea y golpea protegida por un par de guardaespaldas y por la certeza de que nadie le iba a devolver el coñazo por aquello de que “a las mujeres ni con pétalo de una rosa” aunque te esté dando ella un cabillazo en la frente. Esa tardía reacción me lleva a preguntar: ¿le tomó ocho meses leerse ese libracho? ¿tardó tanto tiempo en que le hirviera la sangre? ¿quién sería el o la rata que le metió casquillo?
Esa escena debería estar en los extras del dvd: “Mira, ahí está el negro coñoemadre ese. ¿Y no vas a hacer nada chica? ¿Vas a dejar que ese carajo te joda así porque sí? Mira chica, yo te admiro, porque si me lo hace a mí, le “arranco la piel con las uñas” (esta idea es un aporte de la camarada Mari Pili) y le clavo su coñazo. Yo sí. No sé cómo te aguantas. Míralo, míralo… se está riendo el gran carajo… Aaay, es que si se acerca yo…”.
Otras reacciones fueron extrañas. Bueno, no tanto. Eso que mientan “Periodistas por la verdad” se comunicó de inmediato con Globovisión –el canal golpista y fascista al que Iris quiere tomar a la fuerza- para decir que condenaba las acciones de la diputada. Es raro que lo hicieran por Globovisión… ¿por qué no llamaron a Tves? ¿O al canal de la Asamblea? Ah, ya sé: es que nadie los ve y si no lo dicen por Globovisión nadie se entera de que existe esa asociación y que esta vez pudieron pensar por sí mismos.
Por otro lado, ni una asociación de afrodescendientes salió a solidarizarse con el negro apaleado por la mano blanca de la opresión. Y eso que había un festival internacional con hermanos de raza de medio mundo. Silencio absoluto.
Del articulito de Mari Pili, mejor ni hablar. Prefiero evocar el apoyo que le dieron en la Asamblea a esa gesta heroica a través de los versos de Herrera:"Bien por tus puños crispados, Iris nuestra. Has lavado tu honor a puño limpio".
Me pregunto si el vate Herrera escribirá un poema el día en que alguno de los cientos de agraviados por la cloaca de La Hojilla, por ejemplo, entre a la sede de VTV y le de su par de coñazos a Mario Silva. ¿No se justifica eso también? Si las afrentas por lo que se dice o se escribe se cobran así, habrá una larga fila de gente empujando para entrar a los estudios del 8 o a algunos programas de Radio Nacional donde no comen coba a la hora de soltar improperios contra todo aquel que ose tener posiciones contrarias a las órdenes del comandante.
“Bien por tus puños crispados…”. El humanismo revolucionario es del carajo.
Que Azócar se metió con la memoria de su hijo muerto es discutible. En realidad el libro ese sobre la Comandante Fosforito no es lo que se diga un digno ejemplo, el producto de una investigación impecable ni mucho menos. Deja claro desde las primeras líneas lo que es: un texto hecho con ganas de joder reforzado con algunas pruebas de algunas cosas que parece que sí hizo la diputada del Táchira. El pelón –bueno, son varios- del fablistán afrodescendiente es que se pone en plan de psiquiatra: echa un cuento escabroso, de un momento terrible, y él mismo diagnostica que esa tragedia personal marcó para siempre el carácter irascible de María Iris.
Es curioso que hayan pasado unos cuantos meses y tres ediciones del libro –coño, a todo el mundo le gusta el chisme- para que la “agraviada” lavara “su honor a puño limpio”, como recitó su cursi colega Earle Herrera en un rapto poético ante el arrojo de la fiera mujer que golpea y golpea protegida por un par de guardaespaldas y por la certeza de que nadie le iba a devolver el coñazo por aquello de que “a las mujeres ni con pétalo de una rosa” aunque te esté dando ella un cabillazo en la frente. Esa tardía reacción me lleva a preguntar: ¿le tomó ocho meses leerse ese libracho? ¿tardó tanto tiempo en que le hirviera la sangre? ¿quién sería el o la rata que le metió casquillo?
Esa escena debería estar en los extras del dvd: “Mira, ahí está el negro coñoemadre ese. ¿Y no vas a hacer nada chica? ¿Vas a dejar que ese carajo te joda así porque sí? Mira chica, yo te admiro, porque si me lo hace a mí, le “arranco la piel con las uñas” (esta idea es un aporte de la camarada Mari Pili) y le clavo su coñazo. Yo sí. No sé cómo te aguantas. Míralo, míralo… se está riendo el gran carajo… Aaay, es que si se acerca yo…”.
Otras reacciones fueron extrañas. Bueno, no tanto. Eso que mientan “Periodistas por la verdad” se comunicó de inmediato con Globovisión –el canal golpista y fascista al que Iris quiere tomar a la fuerza- para decir que condenaba las acciones de la diputada. Es raro que lo hicieran por Globovisión… ¿por qué no llamaron a Tves? ¿O al canal de la Asamblea? Ah, ya sé: es que nadie los ve y si no lo dicen por Globovisión nadie se entera de que existe esa asociación y que esta vez pudieron pensar por sí mismos.
Por otro lado, ni una asociación de afrodescendientes salió a solidarizarse con el negro apaleado por la mano blanca de la opresión. Y eso que había un festival internacional con hermanos de raza de medio mundo. Silencio absoluto.
Del articulito de Mari Pili, mejor ni hablar. Prefiero evocar el apoyo que le dieron en la Asamblea a esa gesta heroica a través de los versos de Herrera:"Bien por tus puños crispados, Iris nuestra. Has lavado tu honor a puño limpio".
Me pregunto si el vate Herrera escribirá un poema el día en que alguno de los cientos de agraviados por la cloaca de La Hojilla, por ejemplo, entre a la sede de VTV y le de su par de coñazos a Mario Silva. ¿No se justifica eso también? Si las afrentas por lo que se dice o se escribe se cobran así, habrá una larga fila de gente empujando para entrar a los estudios del 8 o a algunos programas de Radio Nacional donde no comen coba a la hora de soltar improperios contra todo aquel que ose tener posiciones contrarias a las órdenes del comandante.
“Bien por tus puños crispados…”. El humanismo revolucionario es del carajo.
lunes, noviembre 19, 2007
YONOFUI - The Joshua Tree cumple 20 años y se lava la cara: oremos
(Esto se publicó el 14 de noviembre en rockandblog del site del diario El Mundo, de España. Su autor se llama Quico Alsedo, así que a mentarle la madre a él, no a mi)
Bono y Onán salvaron mi vida en cierta época.
No vinculados, aclaro.
Lo de Onán ya lo explicó Woody Allen en 'Annie Hall'.
Lo de Bono probablemente es (fue) una experiencia religiosa, como diría el otro.
Concupiscencia y fe. Pues sí.
Lo admito: yo también oré a San Bono en algún momento de mi adolescencia.
No es una confesión, padre. Aún me gustan aquellos discos.
Pero he oscilado hacia el agnosticismo.
Incluso alguna vez, sin venir a cuento, me asalta la pregunta: ¿qué fue de U2?
Me refiero: ¿por qué ese largo camino hacia la nada de los últimos 15 años?
Pero no nos desviemos: se cumplen ahora dos décadas del advenimiento del monumental 'The Joshua Tree'.
Un disco torrencial, emocionante. Arrebatado y arrebatador. Tan ancho como profundo.
También un milagro comercial: música real, y de altísima calidad, arrasando en las radiofórmulas.
¿Cuántas veces ha sucedido después? ¿REM, Nirvana... y cuántos más?
Es un placer hacer balance: 20 años después, el disco no ha perdido un ápice de pegada.
Quizás ayuda el bucle repetitivo en que andamos metidos, pero no es el tema.
El álbum es una litúrgica maravilla, para empezar, por su poderoso arranque: qué cinco primeras canciones.
El crescendo catártico de 'Where the streets have no name'. La dulzura de 'I still haven't found'. El misticismo contenido de 'With or without you'. La densidad explosiva de 'Bullet the blue sky'. 'Running to stand still' y la piedad.
A ver quién iguala eso. Y se lo vende, además, a niñas, madres y abuelas de todo el planeta.
Después, excelentes destellos. 'Red hill mining town' regresa al lirismo de 'The unforgettable fire'. La belleza de 'One tree hill' es sobria. La brutal y noctívaga 'Exit' es una de esas grandes canciones secretas.
'Mothers of the dissapeared' siempre me pareció ñoña.
Bono medía su grandilocuencia. The Edge volaba sobre su guitarra, casi noise antes del noise. Brian Eno y Daniel Lanois eran un solo George Martin para embridar, con satinada elegancia y sabios pespuntes, el caballo.
Hasta las letras, evocadoras, participaban de esa insólita gracia.
Se advierte a cada milímetro: la voluntad era de absoluto clasicismo. Y las medidas fueron las exactas.
Ahora, una industria sin ideas reedita 'The Joshua Tree', uno de sus discos vendedores de largo recorrido, y ojalá se preguntara qué coyuntura lo hizo posible.
El disco viene remasterizado, con todas sus caras B ('Spanish eyes' entre ellas) y un concierto inédito en París en 1988 en DVD.
No obstante, prosternándome lo digo, 'Achtung baby' es mi cima absoluta de U2. Una rara avis total.
'The Joshua Tree' no ha envejecido, pero 'Achtung baby' AÚN NO es joven.
¿Qué lleva a una banda a reinventarse de un plumazo, y con semejante talento y fortuna? Un misterio para otro día.
¿Y después? Pues desde 1993 U2 me parecen una banda de versiones de U2. Una sombra de sí. Sin norte, sin magia.
Jugando a las tendencias. A buscar electorados. Primero la electrónica sin maldad, luego el pop adulto, más tarde el post punk desnatado.
Su proverbial buenismo, estomagante en los 80, adquiere perfiles caricaturescos.
Pierden el control de su elefantiasis. Adelgazan y se quedan en un producto. Que, aún así, sigue funcionando.
Pero siempre nos quedarán aquellos años. Y la misa de difuntos es hoy, tan lejos y tan cerca de 1987, por 'The Joshua Tree'.
Oremos.
Bono y Onán salvaron mi vida en cierta época.
No vinculados, aclaro.
Lo de Onán ya lo explicó Woody Allen en 'Annie Hall'.
Lo de Bono probablemente es (fue) una experiencia religiosa, como diría el otro.
Concupiscencia y fe. Pues sí.
Lo admito: yo también oré a San Bono en algún momento de mi adolescencia.
No es una confesión, padre. Aún me gustan aquellos discos.
Pero he oscilado hacia el agnosticismo.
Incluso alguna vez, sin venir a cuento, me asalta la pregunta: ¿qué fue de U2?
Me refiero: ¿por qué ese largo camino hacia la nada de los últimos 15 años?
Pero no nos desviemos: se cumplen ahora dos décadas del advenimiento del monumental 'The Joshua Tree'.
Un disco torrencial, emocionante. Arrebatado y arrebatador. Tan ancho como profundo.
También un milagro comercial: música real, y de altísima calidad, arrasando en las radiofórmulas.
¿Cuántas veces ha sucedido después? ¿REM, Nirvana... y cuántos más?
Es un placer hacer balance: 20 años después, el disco no ha perdido un ápice de pegada.
Quizás ayuda el bucle repetitivo en que andamos metidos, pero no es el tema.
El álbum es una litúrgica maravilla, para empezar, por su poderoso arranque: qué cinco primeras canciones.
El crescendo catártico de 'Where the streets have no name'. La dulzura de 'I still haven't found'. El misticismo contenido de 'With or without you'. La densidad explosiva de 'Bullet the blue sky'. 'Running to stand still' y la piedad.
A ver quién iguala eso. Y se lo vende, además, a niñas, madres y abuelas de todo el planeta.
Después, excelentes destellos. 'Red hill mining town' regresa al lirismo de 'The unforgettable fire'. La belleza de 'One tree hill' es sobria. La brutal y noctívaga 'Exit' es una de esas grandes canciones secretas.
'Mothers of the dissapeared' siempre me pareció ñoña.
Bono medía su grandilocuencia. The Edge volaba sobre su guitarra, casi noise antes del noise. Brian Eno y Daniel Lanois eran un solo George Martin para embridar, con satinada elegancia y sabios pespuntes, el caballo.
Hasta las letras, evocadoras, participaban de esa insólita gracia.
Se advierte a cada milímetro: la voluntad era de absoluto clasicismo. Y las medidas fueron las exactas.
Ahora, una industria sin ideas reedita 'The Joshua Tree', uno de sus discos vendedores de largo recorrido, y ojalá se preguntara qué coyuntura lo hizo posible.
El disco viene remasterizado, con todas sus caras B ('Spanish eyes' entre ellas) y un concierto inédito en París en 1988 en DVD.
No obstante, prosternándome lo digo, 'Achtung baby' es mi cima absoluta de U2. Una rara avis total.
'The Joshua Tree' no ha envejecido, pero 'Achtung baby' AÚN NO es joven.
¿Qué lleva a una banda a reinventarse de un plumazo, y con semejante talento y fortuna? Un misterio para otro día.
¿Y después? Pues desde 1993 U2 me parecen una banda de versiones de U2. Una sombra de sí. Sin norte, sin magia.
Jugando a las tendencias. A buscar electorados. Primero la electrónica sin maldad, luego el pop adulto, más tarde el post punk desnatado.
Su proverbial buenismo, estomagante en los 80, adquiere perfiles caricaturescos.
Pierden el control de su elefantiasis. Adelgazan y se quedan en un producto. Que, aún así, sigue funcionando.
Pero siempre nos quedarán aquellos años. Y la misa de difuntos es hoy, tan lejos y tan cerca de 1987, por 'The Joshua Tree'.
Oremos.
sábado, noviembre 10, 2007
ALREY - "¿Por qué no te callas?"
Estos últimos días han pasado cosas extraordinarias.
Hoy mismo, para arrancar, alguien le ha dicho a Chávez, coño, lo que tantos, tantísimos por aquí, quisiéramos decirle alguna vez al gran jetón: "¿Por qué no te callas?". Y así mismo, manoteándole y pidiendo que cierre la jeta de una buena vez.
Y lo vino a hacer el rey Juan Carlos de España. Es que, carajo, eso era lo que provocaba ante aquella cotorra loca de que el fascismo esto, Aznar lo otro, que sí que es fascista... mierda Hugo, ya sabemos lo que es Aznar. ¿Hasta cuándo vas a estar con ese calamar de Aznar y Bush? ¿Es que esa gente que viajó a Chile, ese poco de presidentes y tal, se calaron ese viaje para aguantar tus estupideces monotemáticas?
Carajo, ¿por qué no te callas?
Le soltó aquello el rey y el hombrecito se quedó sentado, refunfuñando como muchacho regañao mientras Zapatero le enseñaba las normas del buen hablante y del buen oyente. Sentadito se quedó el gran líder Latinoamericano, acatando la voz de mando, mascullando la rabia pero sin la valentía de expresarla de acuerdo a su talante peleón. No, el Comandante, como tantas veces antes, se chorreó a la hora de la verdad. De esa tromba en la que se transforma ante los micrófonos, nada se vio esta vez. Ni se levantó. Ni le tiró su manotazo al rey, ni mandó a esa gente al diablo. Nada.
Ahora lo veremos aquí. Una vez que lo separe el Atlántico, despotricando contra el viejo Juan Carlos y el fascismo y todo ese cuento. Tronando, denunciando el racismo de un rey que manda a callar a un zambo alzao, insultando al rey, al alfil y a los peones, insultando a Aznar y si se calienta mucho, sacándole la abuela a Zapatero y así hasta Cristóbal Colón. Pero allá, naranja china. Como decía Joselo, "hágase el silencio y el silencio se hizo".
El otro momento extraordinario fue el castigo a Tascón. El sapo salta y se ensarta. El gran pajúo del siglo XXI empieza a recibir el desprecio de sus correligionarios para que sea serio, para que entienda que si Hugo dice que tu madre es la gorda, pues no hay otra mi pana, tu mae es la gorda. Si el patrón dice "traidor", usted mi gocho, tiene que gritar "traidor" lo más fuerte que pueda. Y si el jefe dice que Arias Cárdenas, el gallo cagao ese, es un prócer, usted va y le limpia la estatua en la plaza. Ay, Tascón, ya entraste en la lista... Justicia poética, creo que le dicen a esa vaina.
Y para finalizar -por ahora- fue tan raro eso de ver a un diputado cantándole algunas vainas en otro tono a la orquesta monocorde que practica el onanismo dentro de la Asamblea Nacional. Ay, Ismael, vas cayendo y tarde piando pajarito.
¿Y Baduel?
Creo que no merece la pena comentar mucho. Baduel, el gran diente roto, es lo que es: un bluff. Señora opositora de ánimo exaltado, no crea en militares. Y mucho menos en militares que ya no tienen tropa ni mando ni un carajo.
Hoy mismo, para arrancar, alguien le ha dicho a Chávez, coño, lo que tantos, tantísimos por aquí, quisiéramos decirle alguna vez al gran jetón: "¿Por qué no te callas?". Y así mismo, manoteándole y pidiendo que cierre la jeta de una buena vez.
Y lo vino a hacer el rey Juan Carlos de España. Es que, carajo, eso era lo que provocaba ante aquella cotorra loca de que el fascismo esto, Aznar lo otro, que sí que es fascista... mierda Hugo, ya sabemos lo que es Aznar. ¿Hasta cuándo vas a estar con ese calamar de Aznar y Bush? ¿Es que esa gente que viajó a Chile, ese poco de presidentes y tal, se calaron ese viaje para aguantar tus estupideces monotemáticas?
Carajo, ¿por qué no te callas?
Le soltó aquello el rey y el hombrecito se quedó sentado, refunfuñando como muchacho regañao mientras Zapatero le enseñaba las normas del buen hablante y del buen oyente. Sentadito se quedó el gran líder Latinoamericano, acatando la voz de mando, mascullando la rabia pero sin la valentía de expresarla de acuerdo a su talante peleón. No, el Comandante, como tantas veces antes, se chorreó a la hora de la verdad. De esa tromba en la que se transforma ante los micrófonos, nada se vio esta vez. Ni se levantó. Ni le tiró su manotazo al rey, ni mandó a esa gente al diablo. Nada.
Ahora lo veremos aquí. Una vez que lo separe el Atlántico, despotricando contra el viejo Juan Carlos y el fascismo y todo ese cuento. Tronando, denunciando el racismo de un rey que manda a callar a un zambo alzao, insultando al rey, al alfil y a los peones, insultando a Aznar y si se calienta mucho, sacándole la abuela a Zapatero y así hasta Cristóbal Colón. Pero allá, naranja china. Como decía Joselo, "hágase el silencio y el silencio se hizo".
El otro momento extraordinario fue el castigo a Tascón. El sapo salta y se ensarta. El gran pajúo del siglo XXI empieza a recibir el desprecio de sus correligionarios para que sea serio, para que entienda que si Hugo dice que tu madre es la gorda, pues no hay otra mi pana, tu mae es la gorda. Si el patrón dice "traidor", usted mi gocho, tiene que gritar "traidor" lo más fuerte que pueda. Y si el jefe dice que Arias Cárdenas, el gallo cagao ese, es un prócer, usted va y le limpia la estatua en la plaza. Ay, Tascón, ya entraste en la lista... Justicia poética, creo que le dicen a esa vaina.
Y para finalizar -por ahora- fue tan raro eso de ver a un diputado cantándole algunas vainas en otro tono a la orquesta monocorde que practica el onanismo dentro de la Asamblea Nacional. Ay, Ismael, vas cayendo y tarde piando pajarito.
¿Y Baduel?
Creo que no merece la pena comentar mucho. Baduel, el gran diente roto, es lo que es: un bluff. Señora opositora de ánimo exaltado, no crea en militares. Y mucho menos en militares que ya no tienen tropa ni mando ni un carajo.
lunes, noviembre 05, 2007
JARTERAVERDE - Mis one hundred
100 dólares. Ese es el billete que tengo en mis manos ahora mismo. Verdoso. Sedoso. Lo toco con suavidad, casi acariciándolo. Pronto, muy pronto, me desprenderé de él. Es una lástima. Pero qué se le va hacer, la vida es así.
Acudiré a una cosa que no existe. A esa vaina que inventaron los medios según el tarado que ocupa la vicepresidencia de la Comisión de Finanzas de la Asamblea. El fulano Simón Escalona, con su nombre de director de telenovelas, dice que eso no es real, que no hay mercado negro, ni dólar paralelo.
Chávez es un güevón: para qué fajarse hasta llegar a presidente si el verdadero poder, el de crear mundos y realidades paralelas, lo tienen los medios. En lugar de lanzarse como candidato debió haber reunido a unos panas, sacarle unos reales –como Teodoro casi- y fundar un periódico. He ahí el poder: los medios todo lo pueden. Hacen que la leche, la carne y el aceite se esfumen con sólo hablar de escasez. Hacen que los estudiantes se alebresten y quemen chaguaramos. Le confieren corporeidad a las vainas más inasibles. Hugo Rafael pudo haber inventado la revolución desde el escritorio de la dirección de un medio, un periódico, una televisora. Lo hubiera hecho mejor que el mediocre que dirige Vea. O que los fanáticos de Temas. O que el calumniador de oficio que atiza sus paranoias químicas desde La Hojilla.
Ah, Hugo, pelaste bolas hermano. Es en los medios donde todo se inventa.
Este billete lo llevaré al mágico mundo de la fantasía. Y en dos pases de varita se convertirá en más de 600 mil bolívares. Es como jugar a Second Life. Pin pin, dos botones, tres vainitas aquí y allá, y todo se inventa. Es más fácil que lidiar con la absurda naturaleza humana, esa que lleva a la gente a protestar, a pedir, a pedir, a pedir, a ocupar la entrada del Inavi, a pasar la noche mendigando frente a Miraflores, a querer comprar Hummer, a pagar en efectivo por una cartera Louis Vuitton.
Hugo, escucha lo que dice Escalona: todo es virtual, un asunto mediático. Nada más.
La vaina es que como The Matrix, siempre hay unos vivos que saben cómo moverse en el mundo irreal. Esos son los que ganan con los controles.
Acudiré a una cosa que no existe. A esa vaina que inventaron los medios según el tarado que ocupa la vicepresidencia de la Comisión de Finanzas de la Asamblea. El fulano Simón Escalona, con su nombre de director de telenovelas, dice que eso no es real, que no hay mercado negro, ni dólar paralelo.
Chávez es un güevón: para qué fajarse hasta llegar a presidente si el verdadero poder, el de crear mundos y realidades paralelas, lo tienen los medios. En lugar de lanzarse como candidato debió haber reunido a unos panas, sacarle unos reales –como Teodoro casi- y fundar un periódico. He ahí el poder: los medios todo lo pueden. Hacen que la leche, la carne y el aceite se esfumen con sólo hablar de escasez. Hacen que los estudiantes se alebresten y quemen chaguaramos. Le confieren corporeidad a las vainas más inasibles. Hugo Rafael pudo haber inventado la revolución desde el escritorio de la dirección de un medio, un periódico, una televisora. Lo hubiera hecho mejor que el mediocre que dirige Vea. O que los fanáticos de Temas. O que el calumniador de oficio que atiza sus paranoias químicas desde La Hojilla.
Ah, Hugo, pelaste bolas hermano. Es en los medios donde todo se inventa.
Este billete lo llevaré al mágico mundo de la fantasía. Y en dos pases de varita se convertirá en más de 600 mil bolívares. Es como jugar a Second Life. Pin pin, dos botones, tres vainitas aquí y allá, y todo se inventa. Es más fácil que lidiar con la absurda naturaleza humana, esa que lleva a la gente a protestar, a pedir, a pedir, a pedir, a ocupar la entrada del Inavi, a pasar la noche mendigando frente a Miraflores, a querer comprar Hummer, a pagar en efectivo por una cartera Louis Vuitton.
Hugo, escucha lo que dice Escalona: todo es virtual, un asunto mediático. Nada más.
La vaina es que como The Matrix, siempre hay unos vivos que saben cómo moverse en el mundo irreal. Esos son los que ganan con los controles.
martes, octubre 30, 2007
JARTERAPOP – Manu Chao y las extrañas secuelas de la marihuana
Salvo una que otra cosa de Mano Negra y la gran impresión del famoso concierto que dieron en la Plaza Caracas hace muchos muchos años, el trabajo musical de Manu Chao nunca me terminó de atrapar.
Puedo reconocer sin problemas que debe ser un gran tipo, que debe caerle muy bien a la gente, que posee el don de la melodía pegajosa y que es sumamente hábil para pertenecer al mainstream pero manteniendo su pose de rebelde del underground.
Fuera de eso, Manu Chao –según mi opinión de experto musicólogo mecagoentós- no ha podido desprenderse del eurocentrismo ni del colonialismo europeo. Con su buena onda y tal, Manu viene, se lanza sus viajecitos por Latinoamérica, pasea en trenes destartalados, monta en burro y en mula, se mete en el monte, fuma monte bueno y barato, hace rumbitas proletarias, da dos o tres pasitos de salsa o dos de vallenato o lo que le pongan, elige a alguna negra sabrosona y se encama, fuma más monte del bueno y barato, puede que hasta sea capaz de hacer sus deposiciones en la letrina del rancho y después, cuando se harta de la vida tercermundista, cuando ya no le da más el pellejo de compartir con estos macacos ruidosos, pide un taxi al aeropuerto, compra un boleto de primera clase y –antes, por supuesto, lanza por el váter los restos de mariguana que le quedaron en los bolsillos- regresa a la comodidad del hogar, al buen rollito de Barcelona.
Y al llegar a casa, además de haber comprado varios ponchos de colorines y un gorrito rastafari, tiene más alimento para su música. Porque durante todo ese tiempo, el Manu ha estado saqueando aquí y allá, expoliando sonidos, la música de éstos y la de los otros de más acá, para entonces mandarse su cancioncita: la base rítmica de tal, algunas palabras en francés, otras en inglés y unas cuantas más en español que rimen bien y que se entiendan en lo más básico de esas sociedades tan elementales que le aportaron las músicas que machacará y pasará por su tamiz europeo.
Manu, muy underground, entonces se meterá en un estudio de alta tecnología, con tremendos instrumentos, músicos de alquiler, su propia banda itinerante, grabará un nuevo disco que entregará a una de estas transnacionales de la industria y esa corporación le dará el tratamiento de mercancía que le da a todos los productos que recibe, Manu aparecerá en cada uno de esos grandes medios a los que los globalitontos dicen despreciar, pondrán vallas como las de Coca Cola en los metros de París y Barcelona, y el buen Manu venderá otros millones de discos, cosa que al fin y al cabo es lo que anhela todo músico: que su vaina se venda bien para poder seguir haciendo lo que le gusta.
¿A qué viene todo esto con Manu?
La Rolling Stone colombo-latinoamericana trae un texto sobre Manu Chao que, la verdad es que llega viejo porque fue antes del lanzamiento de su nuevo cedé.
Pero no es del disco que quiero hablar. En principio porque no lo he escuchado. Y en final porque me importa un carajo y creo que no lo escucharé. A menos que se lo compre a un pirata, cosa que no debería molestar a la mentalidad marxistoide de nuestro héroe explorador.
La vaina es que en esa entrevista Manu aborda un clásico del europeo bien pensante: es en América Latina donde deben suceder las cosas interesantes. No en Europa, no tío, joder, donde todo está muy guay es allá, en el Nuevo Mundo, a donde nosotros vamos y observamos ese laboratorio y vemos cómo se joden entre ellos y antes de que nos peguen un balazo o nos metan presos, nos piramos. Porque es que tío, en Europa ya no se puede, todo ha muerto, ya no hay cambio posible, eso está lleno de viejos reaccionarios… Provoca preguntarle, coño Manu, ¿y qué has hecho para motorizar ese cambio? ¿por qué no forman una guerrilla y tumban gobiernos? ¿por qué no nacionalizan empresas y mandan al carajo a las transnacionales?
En fin, si todo está tan viejo, por qué no aprovechan y hacen su propia revolución e instalan a un nuevo tirano en la casa presidencial. ¿O es que esos viejos chuchumecos pueden más que el poder joven?
No Manu, no lo hacen porque ya en Europa, en muchas partes de ella al menos, pasaron por lo peor. Y por eso es que te puedes dar la vida que te das. Y por eso el viejito comunista que es tu padre, podrá tener su pensión para mantenerse sin tener que pedirte plata a ti.
También le tocan el tema de la revolución chavista. Y el hombre dice que la apoya “sin dudas”, aunque dice que tiene cuestionamientos sobre la figura de Chávez. El periodista le pregunta cuáles son esas críticas y cuando uno piensa que Manu va a decir algo interesante que refleje su independencia intelectual y su lucidez, sale con esto:
“…Pero no soy chavista, porque soy Manu y nunca fui de nadie. Tengo muchas críticas sobre Chávez.
¿Como cuáles?
- El símbolo de Simón Bolívar. Bolívar liberó a América Latina con las armas de los ingleses. Para sacar a los españoles vendió América Latina a los ingleses. No me parece el símbolo adecuado. Ponme un símbolo moderno, por favor. Ponme al Chavo del 8, qué sé yo”.
Coño. ¿Nos vendieron a los ingleses? ¿Y cuándo fue que se nos olvidó tomar el té a las 5 pm? ¿Cómo fue que superamos el colonialismo de conducir con el volante del otro lado? ¿Por qué fue que nunca aprendimos a hacer cerveza Guiness ni a jugar fútbol?
Me atormenta ahora saber, ¿cuánto fue que se llevó Bolívar a la tumba por vender el continente a los británicos?
Y, carajo, ¿cómo sería todo si en las millones de vallas y murales del jalabolismo rojo se incluyera la imagen del Chavo del 8? ¿Cuánto le cobrará Chespirito a Chávez por los derechos de uso sobre su personaje?
Se nota que Manu recibió las lecciones de papá Chao: Marx despreció a Bolívar, si soy marxista de café entonces yo también lo desprecio pero de manera superficial…
Dice un poco más delante y también un poco más atrás, que le molesta que le tachen de estalinista en algunos sectores de Europa sólo por expresar su apoyo a la dictadura de Fidel y al gobierno de Chávez. Pero es muy curioso que este tipo libertario, nómada impenitente, librepensador, humanista y ecologista deje aflorar sus preferencias por sistemas totalitarios antes que por la democracia.
Y no lo digo por sus simpatías por Fidel y Huguito. No. Manu cuenta que en Eslovenia vio muchos borrachos tirados en la calle, gente sin hogar y que le preguntó a algunos nativos desde cuándo estaba esa gente así y entonces le contaron que “antes de la caída del Muro no había ninguno, que era un fenómeno nuevo del capitalismo y la democracia”. Entonces concluye, muy brillante: “Yo no estoy tan seguro de que ahora estén mejor que antes”.
Ese “antes”, claro, es algo que Manu no conoce. Ni conocerá: no olvidemos que es francés y español.
El texto también recuerda el gran mensaje de Manu ante los jóvenes cubanos que fueron a su concierto en La Habana: “Todas las mafias que reprimen al mundo se esconden detrás de la palabra democracia”. O sea que, según Manu, los cubanos oprimidos por Fidel no se estaban perdiendo de la gran cosa porque esa vaina llamada democracia –de la cual él sí disfruta- a fin de cuentas es una cagada.
Así que Manu Chao quiere a un hombre fuerte mandando. Pero para verlo de lejos y analizarlo y adorarlo desde algún bar del Barrio Gótico. De lejitos las revoluciones y los tiranos se ven mejor. No se perciben tanto los detalles. Y si te fumas un porro, tío, agarran más onda.
¿Y este es el Señor Esperanza?
Después dicen que la marihuana no tiene efectos secundarios a largo plazo...
Puedo reconocer sin problemas que debe ser un gran tipo, que debe caerle muy bien a la gente, que posee el don de la melodía pegajosa y que es sumamente hábil para pertenecer al mainstream pero manteniendo su pose de rebelde del underground.
Fuera de eso, Manu Chao –según mi opinión de experto musicólogo mecagoentós- no ha podido desprenderse del eurocentrismo ni del colonialismo europeo. Con su buena onda y tal, Manu viene, se lanza sus viajecitos por Latinoamérica, pasea en trenes destartalados, monta en burro y en mula, se mete en el monte, fuma monte bueno y barato, hace rumbitas proletarias, da dos o tres pasitos de salsa o dos de vallenato o lo que le pongan, elige a alguna negra sabrosona y se encama, fuma más monte del bueno y barato, puede que hasta sea capaz de hacer sus deposiciones en la letrina del rancho y después, cuando se harta de la vida tercermundista, cuando ya no le da más el pellejo de compartir con estos macacos ruidosos, pide un taxi al aeropuerto, compra un boleto de primera clase y –antes, por supuesto, lanza por el váter los restos de mariguana que le quedaron en los bolsillos- regresa a la comodidad del hogar, al buen rollito de Barcelona.
Y al llegar a casa, además de haber comprado varios ponchos de colorines y un gorrito rastafari, tiene más alimento para su música. Porque durante todo ese tiempo, el Manu ha estado saqueando aquí y allá, expoliando sonidos, la música de éstos y la de los otros de más acá, para entonces mandarse su cancioncita: la base rítmica de tal, algunas palabras en francés, otras en inglés y unas cuantas más en español que rimen bien y que se entiendan en lo más básico de esas sociedades tan elementales que le aportaron las músicas que machacará y pasará por su tamiz europeo.
Manu, muy underground, entonces se meterá en un estudio de alta tecnología, con tremendos instrumentos, músicos de alquiler, su propia banda itinerante, grabará un nuevo disco que entregará a una de estas transnacionales de la industria y esa corporación le dará el tratamiento de mercancía que le da a todos los productos que recibe, Manu aparecerá en cada uno de esos grandes medios a los que los globalitontos dicen despreciar, pondrán vallas como las de Coca Cola en los metros de París y Barcelona, y el buen Manu venderá otros millones de discos, cosa que al fin y al cabo es lo que anhela todo músico: que su vaina se venda bien para poder seguir haciendo lo que le gusta.
¿A qué viene todo esto con Manu?
La Rolling Stone colombo-latinoamericana trae un texto sobre Manu Chao que, la verdad es que llega viejo porque fue antes del lanzamiento de su nuevo cedé.
Pero no es del disco que quiero hablar. En principio porque no lo he escuchado. Y en final porque me importa un carajo y creo que no lo escucharé. A menos que se lo compre a un pirata, cosa que no debería molestar a la mentalidad marxistoide de nuestro héroe explorador.
La vaina es que en esa entrevista Manu aborda un clásico del europeo bien pensante: es en América Latina donde deben suceder las cosas interesantes. No en Europa, no tío, joder, donde todo está muy guay es allá, en el Nuevo Mundo, a donde nosotros vamos y observamos ese laboratorio y vemos cómo se joden entre ellos y antes de que nos peguen un balazo o nos metan presos, nos piramos. Porque es que tío, en Europa ya no se puede, todo ha muerto, ya no hay cambio posible, eso está lleno de viejos reaccionarios… Provoca preguntarle, coño Manu, ¿y qué has hecho para motorizar ese cambio? ¿por qué no forman una guerrilla y tumban gobiernos? ¿por qué no nacionalizan empresas y mandan al carajo a las transnacionales?
En fin, si todo está tan viejo, por qué no aprovechan y hacen su propia revolución e instalan a un nuevo tirano en la casa presidencial. ¿O es que esos viejos chuchumecos pueden más que el poder joven?
No Manu, no lo hacen porque ya en Europa, en muchas partes de ella al menos, pasaron por lo peor. Y por eso es que te puedes dar la vida que te das. Y por eso el viejito comunista que es tu padre, podrá tener su pensión para mantenerse sin tener que pedirte plata a ti.
También le tocan el tema de la revolución chavista. Y el hombre dice que la apoya “sin dudas”, aunque dice que tiene cuestionamientos sobre la figura de Chávez. El periodista le pregunta cuáles son esas críticas y cuando uno piensa que Manu va a decir algo interesante que refleje su independencia intelectual y su lucidez, sale con esto:
“…Pero no soy chavista, porque soy Manu y nunca fui de nadie. Tengo muchas críticas sobre Chávez.
¿Como cuáles?
- El símbolo de Simón Bolívar. Bolívar liberó a América Latina con las armas de los ingleses. Para sacar a los españoles vendió América Latina a los ingleses. No me parece el símbolo adecuado. Ponme un símbolo moderno, por favor. Ponme al Chavo del 8, qué sé yo”.
Coño. ¿Nos vendieron a los ingleses? ¿Y cuándo fue que se nos olvidó tomar el té a las 5 pm? ¿Cómo fue que superamos el colonialismo de conducir con el volante del otro lado? ¿Por qué fue que nunca aprendimos a hacer cerveza Guiness ni a jugar fútbol?
Me atormenta ahora saber, ¿cuánto fue que se llevó Bolívar a la tumba por vender el continente a los británicos?
Y, carajo, ¿cómo sería todo si en las millones de vallas y murales del jalabolismo rojo se incluyera la imagen del Chavo del 8? ¿Cuánto le cobrará Chespirito a Chávez por los derechos de uso sobre su personaje?
Se nota que Manu recibió las lecciones de papá Chao: Marx despreció a Bolívar, si soy marxista de café entonces yo también lo desprecio pero de manera superficial…
Dice un poco más delante y también un poco más atrás, que le molesta que le tachen de estalinista en algunos sectores de Europa sólo por expresar su apoyo a la dictadura de Fidel y al gobierno de Chávez. Pero es muy curioso que este tipo libertario, nómada impenitente, librepensador, humanista y ecologista deje aflorar sus preferencias por sistemas totalitarios antes que por la democracia.
Y no lo digo por sus simpatías por Fidel y Huguito. No. Manu cuenta que en Eslovenia vio muchos borrachos tirados en la calle, gente sin hogar y que le preguntó a algunos nativos desde cuándo estaba esa gente así y entonces le contaron que “antes de la caída del Muro no había ninguno, que era un fenómeno nuevo del capitalismo y la democracia”. Entonces concluye, muy brillante: “Yo no estoy tan seguro de que ahora estén mejor que antes”.
Ese “antes”, claro, es algo que Manu no conoce. Ni conocerá: no olvidemos que es francés y español.
El texto también recuerda el gran mensaje de Manu ante los jóvenes cubanos que fueron a su concierto en La Habana: “Todas las mafias que reprimen al mundo se esconden detrás de la palabra democracia”. O sea que, según Manu, los cubanos oprimidos por Fidel no se estaban perdiendo de la gran cosa porque esa vaina llamada democracia –de la cual él sí disfruta- a fin de cuentas es una cagada.
Así que Manu Chao quiere a un hombre fuerte mandando. Pero para verlo de lejos y analizarlo y adorarlo desde algún bar del Barrio Gótico. De lejitos las revoluciones y los tiranos se ven mejor. No se perciben tanto los detalles. Y si te fumas un porro, tío, agarran más onda.
¿Y este es el Señor Esperanza?
Después dicen que la marihuana no tiene efectos secundarios a largo plazo...
lunes, octubre 22, 2007
TODOBICHODEUÑA - La quinceañera
Entonces tu hija apenas cruza la barrera de los quince años -después de hacerte un hueco en el presupuesto de los próximos cinco con la fiesta al estilo MTV o con el viaje en el crucero que tu nunca has hecho- empieza, la muy avispada, a hacer planes: que si dónde serán las vacaciones del próximo verano –la pobre cree que vive en una serie juvenil-, que si cuándo será que la enseñarás a manejar, que si va a estudiar esto o aquello sin saber muy bien de qué carajos se trata ni ésto ni mucho menos aquello, que si antes de la universidad le tienes que pagar un curso de inglés en Londres o, mejor aún, en Daytona Beach como si tú te chuparas el dedo; que ya sabes que a los 18 tienes que regalarle –así dicen: regalar- unas tetas nuevas y grandes -¿y para quién?, me pregunto yo: ¿quién será el verdadero destinatario de ese regalo?- ; que si ya va siendo hora de que le aumentes la mensualidad porque ahora tendrá más gastos –peluquería y uñas todas las semanas- y que también ya es momento de que le retrases la hora de llegada en las noches porque las fiestas arrancan más tarde y es muy chimbo y boleta llegar primero que las más tontas, un grupo en el que ella jura que nunca está incluida por razones obvias.
Ella se cree que ser más delgada y tener el cabello liso ya la hace más viva que las demás.
¿En qué momento fue que estas carajitas se volvieron monstruos? ¿Qué pasó con la cachetoncita esa que hasta no hace mucho se quedaba dormida contigo viendo comiquitas? ¿Y la que llegaba pintarrajeada a obsequiarte sus dibujos de palotes o de dedos coloreados? Qué vaina jodida esta de ponerse viejo.
Ella se cree que ser más delgada y tener el cabello liso ya la hace más viva que las demás.
¿En qué momento fue que estas carajitas se volvieron monstruos? ¿Qué pasó con la cachetoncita esa que hasta no hace mucho se quedaba dormida contigo viendo comiquitas? ¿Y la que llegaba pintarrajeada a obsequiarte sus dibujos de palotes o de dedos coloreados? Qué vaina jodida esta de ponerse viejo.
jueves, octubre 18, 2007
SOCIALISTANDO – Comenzó el papidandeo del Comandante
Así que ya empezó la vaina. No podían aguantarse ni esperar a ver si lograban tener éxito.
No.
El día que liberen –ojalá que sí- a los secuestrados en Colombia los protagonistas serán ellos, las víctimas, los que estuvieron privados de su libertad a manos de una pandilla de criminales que se pretenden luchadores por un mundo mejor.
Y no conviene mucho. Porque al final, eso le restaría un poco de protagonismo al elefantiásico ego del Comandante: coño, que me saquen a mi primero la foto.
Por eso entonces se mandan esto de los conciertos. Es fácil lograr convocatoria cuando juntas palabras: libertad, justicia, solidaridad. Y tal. Así conquistan las voluntades de músicos que o por verdadero afán humanista o para no pelarse la promoción de estar allí o con pleno conocimiento de cómo es que de verdad es este juego, se anotan en la fila para montarse en la tarima. Y será un gran acto para ensalzar al nuevo líder continental, al “huracán político”, al prodigioso heredero del “guerrero del amor”.
Aaaah, ¡qué bello es todo!
Y mientras en esos conciertos la gente goce una bola, se tome sus cervezas y se fume su mariguana; los secuestrados seguirán tan jodidos como lo han estado desde el día en que estos miserables los arrancaron del mundo.
A menos que ocurra el milagro comeflor: que el poder de la música, que la dulce voz militante de Andrea Echeverri o el toque evangélico de Juan Luis Guerra o la poesía alcahueta de Silvio toque las almas endurecidas de esos “guerreritos del amor” y decidan abrir las puertas de los cambuches para que las víctimas regresen a sus hogares.
No me jodan.
Y me pregunto: ¿qué será lo que de verdad quiere Piedad Córdoba? ¿La liberación de los 45 rehenes o la excarcelación de los 500 guerrilleros presos?
No.
El día que liberen –ojalá que sí- a los secuestrados en Colombia los protagonistas serán ellos, las víctimas, los que estuvieron privados de su libertad a manos de una pandilla de criminales que se pretenden luchadores por un mundo mejor.
Y no conviene mucho. Porque al final, eso le restaría un poco de protagonismo al elefantiásico ego del Comandante: coño, que me saquen a mi primero la foto.
Por eso entonces se mandan esto de los conciertos. Es fácil lograr convocatoria cuando juntas palabras: libertad, justicia, solidaridad. Y tal. Así conquistan las voluntades de músicos que o por verdadero afán humanista o para no pelarse la promoción de estar allí o con pleno conocimiento de cómo es que de verdad es este juego, se anotan en la fila para montarse en la tarima. Y será un gran acto para ensalzar al nuevo líder continental, al “huracán político”, al prodigioso heredero del “guerrero del amor”.
Aaaah, ¡qué bello es todo!
Y mientras en esos conciertos la gente goce una bola, se tome sus cervezas y se fume su mariguana; los secuestrados seguirán tan jodidos como lo han estado desde el día en que estos miserables los arrancaron del mundo.
A menos que ocurra el milagro comeflor: que el poder de la música, que la dulce voz militante de Andrea Echeverri o el toque evangélico de Juan Luis Guerra o la poesía alcahueta de Silvio toque las almas endurecidas de esos “guerreritos del amor” y decidan abrir las puertas de los cambuches para que las víctimas regresen a sus hogares.
No me jodan.
Y me pregunto: ¿qué será lo que de verdad quiere Piedad Córdoba? ¿La liberación de los 45 rehenes o la excarcelación de los 500 guerrilleros presos?
miércoles, octubre 17, 2007
SOCIALISTANDO – El desprecio*
Cada vez que alguno de los literatos de la revolución gloriosa se inspira y –campaneando un Blue Label y con la pancita bien llena- barrunta algunos versos o hilvana sus líneas con torpeza de hilandera con glaucoma y sin Misión Milagro, el producto de ese arrebato místico, de ese desatino de musas confundidas, siempre terminará convertido en libro perpetrado por alguna editorial oficial y encontrará pronta y segura distribución al amparo del perro y la rana.
La mayoría de estos iluminados no tiene de qué preocuparse porque esos abortos del ingenio encontrarán papel y lomo seguros: es muy fácil publicar cuando se está en el poder. Es tan fácil, que si ni el perro ni la rana te aceptan tus vainas, siempre sobrará algún dinero de la gobernación o de la alcaldía que manejas –o a la que te pegas como garrapata- para obsequiarle al mundo el desabrido fruto de tu intelecto.
Desde que el vate Isaías coronó en la excelsa Biblioteca Ayacucho, cualquier cosa puede pasar. Dígalo ahí, poeta.
Por eso poco extraña que en sus delirios reformistas a la propiedad intelectual se la pasen por el forro.
Como estos raspicuís o no viven del producto de su creatividad –nos libre el Señor- o saben que cualquier babosada que escriban será publicada y cancelada con los billetes de la nación, se lanzan ahora con esa bandera que cuadra a la perfección con la propaganda del socialismo Frankenstein.
La vaina se pondrá para ellos cada vez más fácil: editoriales oficiales, disqueras oficiales, industria del cine oficial, medios de comunicación oficiales, empresas oficiales, salas de espectáculos oficiales… pase usted y si el Maisanta le da la luz verde, bienvenido al reino de lo oficial y párese firrrrr, cada vez que el comandante diga.
Eso, que pudiera ser un detalle no tan apocalíptico en la medida en que la buena literatura y la buena música seguirán transitando por la vía de la empresa privada (buen momento pudiera ser, de paso, para que dejen de ser tan ratas y bajen un poco los precios), en el caso de la inventiva aplicada a la ciencia y a la tecnología resulta terrible.
Mejor dicho: ya la situación de la ciencia y la tecnología es bastante lamentable. ¿O acaso los últimos grandes inventos made in Venezuela no son el socialismo siglo XXI y los adaptógenos? ¿Y qué son estos sino dos tremendos fraudes?
Los reformistas, Escarrá a la cabeza, se hacen los pendejos con una cosa elemental: cualquiera que invierte tiempo, dinero y esfuerzo en el desarrollo de alguna innovación en cualquier campo espera que el éxito le traiga también recompensas. Lo mismo que el empresario invierte para ganar, el que siembra lo hace para vender y el que trae Hummer lo hace para colocarlas entre esta generación aquejada por el rojillo síndrome de la riqueza súbita.
Pero como eso les duele a otros, como la Asamblea Nacional no es precisamente un recinto atestado de lumbreras, como de allí no saldrá jamás una verdadera gran idea, se lanzan con desprecio sobre algo que debería ser poco menos que sagrado: el respeto a la creación.
Es más o menos lo mismo que pienso yo cuando compro un quemaíto de Madonna: qué carajos le puede afectar esto a Madonna si esa caraja acaba de cerrar un negocio por 150 millones de dólares…
* Sí, me fusilé el título, ¿y qué?
La mayoría de estos iluminados no tiene de qué preocuparse porque esos abortos del ingenio encontrarán papel y lomo seguros: es muy fácil publicar cuando se está en el poder. Es tan fácil, que si ni el perro ni la rana te aceptan tus vainas, siempre sobrará algún dinero de la gobernación o de la alcaldía que manejas –o a la que te pegas como garrapata- para obsequiarle al mundo el desabrido fruto de tu intelecto.
Desde que el vate Isaías coronó en la excelsa Biblioteca Ayacucho, cualquier cosa puede pasar. Dígalo ahí, poeta.
Por eso poco extraña que en sus delirios reformistas a la propiedad intelectual se la pasen por el forro.
Como estos raspicuís o no viven del producto de su creatividad –nos libre el Señor- o saben que cualquier babosada que escriban será publicada y cancelada con los billetes de la nación, se lanzan ahora con esa bandera que cuadra a la perfección con la propaganda del socialismo Frankenstein.
La vaina se pondrá para ellos cada vez más fácil: editoriales oficiales, disqueras oficiales, industria del cine oficial, medios de comunicación oficiales, empresas oficiales, salas de espectáculos oficiales… pase usted y si el Maisanta le da la luz verde, bienvenido al reino de lo oficial y párese firrrrr, cada vez que el comandante diga.
Eso, que pudiera ser un detalle no tan apocalíptico en la medida en que la buena literatura y la buena música seguirán transitando por la vía de la empresa privada (buen momento pudiera ser, de paso, para que dejen de ser tan ratas y bajen un poco los precios), en el caso de la inventiva aplicada a la ciencia y a la tecnología resulta terrible.
Mejor dicho: ya la situación de la ciencia y la tecnología es bastante lamentable. ¿O acaso los últimos grandes inventos made in Venezuela no son el socialismo siglo XXI y los adaptógenos? ¿Y qué son estos sino dos tremendos fraudes?
Los reformistas, Escarrá a la cabeza, se hacen los pendejos con una cosa elemental: cualquiera que invierte tiempo, dinero y esfuerzo en el desarrollo de alguna innovación en cualquier campo espera que el éxito le traiga también recompensas. Lo mismo que el empresario invierte para ganar, el que siembra lo hace para vender y el que trae Hummer lo hace para colocarlas entre esta generación aquejada por el rojillo síndrome de la riqueza súbita.
Pero como eso les duele a otros, como la Asamblea Nacional no es precisamente un recinto atestado de lumbreras, como de allí no saldrá jamás una verdadera gran idea, se lanzan con desprecio sobre algo que debería ser poco menos que sagrado: el respeto a la creación.
Es más o menos lo mismo que pienso yo cuando compro un quemaíto de Madonna: qué carajos le puede afectar esto a Madonna si esa caraja acaba de cerrar un negocio por 150 millones de dólares…
* Sí, me fusilé el título, ¿y qué?
miércoles, octubre 10, 2007
YONOFUI - Caudillo Guevara
(Editorial de El País)
10/10/2007
El romanticismo europeo estableció el siniestro prejuicio de que la disposición a entregar la vida por las ideas es digna de admiración y de elogio. Amparados desde entonces en esta convicción, y a lo largo de más de un siglo, grupúsculos de las más variadas disciplinas ideológicas han pretendido dotar al crimen de un sentido trascendente, arrebatados por el espejismo de que la violencia es fecunda, de que inmolar seres humanos en el altar de una causa la hace más auténtica e indiscutible.
En realidad, la disposición a entregar la vida por las ideas esconde un propósito tenebroso: la disposición a arrebatársela a quien no las comparta. Ernesto Guevara, el Che, de cuya muerte en el poblado boliviano de La Higuera se cumplen 40 años, perteneció a esa siniestra saga de héroes trágicos, presente aún en los movimientos terroristas de diverso cuño, desde los nacionalistas a los yihadistas, que pretenden disimular la condición del asesino bajo la del mártir, prolongando el viejo prejuicio heredado del romanticismo.
El hecho de que el Che diera la vida y sacrificara las de muchos no hace mejores sus ideas, que bebían de las fuentes de uno de los grandes sistemas totalitarios. Sus proyectos y sus consignas no han dejado más que un reguero de fracaso y de muerte, tanto en el único sitio donde triunfaron, la Cuba de Castro, como en los lugares en los que no alcanzaron la victoria, desde el Congo de Kabila a la Bolivia de Barrientos. Y todo ello sin contar los muchos países en los que, deseosos de seguir el ejemplo de este mito temerario, miles de jóvenes se lanzaron a la lunática aventura de crear a tiros al "hombre nuevo".
Seducidos por la estrategia del "foquismo", de crear muchos Vietnam, la única aportación contrastable de los insurgentes seguidores de Guevara a la política latinoamericana fue ofrecer nuevas coartadas a las tendencias autoritarias que germinaban en el continente. Gracias a su desafío armado, las dictaduras militares de derechas pudieron presentarse a sí mismas como un mal menor, cuando no como una inexorable necesidad frente a otra dictadura militar simétrica, como la castrista.
Por el contexto en el que apareció, la figura de Ernesto Guevara representó una puesta al día del caudillismo latinoamericano, una suerte de aventurero armado que apuntaba hacia nuevos ideales sociales para el continente, no hacia ideales de liberación colonial, pero a través de los mismos medios que sus predecesores. En las cuatro décadas que han transcurrido desde su muerte, la izquierda latinoamericana y, por supuesto, la europea, se ha desembarazado por completo de sus objetivos y métodos fanáticos. Hasta el punto de que hoy ya sólo conmemoran la fecha de su ejecución en La Higuera los gobernantes que sojuzgan a los cubanos o los que invocan a Simón Bolívar en sus soflamas populistas.
10/10/2007
El romanticismo europeo estableció el siniestro prejuicio de que la disposición a entregar la vida por las ideas es digna de admiración y de elogio. Amparados desde entonces en esta convicción, y a lo largo de más de un siglo, grupúsculos de las más variadas disciplinas ideológicas han pretendido dotar al crimen de un sentido trascendente, arrebatados por el espejismo de que la violencia es fecunda, de que inmolar seres humanos en el altar de una causa la hace más auténtica e indiscutible.
En realidad, la disposición a entregar la vida por las ideas esconde un propósito tenebroso: la disposición a arrebatársela a quien no las comparta. Ernesto Guevara, el Che, de cuya muerte en el poblado boliviano de La Higuera se cumplen 40 años, perteneció a esa siniestra saga de héroes trágicos, presente aún en los movimientos terroristas de diverso cuño, desde los nacionalistas a los yihadistas, que pretenden disimular la condición del asesino bajo la del mártir, prolongando el viejo prejuicio heredado del romanticismo.
El hecho de que el Che diera la vida y sacrificara las de muchos no hace mejores sus ideas, que bebían de las fuentes de uno de los grandes sistemas totalitarios. Sus proyectos y sus consignas no han dejado más que un reguero de fracaso y de muerte, tanto en el único sitio donde triunfaron, la Cuba de Castro, como en los lugares en los que no alcanzaron la victoria, desde el Congo de Kabila a la Bolivia de Barrientos. Y todo ello sin contar los muchos países en los que, deseosos de seguir el ejemplo de este mito temerario, miles de jóvenes se lanzaron a la lunática aventura de crear a tiros al "hombre nuevo".
Seducidos por la estrategia del "foquismo", de crear muchos Vietnam, la única aportación contrastable de los insurgentes seguidores de Guevara a la política latinoamericana fue ofrecer nuevas coartadas a las tendencias autoritarias que germinaban en el continente. Gracias a su desafío armado, las dictaduras militares de derechas pudieron presentarse a sí mismas como un mal menor, cuando no como una inexorable necesidad frente a otra dictadura militar simétrica, como la castrista.
Por el contexto en el que apareció, la figura de Ernesto Guevara representó una puesta al día del caudillismo latinoamericano, una suerte de aventurero armado que apuntaba hacia nuevos ideales sociales para el continente, no hacia ideales de liberación colonial, pero a través de los mismos medios que sus predecesores. En las cuatro décadas que han transcurrido desde su muerte, la izquierda latinoamericana y, por supuesto, la europea, se ha desembarazado por completo de sus objetivos y métodos fanáticos. Hasta el punto de que hoy ya sólo conmemoran la fecha de su ejecución en La Higuera los gobernantes que sojuzgan a los cubanos o los que invocan a Simón Bolívar en sus soflamas populistas.
JARTERAONTHEROCKS - Y dale con el whisky, coño
Cuando el Maximus-Optimus-Prime se “enteró” –porque seguro no lo sabía- de que los nativos del país que quiere cambiar se cuentan entre los mayores consumidores de whisky del planeta, decidió que ya era hora de agitar la boina: no más dólares para esa vaina y más impuestos a los frasquitos de escocés.
El Comandante sí que manda de verdad. Se acabaron las peas que se mete su muchachito en el San Ignacio, se acabaron las noches botella tras botella de celebraciones de sus niñas, se jodió el Círculo Militar.
No sólo te dice el Comandante cómo debes pensar, qué debes leer, a quién escuchar, a quién odiar, que debes ver La Hojilla, que no debes ver Globovisión, dónde comprar comida, que debes escuchar en la radio, a quién obedecer, a quién rechazar, cuál de estos es el enemigo, quién el infiltrado; sino que ahora te dice qué es lo que debes tomar cuando tengas ganas de echarte un trago: o ron o nada. O ron o lo pagarás muy caro.
Y la vaina es literal: lo pagaremos caro.
Acabaron con la leche a punta de “reconquistas” de tierras y de bajarle los pantalones a la gente del campo. Y tratan de hacernos creer que la vaina es culpa de los chinos. Debe ser que en los automercados de París, o de Santiago de Chile, o de Buenos Aires, o en el súper de Madrid, o de Berlín, escasea la leche tanto como aquí porque la están llevando toda para Shanghai. A otro con ese mojón.
Ahora van con el whisky. Me arrecha que no exista un sucedáneo, un whisky en polvo, un whisky condensado, una vaina así.
Nos joderemos los cultores del escocés –aunque me alegra que se jodan los que le ponen hielo demás- pero especialmente los pela bolas que no tenemos acceso a dólares sin control ni a proveedurías militares libres de impuestos. Nos irá mal a los pendejos para quienes comprar una botella de 18 años es todo un evento, esos mismos que andamos cazando quién va para Margarita para encargarle un frasquito.
El Comandante como que no se da cuenta: esa es una medida que abre aún más la brecha entre ricos y pobres. Y que en el transcurso de los próximos días, hará engordar los bolsillos de los dueños de licorerías que ya, esta misma noche, estarán remarcando los precios de mi querido viejo Parr y del distinguido señor Walker.
Coño Hugo, ¿cómo vamos a hacer contigo mi llave? Tanto por hacer en este país amenazado por el imperialismo y los desviacionismos y te vienes a ocupar de esta pendejera.
Sigue así, ya veremos cómo te va cuando empiece a escasear este preciado líquido.
El Comandante sí que manda de verdad. Se acabaron las peas que se mete su muchachito en el San Ignacio, se acabaron las noches botella tras botella de celebraciones de sus niñas, se jodió el Círculo Militar.
No sólo te dice el Comandante cómo debes pensar, qué debes leer, a quién escuchar, a quién odiar, que debes ver La Hojilla, que no debes ver Globovisión, dónde comprar comida, que debes escuchar en la radio, a quién obedecer, a quién rechazar, cuál de estos es el enemigo, quién el infiltrado; sino que ahora te dice qué es lo que debes tomar cuando tengas ganas de echarte un trago: o ron o nada. O ron o lo pagarás muy caro.
Y la vaina es literal: lo pagaremos caro.
Acabaron con la leche a punta de “reconquistas” de tierras y de bajarle los pantalones a la gente del campo. Y tratan de hacernos creer que la vaina es culpa de los chinos. Debe ser que en los automercados de París, o de Santiago de Chile, o de Buenos Aires, o en el súper de Madrid, o de Berlín, escasea la leche tanto como aquí porque la están llevando toda para Shanghai. A otro con ese mojón.
Ahora van con el whisky. Me arrecha que no exista un sucedáneo, un whisky en polvo, un whisky condensado, una vaina así.
Nos joderemos los cultores del escocés –aunque me alegra que se jodan los que le ponen hielo demás- pero especialmente los pela bolas que no tenemos acceso a dólares sin control ni a proveedurías militares libres de impuestos. Nos irá mal a los pendejos para quienes comprar una botella de 18 años es todo un evento, esos mismos que andamos cazando quién va para Margarita para encargarle un frasquito.
El Comandante como que no se da cuenta: esa es una medida que abre aún más la brecha entre ricos y pobres. Y que en el transcurso de los próximos días, hará engordar los bolsillos de los dueños de licorerías que ya, esta misma noche, estarán remarcando los precios de mi querido viejo Parr y del distinguido señor Walker.
Coño Hugo, ¿cómo vamos a hacer contigo mi llave? Tanto por hacer en este país amenazado por el imperialismo y los desviacionismos y te vienes a ocupar de esta pendejera.
Sigue así, ya veremos cómo te va cuando empiece a escasear este preciado líquido.
viernes, septiembre 28, 2007
QUEALGOQUEDA - Del periódico de hoy
* Según el honorable Clodosvaldo Russián la corrupción en Venezuela ha disminuido. No sólo eso dijo el caballero de marras, sino que hace un pronóstico de barbarazo. Russián tiene la receta, Russián sabe que la corrupción de acabará totalmente “cuando las clases sociales no sean tan antagónicas y haya posibilidad de una justicia social planetaria”. El sabrá lo que dice, pero eso me suena a que estamos rejodidos y que siempre habrá una excusa para seguir robando: “todavía, camarada, no hay una justicia social planetaria”.
* Inauguraron en Cuba el museo de los Comités de Defensa de la Revolución. Ahora los sapos atemorizados y atemorizantes de los CDR exhiben en la calle Obispo recuerdos de sus 47 años echándole paja al vecino. ¿La memorabilia incluirá fotos de los asesinados por culpa de estos bocones? ¿Le abrirán un rinconcito anexo al gran Tascón?
* “Los que financian la revolución bolivariana no somos nosotros, sino Estados Unidos que le compra 40 millardos de dólares en intercambio comercial (a Venezuela)”. Eso lo dijo Néstor Kirchner en Nueva York. Che, boludo, eso ya lo sabemos. Está clarito que no es Argentina el financista, está clarito que vos, conchetumadre, sos apenas el chulo, el mantenido y que la vaina es al revés.
* Una prostituta manda mails a los directivos del Real Madrid diciendo que tiene imágenes de algunos jugadores “gambeteando” con algunas de sus colegas del oficio. Gran escándalo. Los jugadores entonces no pueden tomar, no pueden salir en las noches y encima tampoco pueden comer cochino. No joda. Me importa un carajo si el negro Robinho se gasta su fortuna en putas. Mientras meta goles y se ponga condón. El chantaje de la muchachita santa hizo que se recordaran otras historias: la de Deco con sus panas de la selección portuguesa y la de Cristiano Ronaldo que celebró una fiestecita con cinco muchachotas porque estaba muy contento de haber ganado el primer partido de la Premier.
* Inauguraron en Cuba el museo de los Comités de Defensa de la Revolución. Ahora los sapos atemorizados y atemorizantes de los CDR exhiben en la calle Obispo recuerdos de sus 47 años echándole paja al vecino. ¿La memorabilia incluirá fotos de los asesinados por culpa de estos bocones? ¿Le abrirán un rinconcito anexo al gran Tascón?
* “Los que financian la revolución bolivariana no somos nosotros, sino Estados Unidos que le compra 40 millardos de dólares en intercambio comercial (a Venezuela)”. Eso lo dijo Néstor Kirchner en Nueva York. Che, boludo, eso ya lo sabemos. Está clarito que no es Argentina el financista, está clarito que vos, conchetumadre, sos apenas el chulo, el mantenido y que la vaina es al revés.
* Una prostituta manda mails a los directivos del Real Madrid diciendo que tiene imágenes de algunos jugadores “gambeteando” con algunas de sus colegas del oficio. Gran escándalo. Los jugadores entonces no pueden tomar, no pueden salir en las noches y encima tampoco pueden comer cochino. No joda. Me importa un carajo si el negro Robinho se gasta su fortuna en putas. Mientras meta goles y se ponga condón. El chantaje de la muchachita santa hizo que se recordaran otras historias: la de Deco con sus panas de la selección portuguesa y la de Cristiano Ronaldo que celebró una fiestecita con cinco muchachotas porque estaba muy contento de haber ganado el primer partido de la Premier.
martes, septiembre 25, 2007
YONOFUI - Los extranjeros invaden Europa
(Como si los sudacas y el negrerío no fueran los que le dan lustre al fútbol europeo. Que no empiecen a joder. Aunque tampoco hay que pasarse, como el Inter. ¿Cuántos jugadores italianos tiene? Por eso es que se llama Internazionale)
JUAN JOSÉ MATEO - Madrid - 24/09/2007 - EL PAIS
La cantera europea se muere. Lo dicen las tradiciones rotas: el Atlético de Madrid, por ejemplo, no tiene esta temporada ni un solo jugador madrileño por primera vez en su historia. Lo dicen las finales: el Beveren, explican los críticos, ha descendido a Segunda porque su borrachera de fichajes marfileños le llevó a jugar una final de Copa belga casi sin jugadores del país en el equipo. Y lo dicen los datos: los jugadores de cantera -futbolistas que han estado al menos tres temporadas en el mismo club entre los 15 y los 21 años- ya sólo representan el 24,3% del total de 2.744 que han empezado el curso en las cinco grandes Ligas europeas, según un estudio auspiciado por la FIFA y realizado por el Centro Internacional de estudios deportivos y la Universidad de Franche-Comté.
Sin la cantera, dicen en la FIFA, mueren las selecciones y las señas de identidad de los equipos. Sin la cantera, cuentan los datos, crece el negocio de los representantes y el número de futbolistas extranjeros que juegan en España, Italia, Alemania, Francia e Inglaterra: ya son el 38,9%, un 0,5% más que la temporada pasada.
"La situación es preocupante", admite por teléfono Jérôme Champagne, delegado del Presidente de la FIFA. "Yo soy francés. Y quiero ver equipos franceses con brasileños, argelinos, suecos...pero si no hay futbolistas en esos equipos que puedan jugar en la selección, el equipo de Francia morirá en 10 años", continúa. "Estamos determinados a implantar la fórmula 6+5 [seis titulares susceptibles de actuar con la selección del país en el que juega el equipo]. No somos xenófobos. No es una división por pasaportes, sino por la condición de ser seleccionables. Queremos proteger el fútbol de lo financiero. La libertad de movimientos de los trabajadores en la UE, que respetamos, tiene un impacto mucho mayor en el fútbol que en cualquier otro mercado, además de un impacto de incertidumbre sobre la competición, porque hay una relación estrecha entre dinero, posibilidad de fichar extranjeros, exitos deportivos y, en consecuencia, premios y nuevamente dinero".
Hay países invadidos. Inglaterra, por ejemplo. Ahí, el 55,5% de los futbolistas son extranjeros. Es normal ver al Arsenal, el equipo de Cesc y Almunia, jugar sin un solo inglés. Y Steve McClaren, el seleccionador, tiembla cada vez que Owen o Rooney se lesionan. En la Premier, como en las grandes Ligas, los goles son cosa de extranjeros. La especialización triunfa en el fútbol.
"El fenómeno afecta a todos los deportes", dice Champagne; "en el baloncesto, donde sólo hay cinco jugadores, es terrible. ¡Me cuentan que no hay polacos para jugar en su selección! En el fútbol hay 11 jugadores y podemos sobrevivir, pero los atacantes tienden a ser extranjeros. Si no juegan los canteranos, el pool de talentos es menor. Se destruye el lazo que une al club con su base local, la fuerza del fútbol".
"A mi todo esto me parece sorprendente", dice Michel, ex jugador del Madrid y ahora encargado de su cantera. "Nuestras selecciones inferiores siguen ganando, pero no pasan de ahí. Está imposible para ellos. Nuestra Liga, mientras tanto, está llena de jóvenes extranjeros no contrastados. Los equipos, además, no reconocen sus fallos: siempre van a poner a jugar a ese futbolista al que se ha fichado, siempre se le va a dar otra oportunidad. Eso, si no es por el negocio, no se entiende", continúa al saber que el número de canteranos en Europa ha disminuído un 2,5% respecto a la temporada 2005-2006, justo lo mismo que ha aumentado el de extranjeros en España.
"Nuestras selecciones", recuerda, "ganan a Brasil, Francia, Nigeria..., a todos, y a la vuelta de cinco meses ellos juegan en nuestro país y los nuestros no. ¡Que me lo expliquen! No es curioso sino sospechoso", añade. "La excusa siempre se busca en la globalización del fútbol. Dicen que no hay fronteras. ¡Pues hay fronteras para los españoles!"
El fútbol de elite está gobernado por los agentes y el mercado. La cantera, también. Todos los grandes clubes tienen en sus equipos inferiores a jugadores brasileños, polacos, nigerianos... "A veces parece que lo que viene de fuera es mejor, quizás por cuestiones económicas", argumenta Santi Denia, ex jugador del Atlético y ahora al frente de su cantera. "Hay menos opciones para los de aquí. A un canterano hay que darle más oportunidades de que se equivoque".
La presencia de extranjeros, sin embargo, también puede llevar al éxito a la cantera. Ahí están los casos de Messi o Giovanni, del Barça. Su presencia en el primer equipo, como la de Bojan, español de padre serbio, resume la teoría de Michel: "Las canteras son siempre inversiones positivas para los equipos grandes, porque van sacando jugadores a otros sitios y van ganando dinero". Y de paso se garantiza gente que comprenda "la cultura del club".
"Hoy el modelo del Barça es el espejo", cuenta Denia. "Su filial ha bajado a Tercera, pero no miran resultados, sino sacar jugadores. Y si el objetivo de la cantera es ese, el Barça lo está consiguiendo con un programa de trabajo físico, táctico y psicológico específico con jugadores de 16-17 años. Así se ahorran un dineral, lo que costaría el traspaso de Iniesta, Messi...". El Barça, además, es el club europeo que menos ha cambiado su plantilla en los últimos tres años, según la FIFA: el 76% de sus futbolistas ya estaban en plantilla en agosto de 2004. El éxito de Messi y Giovani, sin embargo, fotografía lo que la FIFA llama "el círculo vicioso" de la Ley Bosman.
"Los clubes que ya eran ricos han podido fichar a los mejores extranjeros, ganar y ser más ricos", insiste Champagne. "La Ley Bosman ha hecho que la diferencia entre los cinco primeros y los cinco últimos se haya incrementado".
El Inter jugó la última jornada de la Champions sin ni un solo italiano en sus filas. Ya no sorprende. Ya no extraña. Italia es el país con menos canteranos (14,6%). Francia, el que más (33,3%). Dicen los expertos que el sistema francés, el entramado tejido desde la Federación, explica los engranajes que permitieron la aparición de Zidane, Henry o Vieira. En Francia, sin embargo, cada vez hay más extranjeros. En Francia este año juegan un 6,8% menos de canteranos que el curso pasado. En Francia, también, la cantera se muere.
JUAN JOSÉ MATEO - Madrid - 24/09/2007 - EL PAIS
La cantera europea se muere. Lo dicen las tradiciones rotas: el Atlético de Madrid, por ejemplo, no tiene esta temporada ni un solo jugador madrileño por primera vez en su historia. Lo dicen las finales: el Beveren, explican los críticos, ha descendido a Segunda porque su borrachera de fichajes marfileños le llevó a jugar una final de Copa belga casi sin jugadores del país en el equipo. Y lo dicen los datos: los jugadores de cantera -futbolistas que han estado al menos tres temporadas en el mismo club entre los 15 y los 21 años- ya sólo representan el 24,3% del total de 2.744 que han empezado el curso en las cinco grandes Ligas europeas, según un estudio auspiciado por la FIFA y realizado por el Centro Internacional de estudios deportivos y la Universidad de Franche-Comté.
Sin la cantera, dicen en la FIFA, mueren las selecciones y las señas de identidad de los equipos. Sin la cantera, cuentan los datos, crece el negocio de los representantes y el número de futbolistas extranjeros que juegan en España, Italia, Alemania, Francia e Inglaterra: ya son el 38,9%, un 0,5% más que la temporada pasada.
"La situación es preocupante", admite por teléfono Jérôme Champagne, delegado del Presidente de la FIFA. "Yo soy francés. Y quiero ver equipos franceses con brasileños, argelinos, suecos...pero si no hay futbolistas en esos equipos que puedan jugar en la selección, el equipo de Francia morirá en 10 años", continúa. "Estamos determinados a implantar la fórmula 6+5 [seis titulares susceptibles de actuar con la selección del país en el que juega el equipo]. No somos xenófobos. No es una división por pasaportes, sino por la condición de ser seleccionables. Queremos proteger el fútbol de lo financiero. La libertad de movimientos de los trabajadores en la UE, que respetamos, tiene un impacto mucho mayor en el fútbol que en cualquier otro mercado, además de un impacto de incertidumbre sobre la competición, porque hay una relación estrecha entre dinero, posibilidad de fichar extranjeros, exitos deportivos y, en consecuencia, premios y nuevamente dinero".
Hay países invadidos. Inglaterra, por ejemplo. Ahí, el 55,5% de los futbolistas son extranjeros. Es normal ver al Arsenal, el equipo de Cesc y Almunia, jugar sin un solo inglés. Y Steve McClaren, el seleccionador, tiembla cada vez que Owen o Rooney se lesionan. En la Premier, como en las grandes Ligas, los goles son cosa de extranjeros. La especialización triunfa en el fútbol.
"El fenómeno afecta a todos los deportes", dice Champagne; "en el baloncesto, donde sólo hay cinco jugadores, es terrible. ¡Me cuentan que no hay polacos para jugar en su selección! En el fútbol hay 11 jugadores y podemos sobrevivir, pero los atacantes tienden a ser extranjeros. Si no juegan los canteranos, el pool de talentos es menor. Se destruye el lazo que une al club con su base local, la fuerza del fútbol".
"A mi todo esto me parece sorprendente", dice Michel, ex jugador del Madrid y ahora encargado de su cantera. "Nuestras selecciones inferiores siguen ganando, pero no pasan de ahí. Está imposible para ellos. Nuestra Liga, mientras tanto, está llena de jóvenes extranjeros no contrastados. Los equipos, además, no reconocen sus fallos: siempre van a poner a jugar a ese futbolista al que se ha fichado, siempre se le va a dar otra oportunidad. Eso, si no es por el negocio, no se entiende", continúa al saber que el número de canteranos en Europa ha disminuído un 2,5% respecto a la temporada 2005-2006, justo lo mismo que ha aumentado el de extranjeros en España.
"Nuestras selecciones", recuerda, "ganan a Brasil, Francia, Nigeria..., a todos, y a la vuelta de cinco meses ellos juegan en nuestro país y los nuestros no. ¡Que me lo expliquen! No es curioso sino sospechoso", añade. "La excusa siempre se busca en la globalización del fútbol. Dicen que no hay fronteras. ¡Pues hay fronteras para los españoles!"
El fútbol de elite está gobernado por los agentes y el mercado. La cantera, también. Todos los grandes clubes tienen en sus equipos inferiores a jugadores brasileños, polacos, nigerianos... "A veces parece que lo que viene de fuera es mejor, quizás por cuestiones económicas", argumenta Santi Denia, ex jugador del Atlético y ahora al frente de su cantera. "Hay menos opciones para los de aquí. A un canterano hay que darle más oportunidades de que se equivoque".
La presencia de extranjeros, sin embargo, también puede llevar al éxito a la cantera. Ahí están los casos de Messi o Giovanni, del Barça. Su presencia en el primer equipo, como la de Bojan, español de padre serbio, resume la teoría de Michel: "Las canteras son siempre inversiones positivas para los equipos grandes, porque van sacando jugadores a otros sitios y van ganando dinero". Y de paso se garantiza gente que comprenda "la cultura del club".
"Hoy el modelo del Barça es el espejo", cuenta Denia. "Su filial ha bajado a Tercera, pero no miran resultados, sino sacar jugadores. Y si el objetivo de la cantera es ese, el Barça lo está consiguiendo con un programa de trabajo físico, táctico y psicológico específico con jugadores de 16-17 años. Así se ahorran un dineral, lo que costaría el traspaso de Iniesta, Messi...". El Barça, además, es el club europeo que menos ha cambiado su plantilla en los últimos tres años, según la FIFA: el 76% de sus futbolistas ya estaban en plantilla en agosto de 2004. El éxito de Messi y Giovani, sin embargo, fotografía lo que la FIFA llama "el círculo vicioso" de la Ley Bosman.
"Los clubes que ya eran ricos han podido fichar a los mejores extranjeros, ganar y ser más ricos", insiste Champagne. "La Ley Bosman ha hecho que la diferencia entre los cinco primeros y los cinco últimos se haya incrementado".
El Inter jugó la última jornada de la Champions sin ni un solo italiano en sus filas. Ya no sorprende. Ya no extraña. Italia es el país con menos canteranos (14,6%). Francia, el que más (33,3%). Dicen los expertos que el sistema francés, el entramado tejido desde la Federación, explica los engranajes que permitieron la aparición de Zidane, Henry o Vieira. En Francia, sin embargo, cada vez hay más extranjeros. En Francia este año juegan un 6,8% menos de canteranos que el curso pasado. En Francia, también, la cantera se muere.
lunes, septiembre 24, 2007
YONOFUI - Sin Mourinho no es lo mismo
(El sapo es Terry. Ah verga con los sapos. Y ahora el jefecito quiere mandar en todo. Se me parece a alguien...)
AGENCIAS - Londres - 24/09/2007
El Chelsea de la era pos-Mourinho comenzó con mal pie ante un rival que se antojaba demasiado exigente como para volver a la tranquilidad después de la semana traumática que se ha vivido en Stamford Bridge. El Manchester United, el equipo de un Alex Ferguson que declaró que el fútbol "perdía un genio" sin el técnico portugués en los banquillos, no tuvo piedad de su rival. Un equipo que se ha convertido, de la noche a la mañana, en un grupo despersonalizado y que ayer sumó su segunda derrota en la Liga.
Dirigidos por el israelí Avram Grant, un entrenador semidesconocido, al conjunto londinense todo se le vino en contra. La expulsión de su jugador nigeriano Obi Mikel con roja directa, por una dura entrada sobre el francés Evra, abrió el camino hacia la victoria para los de Manchester. Justo antes del descanso Ryan Giggs metió un gran centro que el argentino Tévez remató en plancha, su primer gol con la camiseta del United. Suficiente renta para que, ya en el minuto 90, el francés Sahá finiquitara el choque con la transformación de un penalti. Demasiado castigo como para que Abramovich se quede sentado sin hacer nada.
El magnate ruso ya ha reconocido que se va a hacer con el dominio del equipo londinense, no sólo desde los despachos, sino también extendiendo su control al banquillo. La prensa inglesa señala que Grant, un entrenador interino y de plena confianza para el multimillonario ruso, es el ideal para que Abramovich pueda meter mano sin tapujos en las alineaciones, los sistemas y la táctica a seguir en cada partido. Algo impensable con Mourinho como técnico. Incluso se asegura que Abramovich ya habría comunicado su decisión a los capitanes del equipo, los pesos pesados de un banquillo que desde el pasado miércoles, tras el partido ante el Rosenborg en la Liga de Campeones, parece desmembrado.
El choque ante los noruegos fue la puntilla a Mourinho. Tras un pobre empate, Abramovich decidió bajar al vestaurio y se desataron los acontecimientos. Llovieron las críticas y los reproches, tanto desde el lado de los detractores del técnico portugués como desde el de sus más férreos defensores. En una esquina: Abramovich, John Terry -el gran capitán-, y el protegido del magnate ruso, Andrei Shevchenko. En la otra: Mourinho, Lampard, Drogba, Malouda y Ashley Cole, jugadores que de la mano del portugués han cosechado sus mayores éxitos.
Terry se quejó a Abramovich, con Shevchenko haciendo de traductor, de que Mourinho no le hizo caso cuando le dijo que debían jugar frente a los noruegos con pases más largos y directos. Y le manifestó su malestar por tener que jugar ese partido infiltrado. Algunos de sus compañeros no le perdonaron ese gesto insolidario con Mourinho y el pasado viernes le acusaron de querer enfrentar al vestuario.
Unos lloran más que otros la marcha del "genio" portugués. Mourinho, por su parte, está convencido de que volverá, triunfal, al Chelsea. En una entrevista a News of the World asegura: "Volveré a Londres si Abramovich se va. Cuando en un club, desde el cocinero hasta el vigilante de seguridad te llaman 'jefe', significa mucho".
AGENCIAS - Londres - 24/09/2007
El Chelsea de la era pos-Mourinho comenzó con mal pie ante un rival que se antojaba demasiado exigente como para volver a la tranquilidad después de la semana traumática que se ha vivido en Stamford Bridge. El Manchester United, el equipo de un Alex Ferguson que declaró que el fútbol "perdía un genio" sin el técnico portugués en los banquillos, no tuvo piedad de su rival. Un equipo que se ha convertido, de la noche a la mañana, en un grupo despersonalizado y que ayer sumó su segunda derrota en la Liga.
Dirigidos por el israelí Avram Grant, un entrenador semidesconocido, al conjunto londinense todo se le vino en contra. La expulsión de su jugador nigeriano Obi Mikel con roja directa, por una dura entrada sobre el francés Evra, abrió el camino hacia la victoria para los de Manchester. Justo antes del descanso Ryan Giggs metió un gran centro que el argentino Tévez remató en plancha, su primer gol con la camiseta del United. Suficiente renta para que, ya en el minuto 90, el francés Sahá finiquitara el choque con la transformación de un penalti. Demasiado castigo como para que Abramovich se quede sentado sin hacer nada.
El magnate ruso ya ha reconocido que se va a hacer con el dominio del equipo londinense, no sólo desde los despachos, sino también extendiendo su control al banquillo. La prensa inglesa señala que Grant, un entrenador interino y de plena confianza para el multimillonario ruso, es el ideal para que Abramovich pueda meter mano sin tapujos en las alineaciones, los sistemas y la táctica a seguir en cada partido. Algo impensable con Mourinho como técnico. Incluso se asegura que Abramovich ya habría comunicado su decisión a los capitanes del equipo, los pesos pesados de un banquillo que desde el pasado miércoles, tras el partido ante el Rosenborg en la Liga de Campeones, parece desmembrado.
El choque ante los noruegos fue la puntilla a Mourinho. Tras un pobre empate, Abramovich decidió bajar al vestaurio y se desataron los acontecimientos. Llovieron las críticas y los reproches, tanto desde el lado de los detractores del técnico portugués como desde el de sus más férreos defensores. En una esquina: Abramovich, John Terry -el gran capitán-, y el protegido del magnate ruso, Andrei Shevchenko. En la otra: Mourinho, Lampard, Drogba, Malouda y Ashley Cole, jugadores que de la mano del portugués han cosechado sus mayores éxitos.
Terry se quejó a Abramovich, con Shevchenko haciendo de traductor, de que Mourinho no le hizo caso cuando le dijo que debían jugar frente a los noruegos con pases más largos y directos. Y le manifestó su malestar por tener que jugar ese partido infiltrado. Algunos de sus compañeros no le perdonaron ese gesto insolidario con Mourinho y el pasado viernes le acusaron de querer enfrentar al vestuario.
Unos lloran más que otros la marcha del "genio" portugués. Mourinho, por su parte, está convencido de que volverá, triunfal, al Chelsea. En una entrevista a News of the World asegura: "Volveré a Londres si Abramovich se va. Cuando en un club, desde el cocinero hasta el vigilante de seguridad te llaman 'jefe', significa mucho".
jueves, septiembre 20, 2007
JARTERAPOP – Al carajo con tu Pink Floyd
Suelen ser unos verdaderos artistas los imitadores. Esos tipos que atrapan los guiños, las mañas y las maneras de las celebridades y de los políticos y ahí frente a tu cara, sin cambiarse de ropa siquiera, se transforman en la caricatura de esos personajes.
Eso es arte. Que no es una cosa exquisita, ni elevada, ni intelectual. Bueno, puede ser. Pero –para no irnos muy lejos- te aseguro que Emilio Lovera y Norah Suárez son unos artistas fuera de serie.
Puedo entender que en esas cosas de la imitación a algunos les parezca muy bien lograr copiar a los músicos a los que admiran. Ya sabemos que abundan los locos vestidos de Elvis, los muchos Juan Gabriel de tascas y mariachis desafinados y toda esa caterva de fenómenos que durante tantos años desfilaron por Sábado Sensacional.
Lo lamentable, lo patético, son esos carajos que todavía hoy –coño, siglo XXI- quieren vivir y hacer fama a costa de machacar las canciones de los Beatles y montan shows de homenaje al día en que Lennon se tiró un peo en Abbey Road o cualquier cosa que se les ocurra. Y dan entrevistas, y buscan patrocinantes y hasta llegan a las radios. ¿Cuál es el mérito? ¿Imitar a los Beatles? Caballo, si usted es tan talentoso señor Beat3, señor Moreán, ¿por qué será que no compone sus propias vainas a ver cómo le va en la vida?
Pero bueno, se puede pasar que estos individuos hagan eso y maten sus tigritos en algún bar, o se unan entre momias de los años sesenta y de vez en cuando levanten sus reales. Lo intolerable es que una empresa grande como Evenpro nos traiga este gran mojón de Australia… ¿The Australian Pink Floyd Show?
Hay que estar jodido, casi desahuciado, para gastarse los ciento y pico mil bolívares para ver a esta pila de pendejos imitar no sólo a la banda, sino al show mismo de los verdaderos Pink Floyd. O sea, tocamos como Pink Floyd y también usamos las mismas luces, los mismos efectos, los mismos visuales y el día en que se muera David Gilmour y retiremos de una vez a Roger Waters, ahí sí se consumará la transformación definitiva: seremos Pink Floyd…
¿Porqué no invierten ese dinero, esos miles de dólares que están invirtiendo en esa basura –que seguramente será de buen nivel, pero basura es basura- y se traen a alguna banda más digna, una que quizás no le llegue a las patas a Pink Floyd pero que al menos tenga y haga música propia, con los riesgos y las glorias que implica el esfuerzo artístico y creativo.
Y es tanta la cabronería, la carencia de espíritu crítico, el interés por las pautas publicitarias, que los medios van como borregos a maravillarse con este mojón australiano. Pero lo peor, porque a fin de cuentas Evenpro paga sus cuñas, es que ahora aparece un concierto que compite con esto. Coño, un homenaje a Pink Floyd, con “talento” nacional. Y ya anticipemos lo que viene por la otra calle: los homenajes a Héctor Lavoe ahora que se le asocia a las prodigiosas formas de JLo. Ya el lambucio de Willie Colón empezó el suyo.
Vamos mal, muy mal.
Eso es arte. Que no es una cosa exquisita, ni elevada, ni intelectual. Bueno, puede ser. Pero –para no irnos muy lejos- te aseguro que Emilio Lovera y Norah Suárez son unos artistas fuera de serie.
Puedo entender que en esas cosas de la imitación a algunos les parezca muy bien lograr copiar a los músicos a los que admiran. Ya sabemos que abundan los locos vestidos de Elvis, los muchos Juan Gabriel de tascas y mariachis desafinados y toda esa caterva de fenómenos que durante tantos años desfilaron por Sábado Sensacional.
Lo lamentable, lo patético, son esos carajos que todavía hoy –coño, siglo XXI- quieren vivir y hacer fama a costa de machacar las canciones de los Beatles y montan shows de homenaje al día en que Lennon se tiró un peo en Abbey Road o cualquier cosa que se les ocurra. Y dan entrevistas, y buscan patrocinantes y hasta llegan a las radios. ¿Cuál es el mérito? ¿Imitar a los Beatles? Caballo, si usted es tan talentoso señor Beat3, señor Moreán, ¿por qué será que no compone sus propias vainas a ver cómo le va en la vida?
Pero bueno, se puede pasar que estos individuos hagan eso y maten sus tigritos en algún bar, o se unan entre momias de los años sesenta y de vez en cuando levanten sus reales. Lo intolerable es que una empresa grande como Evenpro nos traiga este gran mojón de Australia… ¿The Australian Pink Floyd Show?
Hay que estar jodido, casi desahuciado, para gastarse los ciento y pico mil bolívares para ver a esta pila de pendejos imitar no sólo a la banda, sino al show mismo de los verdaderos Pink Floyd. O sea, tocamos como Pink Floyd y también usamos las mismas luces, los mismos efectos, los mismos visuales y el día en que se muera David Gilmour y retiremos de una vez a Roger Waters, ahí sí se consumará la transformación definitiva: seremos Pink Floyd…
¿Porqué no invierten ese dinero, esos miles de dólares que están invirtiendo en esa basura –que seguramente será de buen nivel, pero basura es basura- y se traen a alguna banda más digna, una que quizás no le llegue a las patas a Pink Floyd pero que al menos tenga y haga música propia, con los riesgos y las glorias que implica el esfuerzo artístico y creativo.
Y es tanta la cabronería, la carencia de espíritu crítico, el interés por las pautas publicitarias, que los medios van como borregos a maravillarse con este mojón australiano. Pero lo peor, porque a fin de cuentas Evenpro paga sus cuñas, es que ahora aparece un concierto que compite con esto. Coño, un homenaje a Pink Floyd, con “talento” nacional. Y ya anticipemos lo que viene por la otra calle: los homenajes a Héctor Lavoe ahora que se le asocia a las prodigiosas formas de JLo. Ya el lambucio de Willie Colón empezó el suyo.
Vamos mal, muy mal.
domingo, septiembre 16, 2007
SOCIALISTANDO – El terrorismo según la Maripili
En otras circunstancias ese texto, digamos en un país serio, hubiera causado algo, alguito, de escándalo. No porque su autora sea una de las mentes brillantes de la nación, ni nada por el estilo. Sino porque esta mujer, ha sido –o es, nunca se sabe- funcionaria del gobierno y no sólo eso: era la encargada de las relaciones con Estados Unidos en un viceministerio fantasma de esos que no es posible discernir a qué carajos se dedican.
Se dice periodista y lo repite miles de veces en su programa de radio -“uno como periodista tal cosa, una como periodista no sé qué”- como si acaso su militancia a rajatabla en la comparsa del gran evangelizador no pusiera al menos en entredicho esa condición. Pero todo eso es discutible, harina de otro costal.
Ella, que desempeña su oficio en dos de esos medios privados de los que tanta paja hablan sus colegas en el ejercicio del chavismo, publicó la semana pasada, y muy a propósito del 11 de septiembre, una pieza memorable intitulada “¿Quiénes son los terroristas?”.
A estas alturas, ya sabemos de quién se trata. Damas y caballeros, la sin par Maripili, la gran esperanza roja, la casi casi Colomina.
En ese artículo publicado en El Nacional, la muy dulce señora, la muy humanista, hermana de los pueblos sufridos, hace un gran ejercicio al intentar ponerse en los zapatos y en la piel de los palestinos, de los afganos y de los iraquíes.
Pero en realidad se fue más allá: intentó adentrarse en el corazón y en la mente, no de los pueblos sufridos, sino en la de los terroristas. Quiso ella meterse en el proceso de quien un día decide volarse cargado de explosivos en medio de un centro comercial o en un autobús para arrebatarle la vida a gente a la que odia. Quiso ella adentrarse incluso en las razones de quien pasó largos años colocando piezas, planificando a sangre fría, acechando, calculando el momento preciso, eligiendo la manera de hacer más daño y encontrando su realización plena lanzando aviones llenos de gente como misiles contra miles de personas inocentes.
Quiso ella hacer eso, para contarnos entonces que el terrorismo está plenamente justificado.
Con razonamientos simplistas, la señora Maripili llega a la conclusión de que, mira chica, más terrorista será Bush y si eso le pasa a los gringos es porque ellos han estado jodiendo a la gente primero, más primero que Osama, ¿okay?.
De acuerdo a su luminosa sabiduría, cualquier acto de terrorismo estará siempre justificado por las acciones de Bush. Así que mi gente, dénle play a las bombas, vayan enfilando pa’ Valle Arriba que ahí es la vaina, esos son los malos malucos y plomo con ellos. ¿Verdad mi Maripili?
La situación es tan, pero tan sencilla.
Elige la señora ésta escribir en párrafos con el signo de interrogación. Ella se pregunta y se hace la loca porque hay que tener un cerebro retorcido para no entender que la respuesta a casi todas sus preguntas es SÍ.
Sí mamita, son terroristas todos los que hacen esas cosas que dices, salvo eso de insultar al presidente del país que los jode: di lo que quieras, usa los peores adjetivos y las groserías más espesas. Eso ni se acerca a matar a civiles.
Si quieres escribir algo crítico contra Bush, contra cualquier vaina que hagan los gringos, contra Israel incluso, no tienes necesidad de justificar el terrorismo. Lo que necesitas es usar el cerebro y tratar de ver más allá de lo básico, del supuesto odio que ahora debes tener a los gringos porque tu patrón lo dice.
Y no escribir cosas como esta:
“¿Es terrorista un multimillonario musulmán, que después de ver a sus compatriotas sufrir tantas humillaciones, tanto dolor, tanta amargura, tanta miseria, tanta indignidad, se cansa de que la guerra se sufra sólo de un sólo lado, y decide organizar la operación más sofisticada que se haya conocido en la historia, para hacer que los asesinos de su pueblo se enteren de que la muerte de inocentes siempre es indignante?”
¿O sea que Bin Laden es un paladín, un justiciero, un hombre extraordinario que le dio la gran lección a quienes maltratan a su pueblo?
Coño, que yo sepa, Bin Laden es árabe…
Vemos otra:
“¿Es terrorista aquel que no teniendo armas sofisticadas con las cuales defenderse, ni misiles inteligentes, ni fusiles con miras telescópicas, ni submarinos, ni portaviones, decide entrar en un centro comercial y atacar a cualquiera que parezca familia de aquellos que le robaron la suya propia?”
Maripili: nuestra Hebe de Bonafini. Tan queridas ellas, chica; tan solidarias.
Se dice periodista y lo repite miles de veces en su programa de radio -“uno como periodista tal cosa, una como periodista no sé qué”- como si acaso su militancia a rajatabla en la comparsa del gran evangelizador no pusiera al menos en entredicho esa condición. Pero todo eso es discutible, harina de otro costal.
Ella, que desempeña su oficio en dos de esos medios privados de los que tanta paja hablan sus colegas en el ejercicio del chavismo, publicó la semana pasada, y muy a propósito del 11 de septiembre, una pieza memorable intitulada “¿Quiénes son los terroristas?”.
A estas alturas, ya sabemos de quién se trata. Damas y caballeros, la sin par Maripili, la gran esperanza roja, la casi casi Colomina.
En ese artículo publicado en El Nacional, la muy dulce señora, la muy humanista, hermana de los pueblos sufridos, hace un gran ejercicio al intentar ponerse en los zapatos y en la piel de los palestinos, de los afganos y de los iraquíes.
Pero en realidad se fue más allá: intentó adentrarse en el corazón y en la mente, no de los pueblos sufridos, sino en la de los terroristas. Quiso ella meterse en el proceso de quien un día decide volarse cargado de explosivos en medio de un centro comercial o en un autobús para arrebatarle la vida a gente a la que odia. Quiso ella adentrarse incluso en las razones de quien pasó largos años colocando piezas, planificando a sangre fría, acechando, calculando el momento preciso, eligiendo la manera de hacer más daño y encontrando su realización plena lanzando aviones llenos de gente como misiles contra miles de personas inocentes.
Quiso ella hacer eso, para contarnos entonces que el terrorismo está plenamente justificado.
Con razonamientos simplistas, la señora Maripili llega a la conclusión de que, mira chica, más terrorista será Bush y si eso le pasa a los gringos es porque ellos han estado jodiendo a la gente primero, más primero que Osama, ¿okay?.
De acuerdo a su luminosa sabiduría, cualquier acto de terrorismo estará siempre justificado por las acciones de Bush. Así que mi gente, dénle play a las bombas, vayan enfilando pa’ Valle Arriba que ahí es la vaina, esos son los malos malucos y plomo con ellos. ¿Verdad mi Maripili?
La situación es tan, pero tan sencilla.
Elige la señora ésta escribir en párrafos con el signo de interrogación. Ella se pregunta y se hace la loca porque hay que tener un cerebro retorcido para no entender que la respuesta a casi todas sus preguntas es SÍ.
Sí mamita, son terroristas todos los que hacen esas cosas que dices, salvo eso de insultar al presidente del país que los jode: di lo que quieras, usa los peores adjetivos y las groserías más espesas. Eso ni se acerca a matar a civiles.
Si quieres escribir algo crítico contra Bush, contra cualquier vaina que hagan los gringos, contra Israel incluso, no tienes necesidad de justificar el terrorismo. Lo que necesitas es usar el cerebro y tratar de ver más allá de lo básico, del supuesto odio que ahora debes tener a los gringos porque tu patrón lo dice.
Y no escribir cosas como esta:
“¿Es terrorista un multimillonario musulmán, que después de ver a sus compatriotas sufrir tantas humillaciones, tanto dolor, tanta amargura, tanta miseria, tanta indignidad, se cansa de que la guerra se sufra sólo de un sólo lado, y decide organizar la operación más sofisticada que se haya conocido en la historia, para hacer que los asesinos de su pueblo se enteren de que la muerte de inocentes siempre es indignante?”
¿O sea que Bin Laden es un paladín, un justiciero, un hombre extraordinario que le dio la gran lección a quienes maltratan a su pueblo?
Coño, que yo sepa, Bin Laden es árabe…
Vemos otra:
“¿Es terrorista aquel que no teniendo armas sofisticadas con las cuales defenderse, ni misiles inteligentes, ni fusiles con miras telescópicas, ni submarinos, ni portaviones, decide entrar en un centro comercial y atacar a cualquiera que parezca familia de aquellos que le robaron la suya propia?”
Maripili: nuestra Hebe de Bonafini. Tan queridas ellas, chica; tan solidarias.
viernes, septiembre 14, 2007
TODOBICHODEUÑA – Los bombilleros
Se presentan en pequeño combo. Reducido pues. En grupos de a tres. A saber: una vieja con pantalón de mono rojo, con franela roja también que dice alguna vaina de Chávez o la misión cualquier mierda; un flaco con expresión de inaguantable ladilla, con la piel seca por el solazo de este pateo de calles y claro que sí, de jean y camiseta rojilla desteñida. Y en silencio, una menor. Puede ser la sobrina o la nieta de la vieja. Esas cosas no las pregunto.
Vienen entonces los bombilleros a tocar tu timbre: ring, ring, te cambio tu foco Phillips, maldito imperialista que contribuye con el calentamiento global y la cuenta corriente de Dick Cheney; por este focón blanquito pero de alma roja hecho en China o en Irán o en algún país hermano que se los vende a los hermanazos cubanos y ellos a su vez nos los venden a los venezolanos ganándose una merecida comisión por el esfuerzo y vamos todo a templá en el malecón.
Venga entonces camarada tu bombillo tirabuzón de luz blanca, aunque medio azulosa ella, y hágase la luz, valga la redundancia.
Pero el trío tropieza contra la indolencia. En este sector de la ciudad ni la conserje floja (ver archivos de este mismo blog) confía en semejante combo, por pequeño que sea. Demasiado rojo, demasiado eslogan, demasiada panza la de la vieja ésta. Y lo peor: no se ven los bombillos por ningún lado.
¿Para qué quiere usted, camarada, entrar a la casa de nadie si no trae ni un bombillo ni una bolsa siquiera para meter allí los focos del imperio en caso de que me decida a cambiarlos?
Ah, vienen usted y su nieta –o su sobrina a quien no deja sola porque el malandrito aquel con fama de zingón se le mete al cuarto- y el carecrimen éste a contar las lámparas, a hacer arqueo de zócates en mi humilde morada de luz amarilla y calentona.
A ver, diga usted “come mierda”. Ah, le metió la “ele” a lo muy criollo.
¿Y cómo va a saber cuántos bombillos me va a traer mañana si no carga ni con qué anotar?
Ah, es que de eso se encarga carecrimen aquí, que hace rato anota direcciones y números y de repente y tal hasta fenotipos.
Que nosotros no venimos a fijarnos cuántos cuartos tiene, ni si le gustan demasiado los pantalla plana, ni si su hijo el gordito ese está rebajando dándole al Wii; tampoco queremos saber si aquí le caben dos o tres lanceros o más bien ahora misionarios del Che, ni nada de esa vaina. No inventen tanto escuálidos que sólo venimos a traerles la luz. Igual que el comandante que ahora les ofrece media hora más fulgor mañanero y seguramente las gallinas del vertical pondrán dos o tres ñemas más por el efecto del sol y ojalá que también cagaran menos que ya la casa me jiede y no hay Lavan-San que pueda con eso.
No se me disperse camarada y a lo que vinimos: ¿abre o no abre? ¿Quiere focos ecológicos, blanquecinos y rendidores o va a seguir echando calor al ambiente?
Puede ser que quiera los bombillos rabo ‘e cochino esos, pero mire mi llave, míreme las manos estas. Se ven bien, ¿verdad? Si la misión es la misión, déjeme cinco de esos que yo solito, o mejor dicho en familia aquí desenroscamos los Phillips y acomodamos los… ¿de dónde me dijiste que eran estos bichos?
Ah pero no que no. Si no entramos aquí la doña, la muchachita y yo entonces no se puede. Esa es la orden que hay.
Es aquí cuando la conserje floja se quita el collarín y dice más que no y que no. Quien quiera bombillos entonces que baje y se arregle con los camaradas. Pero, cómo, si no hay bombillos aquí. ¿Será que después llaman a un comando bombillero, la tropa de acción, desenrosque y enrosque uh ah?
¿Y cuánto vale uno de esos en el Central Madeirense? Coño, prefiero pasar por la caja registradora no sea cosa que la que creo sobrina en riesgo de embarazo precoz termine siendo agente encubierta y mal comida del tenebroso “jedos”. La pinga.
Vienen entonces los bombilleros a tocar tu timbre: ring, ring, te cambio tu foco Phillips, maldito imperialista que contribuye con el calentamiento global y la cuenta corriente de Dick Cheney; por este focón blanquito pero de alma roja hecho en China o en Irán o en algún país hermano que se los vende a los hermanazos cubanos y ellos a su vez nos los venden a los venezolanos ganándose una merecida comisión por el esfuerzo y vamos todo a templá en el malecón.
Venga entonces camarada tu bombillo tirabuzón de luz blanca, aunque medio azulosa ella, y hágase la luz, valga la redundancia.
Pero el trío tropieza contra la indolencia. En este sector de la ciudad ni la conserje floja (ver archivos de este mismo blog) confía en semejante combo, por pequeño que sea. Demasiado rojo, demasiado eslogan, demasiada panza la de la vieja ésta. Y lo peor: no se ven los bombillos por ningún lado.
¿Para qué quiere usted, camarada, entrar a la casa de nadie si no trae ni un bombillo ni una bolsa siquiera para meter allí los focos del imperio en caso de que me decida a cambiarlos?
Ah, vienen usted y su nieta –o su sobrina a quien no deja sola porque el malandrito aquel con fama de zingón se le mete al cuarto- y el carecrimen éste a contar las lámparas, a hacer arqueo de zócates en mi humilde morada de luz amarilla y calentona.
A ver, diga usted “come mierda”. Ah, le metió la “ele” a lo muy criollo.
¿Y cómo va a saber cuántos bombillos me va a traer mañana si no carga ni con qué anotar?
Ah, es que de eso se encarga carecrimen aquí, que hace rato anota direcciones y números y de repente y tal hasta fenotipos.
Que nosotros no venimos a fijarnos cuántos cuartos tiene, ni si le gustan demasiado los pantalla plana, ni si su hijo el gordito ese está rebajando dándole al Wii; tampoco queremos saber si aquí le caben dos o tres lanceros o más bien ahora misionarios del Che, ni nada de esa vaina. No inventen tanto escuálidos que sólo venimos a traerles la luz. Igual que el comandante que ahora les ofrece media hora más fulgor mañanero y seguramente las gallinas del vertical pondrán dos o tres ñemas más por el efecto del sol y ojalá que también cagaran menos que ya la casa me jiede y no hay Lavan-San que pueda con eso.
No se me disperse camarada y a lo que vinimos: ¿abre o no abre? ¿Quiere focos ecológicos, blanquecinos y rendidores o va a seguir echando calor al ambiente?
Puede ser que quiera los bombillos rabo ‘e cochino esos, pero mire mi llave, míreme las manos estas. Se ven bien, ¿verdad? Si la misión es la misión, déjeme cinco de esos que yo solito, o mejor dicho en familia aquí desenroscamos los Phillips y acomodamos los… ¿de dónde me dijiste que eran estos bichos?
Ah pero no que no. Si no entramos aquí la doña, la muchachita y yo entonces no se puede. Esa es la orden que hay.
Es aquí cuando la conserje floja se quita el collarín y dice más que no y que no. Quien quiera bombillos entonces que baje y se arregle con los camaradas. Pero, cómo, si no hay bombillos aquí. ¿Será que después llaman a un comando bombillero, la tropa de acción, desenrosque y enrosque uh ah?
¿Y cuánto vale uno de esos en el Central Madeirense? Coño, prefiero pasar por la caja registradora no sea cosa que la que creo sobrina en riesgo de embarazo precoz termine siendo agente encubierta y mal comida del tenebroso “jedos”. La pinga.
miércoles, septiembre 12, 2007
YONOFUI - Frida Kahlo más cerca de los altares
(Esto lo fusilo de Letras Libres. Estuve tentado a poner una imagen de Frida, pero esa jeva me parece un horror de refea y tener su imagen en el blog es como demasiado lesbiano)
La diócesis de Coyoacán hará entrega oficial al Vaticano de miles de documentos que la Santa Sede estudiará para decidir si santifica a la pintora mexicana
Guillermo Sheridan / Corresponsal
ROMA, 12 DE JULIO 2007 (Rewters).– Al completarse la primera fase del proceso que la Iglesia sigue para confirmar si una persona con “fama de santa” está o no en el Cielo, la pintora mexicana Frida Kahlo podría encontrarse un paso más cerca de los altares.
La rapidez con que se llegó a este punto da cuenta de la prisa que lleva Roma para responder a los gritos de “santa subito”, que resuenan en Roma al cumplirse cien años del nacimiento de la artista de Coyoacán, un barrio de la ciudad de México famoso por su devoción. “En octubre se reúne en Roma el sínodo, y ésa puede ser una fecha apropiada para la proclamación”, declaró al Corriere della Sera el obispo Posmo Petroni, secretario de la Congregación para la Causa de los Santos.
Los informes que se entregaron al Vaticano citan varios posibles milagros atribuibles a la intercesión de Frida Kahlo, uno de los requisitos para avanzar el proceso de santificación. Dos de esos milagros han sido ya documentados y analizados y otros más se encuentran en proceso de verificación, declaró el obispo Petroni.
El milagro confirmado más famoso es el que ocurrió con una actriz mexicana de sesenta años de edad. Cuando ya se había confirmado clínicamente que no tenía talento ni esperanza de jamás tenerlo ni siquiera por transplante, se encomendó a Frida Kahlo. Al día siguiente, la actriz amaneció convertida en Frida Kahlo, misterio que nadie, ni los médicos ni el psicoanalista de la actriz, han logrado explicarse. “Desde que me convertí en Frida Kahlo vivo la vida muy intensamente”, dice Frida Kahlo, quien desde entonces se dedica a predicar las enseñanzas de Frida Kahlo, por lo que recibe muchos aplausos.
Un segundo milagro adjudica a la intercesión de Frida Kahlo el que muchas personas de izquierda hayan dejado de sentirse incómodas por andar cambiando de ideología todo el tiempo, con las naturales confusiones del caso. Como es sabido, la “Virgencita Moderna” –como llama cariñosamente el pueblo de Coyoacán a Frida Kahlo– podía cambiar de ser estalinista a trotskista un día, y pasar de trotskista a estalinista al día siguiente.
“En esas indecisiones y contradicciones de Frida”, declara Juliancita Guiú y Petain, una ex niña bien que vio la luz gracias a Frida, “muchos de los camaradas hemos aprendido una lección: equivócate con la condición de sentir bonito y de hacerle caso a los impulsos de tu corazón. Cada nuevo día vivimos con la ilusión de equivocarnos, sabiendo que a la larga seremos comprendidos y perdonados, además de que recibiremos muchos aplausos.”
Entre los milagros que aún están siendo verificados, está el caso de la crítica de arte Magnolia Lamoncada, quien según varios testigos logró escribir un párrafo sin errores de concordancia y sintaxis luego de haber tallado la pantalla de su iMac con una foto de Frida Kahlo. “Nunca había logrado escribir un párrafo coherente”, dice la crítica, “hasta de que mi corrector personal de estilo me dijo de que me encomendara a Frida el día que renunció. Le reze a Fridita y el resultado fue padrísima aunque hay veses de que un recaída puedo tuvir yo.” Desde entonces, ha sido muy aplaudida.
Por otro lado, se sabe de buena fuente que monseñor Teobaldo Scepticone –el “Abogado del diablo” nombrado por la Congregación para documentar la oposición al nombramiento– rechaza como milagro el que Inter Kahlo, sobrina de la pintora, se haya hecho inmensamente rica luego de patentar el nombre de la pintora como “marca comercial” y vender los derechos a fábricas de yogurt, zapatos o relojitos. “No estamos muy seguros de que se deba considerar milagroso que alguien se haga muy rico de repente –declara monseñor Scepticone–, aunque se han de cosechar muchos aplausos.”
La información que incluye el dossier sobre Frida Kahlo fue recogida de su vida y sus enseñanzas, incluso aquellos escritos privados fechados antes de que fuera proclamada pintora en 1930. Se estudió su ortodoxia, para comprobar que no hubiera puntos de vista heréticos. El informe cuenta con entrevistas a unas ciento treinta personas que la conocieron de cerca y afirman su santidad, como Lev Trotsky, así como con las opiniones de sus detractores, como Lev Trotsky.
El postulante de la causa, monseñor Slawomir Kursy, explicó que la mayoría de estos últimos ataca algún aspecto de la doctrina que abrazó (sobre todo el surrealismo), no a su persona. “Sus breves periodos de rechazo al estalinismo siguen incomodando a sus feligreses, que insisten en que fue por culpa de sus pasiones amorosas”, agrega el prelado. “El hecho es que hasta cuando se equivocaba, lo hacía como la mujer que era, siguiendo los dictados de su corazón y pensando primero que nada en el pueblo. La prueba es que hoy recibe muchos aplausos.”
Luego de la canonización de Frida Kahlo, la Congregación confía dar trámite a otros procesos de santificación del mismo barrio. Uno de ellos es el de la Universidad Nacional Autónoma de México, que puede ser la primera institución educativa popular, laica y gratuita que se convierta en santa en la historia. ~
La diócesis de Coyoacán hará entrega oficial al Vaticano de miles de documentos que la Santa Sede estudiará para decidir si santifica a la pintora mexicana
Guillermo Sheridan / Corresponsal
ROMA, 12 DE JULIO 2007 (Rewters).– Al completarse la primera fase del proceso que la Iglesia sigue para confirmar si una persona con “fama de santa” está o no en el Cielo, la pintora mexicana Frida Kahlo podría encontrarse un paso más cerca de los altares.
La rapidez con que se llegó a este punto da cuenta de la prisa que lleva Roma para responder a los gritos de “santa subito”, que resuenan en Roma al cumplirse cien años del nacimiento de la artista de Coyoacán, un barrio de la ciudad de México famoso por su devoción. “En octubre se reúne en Roma el sínodo, y ésa puede ser una fecha apropiada para la proclamación”, declaró al Corriere della Sera el obispo Posmo Petroni, secretario de la Congregación para la Causa de los Santos.
Los informes que se entregaron al Vaticano citan varios posibles milagros atribuibles a la intercesión de Frida Kahlo, uno de los requisitos para avanzar el proceso de santificación. Dos de esos milagros han sido ya documentados y analizados y otros más se encuentran en proceso de verificación, declaró el obispo Petroni.
El milagro confirmado más famoso es el que ocurrió con una actriz mexicana de sesenta años de edad. Cuando ya se había confirmado clínicamente que no tenía talento ni esperanza de jamás tenerlo ni siquiera por transplante, se encomendó a Frida Kahlo. Al día siguiente, la actriz amaneció convertida en Frida Kahlo, misterio que nadie, ni los médicos ni el psicoanalista de la actriz, han logrado explicarse. “Desde que me convertí en Frida Kahlo vivo la vida muy intensamente”, dice Frida Kahlo, quien desde entonces se dedica a predicar las enseñanzas de Frida Kahlo, por lo que recibe muchos aplausos.
Un segundo milagro adjudica a la intercesión de Frida Kahlo el que muchas personas de izquierda hayan dejado de sentirse incómodas por andar cambiando de ideología todo el tiempo, con las naturales confusiones del caso. Como es sabido, la “Virgencita Moderna” –como llama cariñosamente el pueblo de Coyoacán a Frida Kahlo– podía cambiar de ser estalinista a trotskista un día, y pasar de trotskista a estalinista al día siguiente.
“En esas indecisiones y contradicciones de Frida”, declara Juliancita Guiú y Petain, una ex niña bien que vio la luz gracias a Frida, “muchos de los camaradas hemos aprendido una lección: equivócate con la condición de sentir bonito y de hacerle caso a los impulsos de tu corazón. Cada nuevo día vivimos con la ilusión de equivocarnos, sabiendo que a la larga seremos comprendidos y perdonados, además de que recibiremos muchos aplausos.”
Entre los milagros que aún están siendo verificados, está el caso de la crítica de arte Magnolia Lamoncada, quien según varios testigos logró escribir un párrafo sin errores de concordancia y sintaxis luego de haber tallado la pantalla de su iMac con una foto de Frida Kahlo. “Nunca había logrado escribir un párrafo coherente”, dice la crítica, “hasta de que mi corrector personal de estilo me dijo de que me encomendara a Frida el día que renunció. Le reze a Fridita y el resultado fue padrísima aunque hay veses de que un recaída puedo tuvir yo.” Desde entonces, ha sido muy aplaudida.
Por otro lado, se sabe de buena fuente que monseñor Teobaldo Scepticone –el “Abogado del diablo” nombrado por la Congregación para documentar la oposición al nombramiento– rechaza como milagro el que Inter Kahlo, sobrina de la pintora, se haya hecho inmensamente rica luego de patentar el nombre de la pintora como “marca comercial” y vender los derechos a fábricas de yogurt, zapatos o relojitos. “No estamos muy seguros de que se deba considerar milagroso que alguien se haga muy rico de repente –declara monseñor Scepticone–, aunque se han de cosechar muchos aplausos.”
La información que incluye el dossier sobre Frida Kahlo fue recogida de su vida y sus enseñanzas, incluso aquellos escritos privados fechados antes de que fuera proclamada pintora en 1930. Se estudió su ortodoxia, para comprobar que no hubiera puntos de vista heréticos. El informe cuenta con entrevistas a unas ciento treinta personas que la conocieron de cerca y afirman su santidad, como Lev Trotsky, así como con las opiniones de sus detractores, como Lev Trotsky.
El postulante de la causa, monseñor Slawomir Kursy, explicó que la mayoría de estos últimos ataca algún aspecto de la doctrina que abrazó (sobre todo el surrealismo), no a su persona. “Sus breves periodos de rechazo al estalinismo siguen incomodando a sus feligreses, que insisten en que fue por culpa de sus pasiones amorosas”, agrega el prelado. “El hecho es que hasta cuando se equivocaba, lo hacía como la mujer que era, siguiendo los dictados de su corazón y pensando primero que nada en el pueblo. La prueba es que hoy recibe muchos aplausos.”
Luego de la canonización de Frida Kahlo, la Congregación confía dar trámite a otros procesos de santificación del mismo barrio. Uno de ellos es el de la Universidad Nacional Autónoma de México, que puede ser la primera institución educativa popular, laica y gratuita que se convierta en santa en la historia. ~
martes, agosto 28, 2007
YONOFUI - ¡Twitter: Causa furor un fenómeno que no se entiende bien qué es!
POR: PODETTI - YO CONTRA EL MUNDO
Son jóvenes –en el sentido amplio de la palabra “joven” -, de clase media / media alta y fanáticos de la tecnología; así se definen los miembros de la creciente “comunidad Twitter”, el nuevo fenómeno que tomó el Internet por asalto y que, por lo que parece, estará aquí mucho tiempo.
Pero, ¿en qué consiste “Twitter”? “Se trata de una nueva y sorprendente herramienta tecnológica”, contesta Mauricio D. (33), experto en tecnologías y ocasional colaborador de un prestigioso weblog, “que expande las posibilidades de la comunicación online de la comunidad virtual globalizada a través de una nueva y diferente actualización de las posibilidades de la relación usuario -maquinola”. El pedido de una explicación más específica no se hace esperar, a lo que Mauricio responde, luego de poner cara de “uy, Dios mío, cuarenta veces se lo tengo que explicar”, que “es un upgradeo tecnológico”, y da media vuelta y se pone a mirar una página con fotos de Jennifer López.
Lo que todos los interesados en este fenómeno que llegó para quedarse quieren saber, es, ¿Cómo es? ¿Qué es? ¿Qué le pasa? ¿Cómo se hace para tener uno de esos? “Para empezar, los miembros de la comunidad 'Twitter' no hablan de ‘tener’ un Twitter", nos contesta Alejandra Brailowsky (42), diseñadora de páginas web, luego de reirse de nosotros, en nuestra cara, durante quince minutos. Bueno, cómo se “hace” un Twitter. “No, tampoco”. ¿Cómo se cocina? “No, no”, dice Alejandra, algo alterada. “Los miembros de la comunidad, los que estamos en esto desde el principio, los ‘twitteros’, le decimos ‘twittear’. Cuando transportamos algún producto de otro medio al lenguaje ‘twitter’, decimos que está ‘twitteado’” Ah, ya sé, y hacer algo a la manera de los “twitters” le dicen “twitteramente”, contribuimos. “Claro, claro”. “Claro, claro”. Y a un lugar lleno de “twitters” le dicen “twitterío”, agregamos, y alguien que hizo algo de “twitters” dicen que se mandó una “twitteada”. “Puede ser, puede ser”, dice Alejandra, inquieta, para luego darme la espalda y ponerse a mirar una página web con fotos de George Clooney. Pero, en definitiva, ¿cómo se twittea? Por toda respuesta, Alejandra se hace la que no está, aunque nos tiene a dos metros (lo que pasa es que está acostumbrada a hablar mucho por msn).
“Yo no sé lo que es ‘Twitter’, confiesa Pablo (29), empleado. Tampoco sé cómo se hace para ‘twittear’, ni sé para qué sirve, ni nada. A duras penas sé cómo me llamo. Lo que sí te puedo decir es que para mí es una pasión, casi un vicio, casi casi como cuando me inyectaba morfina.” Pablo utiliza cada momento libre, cada almuerzo laboral, cada microsegundo en que no está obligado a hacer nada para ir al cyber de la vuelta y darle duro y parejo al “twitteo”. “Y eso que ni siquiera sé si lo estoy haciendo bien. Bah, no sé si lo estoy haciendo”, contesta, con una sonrisa mezcla de alegría y estupefacción.
Y es que la pregunta es, ¿qué es Twitter? ¿Cómo se hace? ¿Vos viste alguno? Alejandra nos mira, se sobresalta –se había olvidado de que estábamos en su casa –y reflexiona: “Es un fenómeno más complejo que eso. De cualquier manera no es importante ‘qué es Twitter’, sino que en cuanto me enteré de la cosa, corrí a meterme a ver si todavía me puedo enganchar en ser de los primeros que están en esto del ‘Twitter’ y puedo burlarme de los ‘Twitteros recién llegados’. Básicamente esa es la esencia de ‘Twitter’. Y de paso, tapo unos temitas personales, bah, eso me dice mi terapeuta siempre.”
“No estoy de acuerdo”, dice secamente Mauricio, cuando le preguntamos si puede ser que tener un “Twitter” sea de boludo. “En un par de años, no va a haber persona en el mundo que no esté en ‘Twitter’. Se van a crear más de dos millones de ‘Twitters’ por día, los medios masivos van a incorporar ‘Twitter’ como otra forma de comunicación, las empresas se van a interesar cada vez más por el fenómeno ‘Twitter’, y lo van a utilizar para publicitar sus productos.” Insistimos: ¿Y de qué color es el “Twitter”? “Verde agua”, contesta rápidamente, aunque mirando para otro lado, y luego nos pregunta cómo está afuera. Y es que “Twittero”, evidentemente, no se hace, sino que nace. Por eso, consultamos a Mauricio, más que nada para joder, si ya ha participado del “Chunka Chonka”, el nuevo fenómeno que ha llegado al Internet para quedarse (y que acabamos de inventar). “¿Cuándo salió eso?”, pregunta, pálido, para luego murmurar “ah, sí, sí. Chunka Chonka. Sí, yo fui uno de los que empezó la movida chunkachonkera. El mío todavía está en desarrollo, por eso no te lo muestro.”
Algo parecido explica Pablo cuando le hablamos del fenómeno “Chunka Chonka” y del fenómeno “Tripudio” y el fenómeno “Mepongoelpongo”, las nuevas herramientas virtuales completamente inventadas que llegaron para quedarse. En realidad, grita algo así como “¡No me dan tiempo!!! ¡No me dan tiempo!!!”, y se tira al piso con convulsiones y lanzando espuma por la boca. Nos alejamos prudentemente. Mientras que Alejandra se limita a permanecer completamente en silencio, muy ofuscada, resoplando, y a pedirnos un segundito para llamar telfónicamente al Dr. Gravois.
Concluimos entonces, que el fenómeno “Twitter” está aquí para quedarse, que no sé lo que es, que no me interesa, que no importa, que estoy en contra por principios, que incluso en un par de meses va a haber un montón de piolas como yo que se van a llamar a sí mismos “anti-twitters”, y que a pesar de todo eso estoy anotado en una lista para ser una de las CINCO PRIMERAS PERSONAS a las que les van a PAGAR a cambio de tener un “Twitter”, y espero que les dé BASTANTE BRONQUITA. ¡Chiva!
Son jóvenes –en el sentido amplio de la palabra “joven” -, de clase media / media alta y fanáticos de la tecnología; así se definen los miembros de la creciente “comunidad Twitter”, el nuevo fenómeno que tomó el Internet por asalto y que, por lo que parece, estará aquí mucho tiempo.
Pero, ¿en qué consiste “Twitter”? “Se trata de una nueva y sorprendente herramienta tecnológica”, contesta Mauricio D. (33), experto en tecnologías y ocasional colaborador de un prestigioso weblog, “que expande las posibilidades de la comunicación online de la comunidad virtual globalizada a través de una nueva y diferente actualización de las posibilidades de la relación usuario -maquinola”. El pedido de una explicación más específica no se hace esperar, a lo que Mauricio responde, luego de poner cara de “uy, Dios mío, cuarenta veces se lo tengo que explicar”, que “es un upgradeo tecnológico”, y da media vuelta y se pone a mirar una página con fotos de Jennifer López.
Lo que todos los interesados en este fenómeno que llegó para quedarse quieren saber, es, ¿Cómo es? ¿Qué es? ¿Qué le pasa? ¿Cómo se hace para tener uno de esos? “Para empezar, los miembros de la comunidad 'Twitter' no hablan de ‘tener’ un Twitter", nos contesta Alejandra Brailowsky (42), diseñadora de páginas web, luego de reirse de nosotros, en nuestra cara, durante quince minutos. Bueno, cómo se “hace” un Twitter. “No, tampoco”. ¿Cómo se cocina? “No, no”, dice Alejandra, algo alterada. “Los miembros de la comunidad, los que estamos en esto desde el principio, los ‘twitteros’, le decimos ‘twittear’. Cuando transportamos algún producto de otro medio al lenguaje ‘twitter’, decimos que está ‘twitteado’” Ah, ya sé, y hacer algo a la manera de los “twitters” le dicen “twitteramente”, contribuimos. “Claro, claro”. “Claro, claro”. Y a un lugar lleno de “twitters” le dicen “twitterío”, agregamos, y alguien que hizo algo de “twitters” dicen que se mandó una “twitteada”. “Puede ser, puede ser”, dice Alejandra, inquieta, para luego darme la espalda y ponerse a mirar una página web con fotos de George Clooney. Pero, en definitiva, ¿cómo se twittea? Por toda respuesta, Alejandra se hace la que no está, aunque nos tiene a dos metros (lo que pasa es que está acostumbrada a hablar mucho por msn).
“Yo no sé lo que es ‘Twitter’, confiesa Pablo (29), empleado. Tampoco sé cómo se hace para ‘twittear’, ni sé para qué sirve, ni nada. A duras penas sé cómo me llamo. Lo que sí te puedo decir es que para mí es una pasión, casi un vicio, casi casi como cuando me inyectaba morfina.” Pablo utiliza cada momento libre, cada almuerzo laboral, cada microsegundo en que no está obligado a hacer nada para ir al cyber de la vuelta y darle duro y parejo al “twitteo”. “Y eso que ni siquiera sé si lo estoy haciendo bien. Bah, no sé si lo estoy haciendo”, contesta, con una sonrisa mezcla de alegría y estupefacción.
Y es que la pregunta es, ¿qué es Twitter? ¿Cómo se hace? ¿Vos viste alguno? Alejandra nos mira, se sobresalta –se había olvidado de que estábamos en su casa –y reflexiona: “Es un fenómeno más complejo que eso. De cualquier manera no es importante ‘qué es Twitter’, sino que en cuanto me enteré de la cosa, corrí a meterme a ver si todavía me puedo enganchar en ser de los primeros que están en esto del ‘Twitter’ y puedo burlarme de los ‘Twitteros recién llegados’. Básicamente esa es la esencia de ‘Twitter’. Y de paso, tapo unos temitas personales, bah, eso me dice mi terapeuta siempre.”
“No estoy de acuerdo”, dice secamente Mauricio, cuando le preguntamos si puede ser que tener un “Twitter” sea de boludo. “En un par de años, no va a haber persona en el mundo que no esté en ‘Twitter’. Se van a crear más de dos millones de ‘Twitters’ por día, los medios masivos van a incorporar ‘Twitter’ como otra forma de comunicación, las empresas se van a interesar cada vez más por el fenómeno ‘Twitter’, y lo van a utilizar para publicitar sus productos.” Insistimos: ¿Y de qué color es el “Twitter”? “Verde agua”, contesta rápidamente, aunque mirando para otro lado, y luego nos pregunta cómo está afuera. Y es que “Twittero”, evidentemente, no se hace, sino que nace. Por eso, consultamos a Mauricio, más que nada para joder, si ya ha participado del “Chunka Chonka”, el nuevo fenómeno que ha llegado al Internet para quedarse (y que acabamos de inventar). “¿Cuándo salió eso?”, pregunta, pálido, para luego murmurar “ah, sí, sí. Chunka Chonka. Sí, yo fui uno de los que empezó la movida chunkachonkera. El mío todavía está en desarrollo, por eso no te lo muestro.”
Algo parecido explica Pablo cuando le hablamos del fenómeno “Chunka Chonka” y del fenómeno “Tripudio” y el fenómeno “Mepongoelpongo”, las nuevas herramientas virtuales completamente inventadas que llegaron para quedarse. En realidad, grita algo así como “¡No me dan tiempo!!! ¡No me dan tiempo!!!”, y se tira al piso con convulsiones y lanzando espuma por la boca. Nos alejamos prudentemente. Mientras que Alejandra se limita a permanecer completamente en silencio, muy ofuscada, resoplando, y a pedirnos un segundito para llamar telfónicamente al Dr. Gravois.
Concluimos entonces, que el fenómeno “Twitter” está aquí para quedarse, que no sé lo que es, que no me interesa, que no importa, que estoy en contra por principios, que incluso en un par de meses va a haber un montón de piolas como yo que se van a llamar a sí mismos “anti-twitters”, y que a pesar de todo eso estoy anotado en una lista para ser una de las CINCO PRIMERAS PERSONAS a las que les van a PAGAR a cambio de tener un “Twitter”, y espero que les dé BASTANTE BRONQUITA. ¡Chiva!
viernes, agosto 17, 2007
QUEALGOQUEDA – Sustancia por allá, coñazos por aquí
Antes no encontraba muchas respuestas al hacerme la pregunta: ¿para qué existen los estudiantes de Letras? Sólo se me ocurría elucubrar que estaban en el mundo para pelar bolas –con la excepción de aquellos nacidos en “cunas de oro”- y para dar clases en la Universidad a otros estudiantes de Letras –los más aventajados- o de Castellano –los más burros- en algún liceo público.
Pero esta vaina de la blogósfera (profe, ¿es válido el acento?) me amplió el entendimiento y me dio una visión más completa de esta especie.
Los estudiantes de Letras también existen para: a) querer ser escritores y, en consecuencia, ser ellos mismos objeto de estudio en un futuro no muy lejano; b) volver mierda a los colegas que quieran ser escritores y, en consecuencia, ser ellos mismos objeto de estudio en un futuro no muy lejano y c) también volver mierda a cualquier otro infeliz de su generación que sí haya podido pasar por escritor que esté comenzando a publicar o que no posea estatura de clásico de la literatura vernácula.
Ya había tenido una gran muestra de ese ánimo en este mismo blog a propósito de los comentarios sobre la antología que no es antología y que no es ni nuevo cuento venezolano ni son secretas las voces ni un carajo. Pero hace varios días alguien, un anónimo por supuesto, digamos que “depositó”, dejó caer aquí en demalamadre, lanzó ahí sin más ni más, sin hacer ningún comentario, un link que conduce a una discusión entre una carajita que acaba de ganar un premio por un cuento y su destripador personal que la despelleja por el simple “detallito”, por la pendejaita, de que uno de los jurados del premio es panita burda de la joven escribidora.
Pasé un rato leyendo el peo y la cocina de Gusteau se queda corta en cantidad de ratas y ratadas. Y lo ¿peor o lo mejor? es que la muchacha se mea en el asunto y hasta cuelga en su blog una foto de ella cachete a cachete con el miembro… del jurado.
Si quieren más detalles de la coñaza, vayan a darse una vuelta por esos espacios donde todos quieren ser escritores y se forman pandillas para frotarse las espaldas unos con otros y para cagarles el alma a los de los otros grupúsculos y al final darse todos contra todos amparados –como demalamadre- en la impunidad del anonimato.
Pero escribo de esto no porque me parezca la gran cosota. Realmente lo que me trae a este estercolero es haber estado leyendo la última edición de la revista Granta en la que se hace una selección de los escritores jóvenes más interesantes o prometedores de Estados Unidos. Coño, otra vez el imperio.
Puede uno encontrar ahí relatos o fragmentos inéditos de novelas y como en toda selección, hay cosas que te gustan y otras que no. Pero incluso las páginas más ladillas tienen algo que tristemente hay que decir que escasea entre los moradores de la comarquita local: sustancia.
Puede que no hagan gala de un estilo único o arrollador, también puede ser que ese estilo se pierda en la traducción, pero en conjunto todos me hicieron recordar una vaina que dijo David Lynch alguna vez sobre los elementos con los que se construye una buena película: una historia, la forma de contarla y “algo que se agita bajo la superficie”. Estos gringos del carajo lograron “eso”. O algo parecido a lo que quiso explicar el viejo Lynch.
Uno siente, hasta en el peor de esos relatos, que estos muchachos se están tomando esto muy en serio, que no se limitan a fantasear sobre borracheras ni a hacerse los intelectuales “folladores”, ni a escribir rápido y a los coñazos para publicar rápido y a los coñazos. Es eso, tienen sustancia, hay oficio, hay trabajo.
Y hago una aclaratoria. No le estoy lanzando una crítica disfrazada a la ganadora del premio ese. No he leído su cuento, ni tengo el libro que lo incluye. Lo único que he visto son dos o tres posts en los que da vueltas sobre sí misma escribiendo enratonada, aunque ella dice que tiene “resaca”. Eso es todo. Creo que lo que quiero decir, para no hacer más larga esta vaina, es que si más allá de las puñaladas traperas la envidia puede ser combustible para activar un motor, mis queridos pitoquitos, gástense los 40 mil que vale la puta Granta.
Pero esta vaina de la blogósfera (profe, ¿es válido el acento?) me amplió el entendimiento y me dio una visión más completa de esta especie.
Los estudiantes de Letras también existen para: a) querer ser escritores y, en consecuencia, ser ellos mismos objeto de estudio en un futuro no muy lejano; b) volver mierda a los colegas que quieran ser escritores y, en consecuencia, ser ellos mismos objeto de estudio en un futuro no muy lejano y c) también volver mierda a cualquier otro infeliz de su generación que sí haya podido pasar por escritor que esté comenzando a publicar o que no posea estatura de clásico de la literatura vernácula.
Ya había tenido una gran muestra de ese ánimo en este mismo blog a propósito de los comentarios sobre la antología que no es antología y que no es ni nuevo cuento venezolano ni son secretas las voces ni un carajo. Pero hace varios días alguien, un anónimo por supuesto, digamos que “depositó”, dejó caer aquí en demalamadre, lanzó ahí sin más ni más, sin hacer ningún comentario, un link que conduce a una discusión entre una carajita que acaba de ganar un premio por un cuento y su destripador personal que la despelleja por el simple “detallito”, por la pendejaita, de que uno de los jurados del premio es panita burda de la joven escribidora.
Pasé un rato leyendo el peo y la cocina de Gusteau se queda corta en cantidad de ratas y ratadas. Y lo ¿peor o lo mejor? es que la muchacha se mea en el asunto y hasta cuelga en su blog una foto de ella cachete a cachete con el miembro… del jurado.
Si quieren más detalles de la coñaza, vayan a darse una vuelta por esos espacios donde todos quieren ser escritores y se forman pandillas para frotarse las espaldas unos con otros y para cagarles el alma a los de los otros grupúsculos y al final darse todos contra todos amparados –como demalamadre- en la impunidad del anonimato.
Pero escribo de esto no porque me parezca la gran cosota. Realmente lo que me trae a este estercolero es haber estado leyendo la última edición de la revista Granta en la que se hace una selección de los escritores jóvenes más interesantes o prometedores de Estados Unidos. Coño, otra vez el imperio.
Puede uno encontrar ahí relatos o fragmentos inéditos de novelas y como en toda selección, hay cosas que te gustan y otras que no. Pero incluso las páginas más ladillas tienen algo que tristemente hay que decir que escasea entre los moradores de la comarquita local: sustancia.
Puede que no hagan gala de un estilo único o arrollador, también puede ser que ese estilo se pierda en la traducción, pero en conjunto todos me hicieron recordar una vaina que dijo David Lynch alguna vez sobre los elementos con los que se construye una buena película: una historia, la forma de contarla y “algo que se agita bajo la superficie”. Estos gringos del carajo lograron “eso”. O algo parecido a lo que quiso explicar el viejo Lynch.
Uno siente, hasta en el peor de esos relatos, que estos muchachos se están tomando esto muy en serio, que no se limitan a fantasear sobre borracheras ni a hacerse los intelectuales “folladores”, ni a escribir rápido y a los coñazos para publicar rápido y a los coñazos. Es eso, tienen sustancia, hay oficio, hay trabajo.
Y hago una aclaratoria. No le estoy lanzando una crítica disfrazada a la ganadora del premio ese. No he leído su cuento, ni tengo el libro que lo incluye. Lo único que he visto son dos o tres posts en los que da vueltas sobre sí misma escribiendo enratonada, aunque ella dice que tiene “resaca”. Eso es todo. Creo que lo que quiero decir, para no hacer más larga esta vaina, es que si más allá de las puñaladas traperas la envidia puede ser combustible para activar un motor, mis queridos pitoquitos, gástense los 40 mil que vale la puta Granta.
YONOFUI - Mi historia con Rosario Central
Por: ROBERTO FONTANARROSA - REVISTA SOHO
"Te aplaude y te saluda jubilosa/ la hinchada deportiva que te admira/ campeón de cien jornadas victoriosas/ valiente triunfador que orgullo inspira". Así empieza, señores, la vibrante Marcha de Rosario Central, fruto del genio inmarcesible del rapsoda rosarino Laerte Carroli, pieza musical comparable, según historiadores y melómanos, a la exultante La Marsellesa francesa.
"El símbolo auriazul de tu divisa/ florece y resplandece como un sol/ cada vez que la cancha se electriza/ al estallar de la victoria el gol". Y así palmea, salta y canta, acompañando esos compases, la hinchada canaya cuando el bravío primer equipo auriazul pisa la grama del Gigante de Arroyito, estadio mundialista que se empina, intimidante, a orillas del río Paraná, un río tan largo que nunca termina de pasar.
Hace algún tiempo escribí, en una pieza literaria sinceramente inmortal: "Rosario Central no tiene historia. Tiene mitología". Y esto es así porque sus orígenes, sus avatares y sus formidables campañas están siempre fluctuando entre la realidad y la fantasía, lo palpable y la ficción, lo comprensible y lo inexplicable. ¿Cómo no ser hincha, entonces, de un equipo así? ¿Acaso puede evitar, un intelectual sólido y sensible como quien esto escribe, ser captado, atrapado y seducido por una divisa que desde la realidad más palmaria y comprobable se dispara hacia la exageración y la desmesura? Todo es increíble, todo es sospechoso, mis amigos, en los relatos partidarios de hechos inusitados, de hazañas que rozan lo inconcebible, lo fantasioso y la imaginación pura.
Se dice, se cuenta, se afirma, que Central es uno de los equipos más antiguos del fútbol argentino, con sus 118 años de vida institucional. Se dice, se cuenta, se afirma y se asegura que sus orígenes fueron los talleres del ferrocarril y, por tanto, sus primeros partidarios eran humildes operarios del riel, miserables pordioseros hallados bajo los puentes ferroviarios, nobles verduleros, cochambrosas prostitutas, laburantes del puerto y marginales. Y que, por eso, el indómito rosarino Ernesto Che Guevara es su hincha más reconocido. Porque simpatizaba, obviamente con la causa del pueblo, confrontando con el origen oligarca del otro club de la ciudad, rival eterno, nacido en un colegio privado inglés. Pero también se ha escrito que los fundadores de Rosario Central fueron navegantes fenicios que llegaron a estas costas remontando el Paraná a comienzos del 1400. Y que le dieron a la camiseta los colores azul oscuro por el proceloso mar, y amarillo patito por una epidemia de hepatitis que terminó con todos ellos. ¿Cuánto hay de verdad y cuánto de mitología, por ejemplo, en la narración de los viejos seguidores cuando relatan el legendario gol de Aldo Pedro Poy en aquel lejano diciembre de 1971, gol que abriría las puertas al primer Campeonato Nacional obtenido por Rosario Central? ¿Es verdad o es mentira que Aldo convirtió ese gol contra el rival de todos los tiempos, volando en palomita o en plancha, o como quiera usted llamarla, para asestar con su cabeza, testuz alado, el frentazo goleador? ¿Es verdad o es mentira que, como afirman algunos, Aldo ya venía volando desde San Nicolás, localidad sita a mitad de camino entre Rosario y Buenos Aires, dado que el partido se jugó en el Monumental de River Plate, puesto que era una semifinal? ¿Es falso o es cierto que, como juran y perjuran muchos otros, se veían en las espaldas del Aldo dos alas enormes y doradas que lo impulsaban por el aire?
Pocos pueden entender, asimismo, mis amigos, que, desde aquella fecha patria, año a año, puntualmente, hasta nuestros días, todos los 19 de diciembre se realice en Rosario, en Los Ángeles, en Barcelona, en Santiago de Chile o en donde sea, la reconstrucción del gol, escenificada y teatralizada por centenares de hinchas canayas que se reúnen a ver cómo Poy, hombre grande ya y respetable, vuelve a volar hacia ese balón para impactar con su parietal, hoy calvo, y repetir el gol de aquella tarde, arriesgando su cuerpo, en la actualidad un tanto endeble, al caer sobre la dura superficie del planeta, que se ha solidificado en demasía desde entonces.
¿Alguien habrá de aceptar, a pie juntillas, la versión oficial del apodo "canaya" para el hincha centralista? Conspicuos ciudadanos, hombres probos, fuerzas vivas en general, no llegan a perdonar cómo, tantos años atrás, Rosario Central se negó a disputar un partido a beneficio de un leprosario propuesto por su clásico rival, el Ñuls Old Boys. De allí quedó, señores, el mote denigrante de "canayas" para nosotros y el más vinculante de "leprosos" para los rojinegros. Pocos entendieron que esa actitud negativa no fue por falta de sensibilidad social o sanitaria sino, tan solo, para no hacerse cómplice, la institución, de una maniobra quizás demagógica, sensiblera y populista.
¿Es fácil explicarle a un ser racional y criterioso, que un hincha puede saltar al césped, perforando la alambrada, desde atrás de uno de los arcos, para impedir un gol en contra de su equipo? En el Gigante de Arroyito sucedió eso, mis amigos. El Turco Spil fue aquel valiente, el hincha que atravesó la alambrada perimetral para ingresar como una exhalación, interceptando ese balón insidioso que, tras sobrevolar la cabeza del mítico portero Edgardo Gato Andrada, se anidaba en las redes, sellando la segura derrota de los locales. Y el Turco no despejó esa pelota a cualquier parte, no la tomó con sus manos para correr con ella como una criatura. No, señores, nada de eso. Fiel a una escuela, leal a una estirpe, la pisó y se la tocó corta al Coco Pascuttini para salir jugando ante la mirada atribulada de los jueces. ¿Cómo no se va a sentir dominado por una atracción fatal, a esa divisa de franjas verticales azules y amarillas, un ensayista, un aspirante mayor al Premio Nobel, como quien esto escribe, cuando le ha tocado vivir otra jornada de estupefacción en la final de la copa Conmebol de 1995? Allá, en el inconmensurable estadio Mineirao de Brasil, el irrespetuoso Mineiro, sacando ventaja arteramente de una lluvia que llevaba cayendo tres meses con sus noches, sometía al enjundioso equipo rosarino por 4 a 0. Cuenta la imaginería popular que hubo macumbas brasileñas ancestrales, presiones misteriosas de Orixá y otros dioses umbanda, que convirtieron las piernas de nuestros jugadores en piedras leñosas y pesadas. Tenue era la esperanza para el desquite. No obstante, las deidades del fútbol condujeron esa noche de la revancha a 45.000 canayas hasta el Gigante de Arroyito. Y Central ganó 4 a 0, para luego imponerse en los penales. Juran, testigos presenciales, que, cuando el Petaco Carbonari convirtió el cuarto gol a cinco minutos del final, su cabeza de titán refulgía cubierta por un casco de oro y marfilina que le había entregado la mismísima Némesis, Diosa de la Venganza.
¿Cómo no se va a sentir cautivado un estadista, un sociólogo, un arqueólogo, un cosmetólogo como quien esto firma si, además, le toca estremecerse ante otro acontecimiento inexplicable vivido por la escuadra canaya, ni más ni menos que en el hostil estadio del América de Cali, reducto del Diablo y sus demonios? En el primer partido por Copa Libertadores, Central había triunfado en Rosario con un gol marcado por su coloso invencible, Juan José Pizzi. Escasa ventaja para volar a Cali, mis lectores, exigua diferencia para enfrentar al rojo en su reducto. Frente a la magia de la televisión vimos, defraudados, como a cinco minutos del final, cinco minutos digo, cinco apenas, el canaya perdía por 3 a 0, con un hombre menos, jugando espantosamente mal y con el ánimo deportivo por el suelo, aguardando tan solo el piadoso pitazo definitivo. Ya los jugadores suplantados en el equipo local, aún antes de finalizar el encuentro, sopesaban livianamente a qué rival preferían enfrentar en la siguiente ronda, la de semifinales. Ya, en Rosario, ante las pantallas de televisión y en la calle, los partidarios del clásico rival rojinegro hacían explotar bombas de estruendo, celebrando la segura eliminación de los canayas. Se pegaban ya en las paredes y muros de la ciudad, carteles ofensivos con bromas sangrientas sobre el indigno caído. Fue entonces, cuenta la leyenda, que Fortuna, diosa de la suerte casquivana, se apoderó del alma del balón, hizo que este se escurriese de las manos del portero caleño y otra vez Juan José Pizzi lo empujó a la red. Dos minutos mínimos restaban para el final y fue allí que en un contragolpe, tres, ocho, catorce, veintisiete, mil quinientos hombres del equipo rojo quedaron solos frente a las manos desvalidas del portero Tombolini. Y el Tombo saltó y brincó como un demonio, ofrendó su rostro y su pecho a los disparos salvando una vez más su portería. Y ya en tiempo de descuento, Vespa, el bravo indio charrúa, se hizo luz, relampagueo y centella sobre el flanco derecho de la cancha, envió un centro y, en ese instante, la diosa Justicia se quitó la venda que cubre sus ojos y la colocó tapando los ojos del portero, que manoteó el aire vanamente y otra vez el coloso, el rubio Pizzi, cabeceó la pelota a los piolines. Éxtasis e infarto. Festejo y gloria. Central ganaría luego en los penales. La mitología quedaba corta ante el misterio.
¿Quedará alguien, me pregunto, que se siga preguntando qué motivos o razones o argumentos, conducen a un hombre sabio y bien pensante a convertirse en un fanático seguidor de los colores auriazules? ¿Quedará alguien, me pregunto? Y si aún quedan, si aún persisten unos pocos descreídos aferrados a su escéptica, abrumadora necedad, restará simplemente invitarlos a que concurran alguna vez al Gigante de Arroyito. Y conste, lo aseguro, que ya no hay fanatismo en mis conceptos. Ahora, cuando las nieves del tiempo blanquean mis sienes, adquirida con el paso de los años la cordura, algo distante de estallidos partidarios, con alguna lejana frialdad de observador imparcial, simplemente convoco al forastero para que, acompañando a su equipo favorito pise en un buen día el cemento formidable del Gigante. Para que compruebe, en persona, la leyenda. Y allí escuchará cómo el pueblo canaya recibe a un invitado. Allí sabrá del saludo que la parcialidad auriazul dedica a la visita.
"¡Ya todos saben que Rosario está de fiesta/ ya todos saben que en Rosario es carnaval/ ya todos saben que La Boca está de luto/ que son todos negros putos de Bolivia y Paraguay!". Vengan, atrévanse, a vivir lo mitológico en el Gigante de Arroyito, reducto de los canayas. Ya van a ver cómo los cagamos a goles y les rompemos el culo.
"Te aplaude y te saluda jubilosa/ la hinchada deportiva que te admira/ campeón de cien jornadas victoriosas/ valiente triunfador que orgullo inspira". Así empieza, señores, la vibrante Marcha de Rosario Central, fruto del genio inmarcesible del rapsoda rosarino Laerte Carroli, pieza musical comparable, según historiadores y melómanos, a la exultante La Marsellesa francesa.
"El símbolo auriazul de tu divisa/ florece y resplandece como un sol/ cada vez que la cancha se electriza/ al estallar de la victoria el gol". Y así palmea, salta y canta, acompañando esos compases, la hinchada canaya cuando el bravío primer equipo auriazul pisa la grama del Gigante de Arroyito, estadio mundialista que se empina, intimidante, a orillas del río Paraná, un río tan largo que nunca termina de pasar.
Hace algún tiempo escribí, en una pieza literaria sinceramente inmortal: "Rosario Central no tiene historia. Tiene mitología". Y esto es así porque sus orígenes, sus avatares y sus formidables campañas están siempre fluctuando entre la realidad y la fantasía, lo palpable y la ficción, lo comprensible y lo inexplicable. ¿Cómo no ser hincha, entonces, de un equipo así? ¿Acaso puede evitar, un intelectual sólido y sensible como quien esto escribe, ser captado, atrapado y seducido por una divisa que desde la realidad más palmaria y comprobable se dispara hacia la exageración y la desmesura? Todo es increíble, todo es sospechoso, mis amigos, en los relatos partidarios de hechos inusitados, de hazañas que rozan lo inconcebible, lo fantasioso y la imaginación pura.
Se dice, se cuenta, se afirma, que Central es uno de los equipos más antiguos del fútbol argentino, con sus 118 años de vida institucional. Se dice, se cuenta, se afirma y se asegura que sus orígenes fueron los talleres del ferrocarril y, por tanto, sus primeros partidarios eran humildes operarios del riel, miserables pordioseros hallados bajo los puentes ferroviarios, nobles verduleros, cochambrosas prostitutas, laburantes del puerto y marginales. Y que, por eso, el indómito rosarino Ernesto Che Guevara es su hincha más reconocido. Porque simpatizaba, obviamente con la causa del pueblo, confrontando con el origen oligarca del otro club de la ciudad, rival eterno, nacido en un colegio privado inglés. Pero también se ha escrito que los fundadores de Rosario Central fueron navegantes fenicios que llegaron a estas costas remontando el Paraná a comienzos del 1400. Y que le dieron a la camiseta los colores azul oscuro por el proceloso mar, y amarillo patito por una epidemia de hepatitis que terminó con todos ellos. ¿Cuánto hay de verdad y cuánto de mitología, por ejemplo, en la narración de los viejos seguidores cuando relatan el legendario gol de Aldo Pedro Poy en aquel lejano diciembre de 1971, gol que abriría las puertas al primer Campeonato Nacional obtenido por Rosario Central? ¿Es verdad o es mentira que Aldo convirtió ese gol contra el rival de todos los tiempos, volando en palomita o en plancha, o como quiera usted llamarla, para asestar con su cabeza, testuz alado, el frentazo goleador? ¿Es verdad o es mentira que, como afirman algunos, Aldo ya venía volando desde San Nicolás, localidad sita a mitad de camino entre Rosario y Buenos Aires, dado que el partido se jugó en el Monumental de River Plate, puesto que era una semifinal? ¿Es falso o es cierto que, como juran y perjuran muchos otros, se veían en las espaldas del Aldo dos alas enormes y doradas que lo impulsaban por el aire?
Pocos pueden entender, asimismo, mis amigos, que, desde aquella fecha patria, año a año, puntualmente, hasta nuestros días, todos los 19 de diciembre se realice en Rosario, en Los Ángeles, en Barcelona, en Santiago de Chile o en donde sea, la reconstrucción del gol, escenificada y teatralizada por centenares de hinchas canayas que se reúnen a ver cómo Poy, hombre grande ya y respetable, vuelve a volar hacia ese balón para impactar con su parietal, hoy calvo, y repetir el gol de aquella tarde, arriesgando su cuerpo, en la actualidad un tanto endeble, al caer sobre la dura superficie del planeta, que se ha solidificado en demasía desde entonces.
¿Alguien habrá de aceptar, a pie juntillas, la versión oficial del apodo "canaya" para el hincha centralista? Conspicuos ciudadanos, hombres probos, fuerzas vivas en general, no llegan a perdonar cómo, tantos años atrás, Rosario Central se negó a disputar un partido a beneficio de un leprosario propuesto por su clásico rival, el Ñuls Old Boys. De allí quedó, señores, el mote denigrante de "canayas" para nosotros y el más vinculante de "leprosos" para los rojinegros. Pocos entendieron que esa actitud negativa no fue por falta de sensibilidad social o sanitaria sino, tan solo, para no hacerse cómplice, la institución, de una maniobra quizás demagógica, sensiblera y populista.
¿Es fácil explicarle a un ser racional y criterioso, que un hincha puede saltar al césped, perforando la alambrada, desde atrás de uno de los arcos, para impedir un gol en contra de su equipo? En el Gigante de Arroyito sucedió eso, mis amigos. El Turco Spil fue aquel valiente, el hincha que atravesó la alambrada perimetral para ingresar como una exhalación, interceptando ese balón insidioso que, tras sobrevolar la cabeza del mítico portero Edgardo Gato Andrada, se anidaba en las redes, sellando la segura derrota de los locales. Y el Turco no despejó esa pelota a cualquier parte, no la tomó con sus manos para correr con ella como una criatura. No, señores, nada de eso. Fiel a una escuela, leal a una estirpe, la pisó y se la tocó corta al Coco Pascuttini para salir jugando ante la mirada atribulada de los jueces. ¿Cómo no se va a sentir dominado por una atracción fatal, a esa divisa de franjas verticales azules y amarillas, un ensayista, un aspirante mayor al Premio Nobel, como quien esto escribe, cuando le ha tocado vivir otra jornada de estupefacción en la final de la copa Conmebol de 1995? Allá, en el inconmensurable estadio Mineirao de Brasil, el irrespetuoso Mineiro, sacando ventaja arteramente de una lluvia que llevaba cayendo tres meses con sus noches, sometía al enjundioso equipo rosarino por 4 a 0. Cuenta la imaginería popular que hubo macumbas brasileñas ancestrales, presiones misteriosas de Orixá y otros dioses umbanda, que convirtieron las piernas de nuestros jugadores en piedras leñosas y pesadas. Tenue era la esperanza para el desquite. No obstante, las deidades del fútbol condujeron esa noche de la revancha a 45.000 canayas hasta el Gigante de Arroyito. Y Central ganó 4 a 0, para luego imponerse en los penales. Juran, testigos presenciales, que, cuando el Petaco Carbonari convirtió el cuarto gol a cinco minutos del final, su cabeza de titán refulgía cubierta por un casco de oro y marfilina que le había entregado la mismísima Némesis, Diosa de la Venganza.
¿Cómo no se va a sentir cautivado un estadista, un sociólogo, un arqueólogo, un cosmetólogo como quien esto firma si, además, le toca estremecerse ante otro acontecimiento inexplicable vivido por la escuadra canaya, ni más ni menos que en el hostil estadio del América de Cali, reducto del Diablo y sus demonios? En el primer partido por Copa Libertadores, Central había triunfado en Rosario con un gol marcado por su coloso invencible, Juan José Pizzi. Escasa ventaja para volar a Cali, mis lectores, exigua diferencia para enfrentar al rojo en su reducto. Frente a la magia de la televisión vimos, defraudados, como a cinco minutos del final, cinco minutos digo, cinco apenas, el canaya perdía por 3 a 0, con un hombre menos, jugando espantosamente mal y con el ánimo deportivo por el suelo, aguardando tan solo el piadoso pitazo definitivo. Ya los jugadores suplantados en el equipo local, aún antes de finalizar el encuentro, sopesaban livianamente a qué rival preferían enfrentar en la siguiente ronda, la de semifinales. Ya, en Rosario, ante las pantallas de televisión y en la calle, los partidarios del clásico rival rojinegro hacían explotar bombas de estruendo, celebrando la segura eliminación de los canayas. Se pegaban ya en las paredes y muros de la ciudad, carteles ofensivos con bromas sangrientas sobre el indigno caído. Fue entonces, cuenta la leyenda, que Fortuna, diosa de la suerte casquivana, se apoderó del alma del balón, hizo que este se escurriese de las manos del portero caleño y otra vez Juan José Pizzi lo empujó a la red. Dos minutos mínimos restaban para el final y fue allí que en un contragolpe, tres, ocho, catorce, veintisiete, mil quinientos hombres del equipo rojo quedaron solos frente a las manos desvalidas del portero Tombolini. Y el Tombo saltó y brincó como un demonio, ofrendó su rostro y su pecho a los disparos salvando una vez más su portería. Y ya en tiempo de descuento, Vespa, el bravo indio charrúa, se hizo luz, relampagueo y centella sobre el flanco derecho de la cancha, envió un centro y, en ese instante, la diosa Justicia se quitó la venda que cubre sus ojos y la colocó tapando los ojos del portero, que manoteó el aire vanamente y otra vez el coloso, el rubio Pizzi, cabeceó la pelota a los piolines. Éxtasis e infarto. Festejo y gloria. Central ganaría luego en los penales. La mitología quedaba corta ante el misterio.
¿Quedará alguien, me pregunto, que se siga preguntando qué motivos o razones o argumentos, conducen a un hombre sabio y bien pensante a convertirse en un fanático seguidor de los colores auriazules? ¿Quedará alguien, me pregunto? Y si aún quedan, si aún persisten unos pocos descreídos aferrados a su escéptica, abrumadora necedad, restará simplemente invitarlos a que concurran alguna vez al Gigante de Arroyito. Y conste, lo aseguro, que ya no hay fanatismo en mis conceptos. Ahora, cuando las nieves del tiempo blanquean mis sienes, adquirida con el paso de los años la cordura, algo distante de estallidos partidarios, con alguna lejana frialdad de observador imparcial, simplemente convoco al forastero para que, acompañando a su equipo favorito pise en un buen día el cemento formidable del Gigante. Para que compruebe, en persona, la leyenda. Y allí escuchará cómo el pueblo canaya recibe a un invitado. Allí sabrá del saludo que la parcialidad auriazul dedica a la visita.
"¡Ya todos saben que Rosario está de fiesta/ ya todos saben que en Rosario es carnaval/ ya todos saben que La Boca está de luto/ que son todos negros putos de Bolivia y Paraguay!". Vengan, atrévanse, a vivir lo mitológico en el Gigante de Arroyito, reducto de los canayas. Ya van a ver cómo los cagamos a goles y les rompemos el culo.
martes, agosto 07, 2007
DALEMANIJA - Esa cochinada que mientan Ratatouille
Llevaba días tratando de digerir porqué si a todo el mundo le gustó la película Ratatouille, a mi me había causado una mala impresión. La vaina tiene todos los elementos para cautivar a la gente: personajes buenos y malos, un animalito simpático, la idea de que una rata tenga tan buen gusto, una mujercita guapa, visiones de París, un villano que recibe su castigo y otro que se redime y hasta un gordo inspirador que, como el maestro jedi, le habla a su protegido desde el más allá.
Caí en cuenta de todo esta mañana cuando vi a un par de enormes ratas buscando comida entre bolsas de basura. Eso me conectó con algo que nunca entendí: porqué carajos es que a los gringos, que llevan su vida muy a lo antiséptico y antibacteriano, desde hace tantos años andan en esa paja de querer convencernos de que los ratones y las ratas son cuchis, agradables y más panitas que la rana René.
Me dirán loco, pero Mickey Mouse y su jevita Minnie son un asco: dos ratones enormes, negros y que andan en dos patas –ella con tacones- viviendo como un humano cualquiera. Que se joda mister Walt.
Siempre quise que Silvestre le diera sus buenos coñazos a Speedy González, un gritón insoportable y ladrón de quesos a quien nadie quisiera tener rondando por su casa paseando sus patas llenas de cuanta mierda existe. Y que Jinx (creo que así es el nombre) se zampara en escabeche a los mariquitos esos de Pixie y Dixie, los “marditos roedores”. Pero nada. En la iconografía de la animación gringa los gatos son casi siempre malos o no comen ratones. El único que salva la honra es Garfield: no se los papea, pero al menos los jode.
Así que ahora llegan los genios de Pixar (ey, lo son: esto no es una ironía) y nos salen con la historia de una rata gourmet y que, encima, debe cocinar mejor que nuestro molecular criollo.
Bueno, eso no será muy difícil… dirán sus detractores, que abundan.
Ganas de vomitar es lo que da la escena en la que las ratas se apoderan del restaurante la primera vez, cuando entran a saquear la comida en ese momento en que Remy, llevado por su espíritu de odio-ratonil y con su ego de chef –vaina enorme si las hay- herido porque no obtuvo reconocimiento por su obra, decide traicionar al único que podía darle la oportunidad de desplegar sus dones.
Las ratas de todos los tamaños metidas entre los quesos, chupando uvas, royendo chorizos, saltando por todos lados… coño, eso me recordó a otras plagas. Pero dejemos la política a un lado.
Después de pasarse de ingeniosos con esas tremendas películas de juguetes con vida, peces de colores y monstruos de la imaginación infantil, los de Pixar ahora se pasan pero de asquerosos con escenas como esas. Verga, ¿qué pudiera sentir un comensal de ese restaurante al enterarse de que todo lo que comió fue cocinado por un ejército de ratas? ¿Es posible –aparte de las fotos del general con Pikachú- una imagen más desagradable?
Bueno, para eso son las comiquitas, para imaginar vainas imposibles.
Bueno, también es cierto que hay mucha rata cocinando por ahí.
Bueno, pero igual Ratatouille es un asco. ¿Será que Disney le exigió a Pixar seguir la obsesión del viejo Walt: hacerle la prensa a las ratas?
Otra cosa que causa extraña impresión es lo que se ve en las sociales de El Universal de hoy: verga, van a ver una función privada de Ratatouille y algún genio –ey, aquí sí es con ironía- tiene la brillante idea de que lo mejor que se puede hacer al culminar la función es coronar la ocasión con una comilona de Sumito Estévez y el Instituto Culinario de Caracas atacando un menú “inspirado en las recetas de Gusteau”.
Y pensar que esa noche las cotufas me revolvieron el estómago.
Caí en cuenta de todo esta mañana cuando vi a un par de enormes ratas buscando comida entre bolsas de basura. Eso me conectó con algo que nunca entendí: porqué carajos es que a los gringos, que llevan su vida muy a lo antiséptico y antibacteriano, desde hace tantos años andan en esa paja de querer convencernos de que los ratones y las ratas son cuchis, agradables y más panitas que la rana René.
Me dirán loco, pero Mickey Mouse y su jevita Minnie son un asco: dos ratones enormes, negros y que andan en dos patas –ella con tacones- viviendo como un humano cualquiera. Que se joda mister Walt.
Siempre quise que Silvestre le diera sus buenos coñazos a Speedy González, un gritón insoportable y ladrón de quesos a quien nadie quisiera tener rondando por su casa paseando sus patas llenas de cuanta mierda existe. Y que Jinx (creo que así es el nombre) se zampara en escabeche a los mariquitos esos de Pixie y Dixie, los “marditos roedores”. Pero nada. En la iconografía de la animación gringa los gatos son casi siempre malos o no comen ratones. El único que salva la honra es Garfield: no se los papea, pero al menos los jode.
Así que ahora llegan los genios de Pixar (ey, lo son: esto no es una ironía) y nos salen con la historia de una rata gourmet y que, encima, debe cocinar mejor que nuestro molecular criollo.
Bueno, eso no será muy difícil… dirán sus detractores, que abundan.
Ganas de vomitar es lo que da la escena en la que las ratas se apoderan del restaurante la primera vez, cuando entran a saquear la comida en ese momento en que Remy, llevado por su espíritu de odio-ratonil y con su ego de chef –vaina enorme si las hay- herido porque no obtuvo reconocimiento por su obra, decide traicionar al único que podía darle la oportunidad de desplegar sus dones.
Las ratas de todos los tamaños metidas entre los quesos, chupando uvas, royendo chorizos, saltando por todos lados… coño, eso me recordó a otras plagas. Pero dejemos la política a un lado.
Después de pasarse de ingeniosos con esas tremendas películas de juguetes con vida, peces de colores y monstruos de la imaginación infantil, los de Pixar ahora se pasan pero de asquerosos con escenas como esas. Verga, ¿qué pudiera sentir un comensal de ese restaurante al enterarse de que todo lo que comió fue cocinado por un ejército de ratas? ¿Es posible –aparte de las fotos del general con Pikachú- una imagen más desagradable?
Bueno, para eso son las comiquitas, para imaginar vainas imposibles.
Bueno, también es cierto que hay mucha rata cocinando por ahí.
Bueno, pero igual Ratatouille es un asco. ¿Será que Disney le exigió a Pixar seguir la obsesión del viejo Walt: hacerle la prensa a las ratas?
Otra cosa que causa extraña impresión es lo que se ve en las sociales de El Universal de hoy: verga, van a ver una función privada de Ratatouille y algún genio –ey, aquí sí es con ironía- tiene la brillante idea de que lo mejor que se puede hacer al culminar la función es coronar la ocasión con una comilona de Sumito Estévez y el Instituto Culinario de Caracas atacando un menú “inspirado en las recetas de Gusteau”.
Y pensar que esa noche las cotufas me revolvieron el estómago.
lunes, julio 30, 2007
YONOFUI - ¿Qué les corre por las venas a estos dementes?
FERNANDO QUIROZ / REVISTA CAMBIO /Julio 26 de 2007
Era casi la medianoche, y la oí gritar con desespero: “Devuélvanme el cadáver de mi hijo”. Se llama Emperatriz de Guevara. Me la encontré mientras esperaba el cambio del semáforo, en un cartel conmovedor que llama la atención de peatones y conductores en un paradero de bus de la avenida Séptima de Bogotá. Doña Emperatriz es la madre del capitán Julián Ernesto Guevara, quien lleva nueve años secuestrado por las Farc: poco más de siete con vida, porque los diecisiete meses restantes es su cadáver el que ha estado secuestrado. El cadáver que reclama su madre para poder tener al menos el triste consuelo de saber que su dolor ha terminado. Para volverlo a ver, aunque ya no pueda estrecharlo entre sus brazos, como lo soñó tanto tiempo.
Unas horas antes de oír el lamento de doña Emperatriz, los noticieros mostraban las imágenes de los familiares de los once diputados asesinados hace poco más de un mes en cautiverio. Resignados ante la cruel noticia de que ya no volverán a estar con ellos, clamaban por el regreso de sus cuerpos sin vida. Les rogaban a los criminales que los separaron de sus seres queridos que al menos tuvieran el gesto de permitirles una cristiana sepultura. Los doce diputados de la Asamblea del Valle del Cauca plagiados en abril de 2002 siguen en poder de las Farc. Todos siguen secuestrados, aunque sólo de uno de ellos se pueda presumir que permanece con vida.
En su crueldad sin límites, las Farc secuestran y asesinan a hombres y a mujeres, a jóvenes y a viejos, a civiles y a militares, a ricos y a pobres, a personajes reconocidos y a ciudadanos anónimos… En su guerra sin sentido, apuntan indiscriminadamente y ya ni siquiera distinguen entre vivos y muertos: secuestran incluso a los que no han nacido, como lo hicieron con el hijo de Clara Rojas, y secuestran cadáveres, como el del capitán Julián Guevara o los de los once diputados del Valle.
Han sido infructuosos los ruegos para que respeten la vida. Y también lo es el clamor para que respeten la muerte.
En su atroz contabilidad parecen valer lo mismo los vivos y los muertos. Suman cuerpos sin importar que algunos todavía respiren y otros hayan dejado de hacerlo.
En su demencia abominable, cada día resultan más inconmovibles. No se duelen ante las súplicas de un niño que, como Andrés Felipe Pérez, quería ver a su padre secuestrado antes de que el cáncer decretara su muerte prematura. No se conmueven con las lágrimas de una abuela que, como doña Clara de Rojas, pide conocer al nieto que nació en cautiverio. Y tampoco se apiadan de quienes ya sólo piden un cadáver o un atado de huesos para lanzar una rosa roja sobre las tumbas de sus seres queridos.
Secuestrando muertos y matando en vida a las viudas y a los huérfanos sólo van a lograr desprestigiar aún más una agrupación que ya muy pocos –casi nadie– conciben como algo distinto a una banda sin más norte que el crimen por el crimen mismo, ajena a cualquier ideal y de espaldas al pueblo. Como un clan al que no le basta la muerte para complacerse en la maldad. Como un ejército de bandidos narcotraficantes y antipatriotas, como los llamó el Nobel portugués José Saramago en su reciente visita a Colombia. Como un club de depravados que se alimentan de la sangre ajena, aunque por sus venas solo corra mierda… si es que algo les corre.
Era casi la medianoche, y la oí gritar con desespero: “Devuélvanme el cadáver de mi hijo”. Se llama Emperatriz de Guevara. Me la encontré mientras esperaba el cambio del semáforo, en un cartel conmovedor que llama la atención de peatones y conductores en un paradero de bus de la avenida Séptima de Bogotá. Doña Emperatriz es la madre del capitán Julián Ernesto Guevara, quien lleva nueve años secuestrado por las Farc: poco más de siete con vida, porque los diecisiete meses restantes es su cadáver el que ha estado secuestrado. El cadáver que reclama su madre para poder tener al menos el triste consuelo de saber que su dolor ha terminado. Para volverlo a ver, aunque ya no pueda estrecharlo entre sus brazos, como lo soñó tanto tiempo.
Unas horas antes de oír el lamento de doña Emperatriz, los noticieros mostraban las imágenes de los familiares de los once diputados asesinados hace poco más de un mes en cautiverio. Resignados ante la cruel noticia de que ya no volverán a estar con ellos, clamaban por el regreso de sus cuerpos sin vida. Les rogaban a los criminales que los separaron de sus seres queridos que al menos tuvieran el gesto de permitirles una cristiana sepultura. Los doce diputados de la Asamblea del Valle del Cauca plagiados en abril de 2002 siguen en poder de las Farc. Todos siguen secuestrados, aunque sólo de uno de ellos se pueda presumir que permanece con vida.
En su crueldad sin límites, las Farc secuestran y asesinan a hombres y a mujeres, a jóvenes y a viejos, a civiles y a militares, a ricos y a pobres, a personajes reconocidos y a ciudadanos anónimos… En su guerra sin sentido, apuntan indiscriminadamente y ya ni siquiera distinguen entre vivos y muertos: secuestran incluso a los que no han nacido, como lo hicieron con el hijo de Clara Rojas, y secuestran cadáveres, como el del capitán Julián Guevara o los de los once diputados del Valle.
Han sido infructuosos los ruegos para que respeten la vida. Y también lo es el clamor para que respeten la muerte.
En su atroz contabilidad parecen valer lo mismo los vivos y los muertos. Suman cuerpos sin importar que algunos todavía respiren y otros hayan dejado de hacerlo.
En su demencia abominable, cada día resultan más inconmovibles. No se duelen ante las súplicas de un niño que, como Andrés Felipe Pérez, quería ver a su padre secuestrado antes de que el cáncer decretara su muerte prematura. No se conmueven con las lágrimas de una abuela que, como doña Clara de Rojas, pide conocer al nieto que nació en cautiverio. Y tampoco se apiadan de quienes ya sólo piden un cadáver o un atado de huesos para lanzar una rosa roja sobre las tumbas de sus seres queridos.
Secuestrando muertos y matando en vida a las viudas y a los huérfanos sólo van a lograr desprestigiar aún más una agrupación que ya muy pocos –casi nadie– conciben como algo distinto a una banda sin más norte que el crimen por el crimen mismo, ajena a cualquier ideal y de espaldas al pueblo. Como un clan al que no le basta la muerte para complacerse en la maldad. Como un ejército de bandidos narcotraficantes y antipatriotas, como los llamó el Nobel portugués José Saramago en su reciente visita a Colombia. Como un club de depravados que se alimentan de la sangre ajena, aunque por sus venas solo corra mierda… si es que algo les corre.
jueves, julio 26, 2007
YONOFUI - La venenosa seducción del éxito, ¿por qué Sony no inventó el iPod?
En Rocky III, Apollo Creed decía a Rocky que había perdido su "ojo de tigre", su hambre de victoria. Esto mismo suele ocurrir a muchas empresas cuando llegan a la cumbre. Y le habría ocurrido a Sony cuando, a pesar de sus ventajas, llegó tarde al mercado de los reproductores de mp3... (Tomado del diario argentino Clarín - 26/07/2007)
Kodak fue, por décadas, líder indiscutido del mercado fotográfico. Sin embargo, en sus tiempos de gloria, no se preparó adecuadamente para la revolución de la fotografía digital. Así, no tardó en resignar su liderazgo a manos de la competencia. En 2006, perdió 600 millones de dólares.
Treinta años atrás, General Motors era, lejos, la primera automotriz del mundo. En 2007, fue superada por Toyota. Si usted hubiera hecho esta predicción hace tres décadas en una reunión de directorio de una automotriz, posiblemente lo habrían tomado por loco.
Esta clase de ejemplos son tremendamente comunes en los negocios. Muchas compañías líderes sólidamente establecidas terminan perdiendo posiciones a manos de competidores más pequeños y ambiciosos. Luego, en medio de los lamentos, recuerdan que, más difícil que llegar, es mantenerse arriba.
Bob Herbold, ex COO de Microsoft, escribió un libro titulado "Seduced by Success; How the Best Companies Survive the 9 Traps of Winning" donde examina los casos de 44 corporaciones globales que sucumbieron a la venenosa seducción del éxito. Un artículo de la prestigiosa escuela francesa, INSEAD, nos acerca unas interesantes reflexiones sobre el asunto.
Según Herbold, la raíz de los problemas que convierten las victorias en fracasos radica en la pérdida del sentido de urgencia que caracteriza a las compañías que ansían llegar a la cumbre. Al principio del recorrido, cuando todo está por hacerse, el ímpetu innovador es irresistible.
Sin embargo, una vez encontrado el modelo de negocio exitoso, la orgullosa organización se deja estar y confía ciegamente en la vieja receta (que no siempre sigue siendo válida en el nuevo escenario competitivo). Veamos otro ejemplo...
Quizá uno de los mayores misterios corporativos de nuestro tiempo sean las razones por las que Sony no inventó el iPod. La multinacional japonesa tenía todo para lograrlo: dominaba cómodamente el mercado de la música móvil con sus walkmans y reproductores de CD y hasta tenía su propio sello discográfico.
Ante esta inmejorable posición estratégica, se caía de maduro que la próxima revolución en el mercado de la música saldría de los laboratorios de investigación de Sony. Sin embargo, como sabemos, Sony llegó tarde. La revolución fue el iPod de Apple.
Según Herbold, la corporación japonesa sucumbió ante la seducción del éxito. La empresa tenía todos los conocimientos necesarios para convertirse en líder del mercado de los reproductores de mp3. Sin embargo, el conocimiento estaba fragmentado entre distintas unidades de la compañía. Pero, como los números cerraban, no existió un interés urgente por unificar el conocimiento en torno a la innovación en el mercado de los reproductores de música.
La coreana Samsung, por su parte, sí percibió la urgencia e implementó un programa que apuntó explícitamente a reunir los conocimientos dispersos para destinarlos al desarrollo de su propio reproductor de mp3. Así, en 2005, alcanzó a Sony en el ranking global de fabricantes de artículos electrónicos de consumo.
Según Herbold, perder el "ojo de tigre" genera una serie de trampas que derivan en la pérdida de las ventajas competitivas que tanto costaron conseguir. Cuando falta el "hambre de victoria", las empresas permiten que sus productos queden obsoletos, se aferran al prolijo ordeñe de sus marcas consolidadas y se mantienen pasivas mientras los circuitos de la innovación corporativa se vuelven escleróticos.
En definitiva, sostiene Herbold, mantener el ritmo después de haber tocado el cielo no es asunto sencillo. Sin embargo, algunas compañías han logrado llegar y mantenerse (al menos, por ahora). Apple, por ejemplo, se reinventa constantemente buscando las posibles innovaciones que podrían amenazar su posición de mercado y desarrollándolas ella misma para mantenerse siempre un paso delante de la competencia. Su CEO, Steve Jobs, lo expresó claramente en un célebre discurso (disponible en YouTube) a graduados de la universidad de Stanford: "Stay foolish, stay hungry".
Kodak fue, por décadas, líder indiscutido del mercado fotográfico. Sin embargo, en sus tiempos de gloria, no se preparó adecuadamente para la revolución de la fotografía digital. Así, no tardó en resignar su liderazgo a manos de la competencia. En 2006, perdió 600 millones de dólares.
Treinta años atrás, General Motors era, lejos, la primera automotriz del mundo. En 2007, fue superada por Toyota. Si usted hubiera hecho esta predicción hace tres décadas en una reunión de directorio de una automotriz, posiblemente lo habrían tomado por loco.
Esta clase de ejemplos son tremendamente comunes en los negocios. Muchas compañías líderes sólidamente establecidas terminan perdiendo posiciones a manos de competidores más pequeños y ambiciosos. Luego, en medio de los lamentos, recuerdan que, más difícil que llegar, es mantenerse arriba.
Bob Herbold, ex COO de Microsoft, escribió un libro titulado "Seduced by Success; How the Best Companies Survive the 9 Traps of Winning" donde examina los casos de 44 corporaciones globales que sucumbieron a la venenosa seducción del éxito. Un artículo de la prestigiosa escuela francesa, INSEAD, nos acerca unas interesantes reflexiones sobre el asunto.
Según Herbold, la raíz de los problemas que convierten las victorias en fracasos radica en la pérdida del sentido de urgencia que caracteriza a las compañías que ansían llegar a la cumbre. Al principio del recorrido, cuando todo está por hacerse, el ímpetu innovador es irresistible.
Sin embargo, una vez encontrado el modelo de negocio exitoso, la orgullosa organización se deja estar y confía ciegamente en la vieja receta (que no siempre sigue siendo válida en el nuevo escenario competitivo). Veamos otro ejemplo...
Quizá uno de los mayores misterios corporativos de nuestro tiempo sean las razones por las que Sony no inventó el iPod. La multinacional japonesa tenía todo para lograrlo: dominaba cómodamente el mercado de la música móvil con sus walkmans y reproductores de CD y hasta tenía su propio sello discográfico.
Ante esta inmejorable posición estratégica, se caía de maduro que la próxima revolución en el mercado de la música saldría de los laboratorios de investigación de Sony. Sin embargo, como sabemos, Sony llegó tarde. La revolución fue el iPod de Apple.
Según Herbold, la corporación japonesa sucumbió ante la seducción del éxito. La empresa tenía todos los conocimientos necesarios para convertirse en líder del mercado de los reproductores de mp3. Sin embargo, el conocimiento estaba fragmentado entre distintas unidades de la compañía. Pero, como los números cerraban, no existió un interés urgente por unificar el conocimiento en torno a la innovación en el mercado de los reproductores de música.
La coreana Samsung, por su parte, sí percibió la urgencia e implementó un programa que apuntó explícitamente a reunir los conocimientos dispersos para destinarlos al desarrollo de su propio reproductor de mp3. Así, en 2005, alcanzó a Sony en el ranking global de fabricantes de artículos electrónicos de consumo.
Según Herbold, perder el "ojo de tigre" genera una serie de trampas que derivan en la pérdida de las ventajas competitivas que tanto costaron conseguir. Cuando falta el "hambre de victoria", las empresas permiten que sus productos queden obsoletos, se aferran al prolijo ordeñe de sus marcas consolidadas y se mantienen pasivas mientras los circuitos de la innovación corporativa se vuelven escleróticos.
En definitiva, sostiene Herbold, mantener el ritmo después de haber tocado el cielo no es asunto sencillo. Sin embargo, algunas compañías han logrado llegar y mantenerse (al menos, por ahora). Apple, por ejemplo, se reinventa constantemente buscando las posibles innovaciones que podrían amenazar su posición de mercado y desarrollándolas ella misma para mantenerse siempre un paso delante de la competencia. Su CEO, Steve Jobs, lo expresó claramente en un célebre discurso (disponible en YouTube) a graduados de la universidad de Stanford: "Stay foolish, stay hungry".
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