Un fantasma recorre el mundo: el de Al Gore, un bicho que fue capaz de dejarse ganar por el tarado de George W. Bush y que ahora va por la vida de superhéroe pero con los calzoncillos por dentro y la corbata por fuera, como debe ser.
Así que mañana este pillo monta su gran juerga: Live Earth, una serie de conciertos en simultáneo en un montón de lugares del mundo con los cuales, dice y muchos le creen, pretende alertar a la humanidad sobre el calentamiento global y el final que se acerca.
Serán 24 horas de música atravesando los husos horarios de lugares muy distantes entre sí. Shangai, Johannesburgo, Sydney, Londres, Kyoto, Río de Janeiro y varias ciudades de Estados Unidos. Y hasta en la Antártida montarán un show ha dicho Al como si estuviera haciendo una gracia.
Gore, un tipo que vive en una mansión que consume más electricidad que el estadio de fútbol de Pueblo Nuevo, encontró en la histeria colectiva que generan las buenas causas su gran negocio. La Alianza para la Protección del Clima se llama su empresa, una organización capitaneada por el exvicepresidente gringo que se beneficiará con la venta de entradas y –obvio- con la venta de derechos para la transmisión de esto que será el show musical más grande de la historia que llegará a más de 120 países por televisión y por internet.
Si quieres sacar la cuenta empieza a sumar: sólo en Estados Unidos los boletos van de 83 dólares a 348 dólares.
Dicen las notas de prensa, todas confusas porque hasta el día de hoy aún hay plazas no confirmadas, que serán como 100 artistas que ya se han sumado a la lucha por salvarnos de las malvadas empresas que abren huecos en la capa de ozono y, salvo por gentes tan pavosas como Maná y Enrique Iglesias, la vaina se ve arrechísima.
Lo que no me cuadra es que una movilización de tal magnitud debe tener efectos justamente sobre lo que dicen que quieren proteger: el ambiente. A menos que los músicos y el personal técnico y los vendedores de Coca Cola se trasladen en carretas tiradas por bueyes, los aviones, helicópteros y jets privados que llevarán a tantas estrellas de un lado a otro van a ser un coñazo.
Y contemos lo demás: limusinas, carros blindados de los raperos, trailers con los camerinos, agua gastada en habitaciones de hoteles repletos, toallas que tendrán que lavarse, condones que bajarán por las pocetas…
Imaginemos otras cosas: la cantidad de botellitas de agua mineral que quedarán regadas en cada lugar de concierto, la necesidad de generar alta producción de electricidad para alimentar luces, escenarios y sistemas de sonidos; la cantidad de desechos de plástico y servilletas manchadas con ketchup, la congestión de líneas de teléfonos móviles, los cientos de unidades de transporte que deberán activar sólo para llevar a las personas a los conciertos. Y algo terrible: los miles de potes de laca que maricones como Bon Jovi se vaciarán en las melenas antes de salir a escena.
Seguro que me quedo corto.
Me pregunto, ¿cómo un tipo que “no sabía” cuál era la cuenta de electricidad de su humilde morada controlará vainas como esas? ¿Cómo podrá asegurar que la Antártida no quedará más jodida de lo que ya puede estar?
El control de las emisiones de gases queda en manos de dos sectores: gobiernos y empresarios. Y esos carajos no van a estar parándole bolas ni a Madonna ni a Shakira por más buenas que estén. Si quieres ser de verdad un héroe, Gore, tu misión es convencer a las grandes industrias de que utilicen los avances de la tecnología para controlar la contaminación del aire. Y eso sólo lo puedes hacer cara a cara con los chivos que más mean en esas corporaciones, no haciéndote foticos con Maná.
Ah, pero eso no produce plata ni te hace ganar fama. Se entiende Al, se entiende… Es mejor tener al frente a una cosita rica como Fergie, en lugar de un maligno carcamal calvo y poderoso.
viernes, julio 06, 2007
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11 comentarios:
si, hay un gran dilema con esto de la contaminacion: contaminamos porque avanzamos, nos hemos modernizad y esto ha hecho que seamos cada vez mas gente; con lo que, si queremos un mundo mas limpio, la idea no es apagar un suiche, sino utilizar justamente la tecnologia para hacerlo todo mas amable: a la humanidad, al gentio que somos y al ambiente. pero si que hacemos esto, no viviriamos en la tierra, sino en el paraiso, y parece que estamos bastante lejos...
¿Cuánto contamina un concierto ecológico?
Los nueve festivales simultáneos de Live Earth inauguran un nuevo tipo de evento: el espectáculo limpio
PATRICIA GOSÁLVEZ
07/07/2007- El País de España-
Imagine el impacto de ir a un concierto en términos ecológicos. Desde el papel que se ha usado para imprimir su entrada a los humos del jet en el que viajan las estrellas de rock. Sume los miles de desplazamientos del público (el 50% de lo que contamina un concierto), los decibelios, los focos, el plástico de los vasos de cerveza, el aluminio de las latas, el aire acondicionado... Live Earth, el acontecimiento global organizado por Al Gore para concienciar sobre el cambio climático, quiere predicar con el ejemplo. "Vamos a sentar las bases del macroespectáculo verde", dice Yusef K. Rob, uno de los encargados de diseñar el evento para que contamine lo menos posible.
Live Earth es una cadena de nueve conciertos que recorre el mundo, de Tokio a Río, entre hoy y mañana. Los recintos son de lo más variado: de un histórico campo de fútbol americano neoyorquino a un rascacielos en Shanghai; de un concierto recoleto para 200 personas en un museo en Washington (la incorporación de última hora) a un sarao gratuito para un millón en la playa de Copacabana (a punto de ser suspendido por seguridad). "Las medidas para reducir la emisiones dependen de las infraestructuras", dice Rob; "en Tokio, el escenario es reciclado y reciclable; en Río se han instalados cientos de papeleras; en Londres cambiamos los generadores para que funcionen con biocarburantes". Hay otras soluciones comunes a todos, como usar vasos de almidón de trigo que se reciclan en abono.
Hay otras emisiones que no se pueden evitar, como la electricidad de las televisiones que retransmiten el evento (esperan tener 2.000 millones de espectadores) o los viajes en avión de los músicos o del propio Al Gore, que estará en la mayoría de los conciertos. "Aunque han tomado muchas medidas para minimizarlo, habrá algún tipo de impacto medioambiental", dice Aurelio García, de la ONG Ecología y Desarrollo, "pero la difusión del mensaje que se transmite es mucho más importante". "Siempre habrá cínicos que dirán que es mejor no hacer nada para no contaminar", dice Rob, "pero es ridículo pensar que es mejor quedarse quieto ante un problema que requiere una respuesta global". De Madonna a Police, alrededor de 150 artistas cantarán por el futuro del planeta. Cuando terminen, la organización calculará el rastro contaminante de Live Earth (la llamada "huella de carbono") y lo compensará pagando a ONG ecológicas una cifra proporcional para que lo inviertan, por ejemplo, en energías renovables. "Los conciertos son parte del mensaje", dice Rob. "El reto es convencer a la gente de que siendo verdes se pueden obtener los mismos resultados: es posible hacer un show espectacular, rentable y ecológico".
": es posible hacer un show espectacular, rentable y ecológico".
Aja, seguro es tan facil como construir un circulo cuadrado, ver nadar una rana con pelos o que Hugomon abandone el coroto pacificamente.
Tan acertado/a como siempre demala, es verdad, un imbécil que se dejó ganar por otro más imbécil... así es la vida, por eso no he querido ver el documental del tipo. Porque debe ser que si llega a la Casa Blanca no va a consumir Evian ni tampoco va a usar zapatos Nike que hacen los niños taiwaneses (que hace tanto daño a la humanidad como el boquete de la capa de ozono)... Es como si Arias Cárdenas se metiese a jesuita... Dios!
En la revista New York salió un reportaje sobre inventos amigables con el medio ambiente, quizás ya Al Gore posea algunos de ellos: Papel hecho con pupú de elefante de Sri Lanka, una poseta lavamano, toallas sanitarias reciclables (como sugirió Chávez varios Aló Presidentes atrás), un maletín para guardar el laptop que utiliza energía solar para recargarlo, ropa hecha de soya porque cultivar una libra de algondón consume entre 840 y 3500 galones de agua, casas de murciélagos en los jardínes para que se coman a los mosquitos evitando el uso de insecticidas, un escurridor de plástico para usarlo después del baño en lugar de toallas que hay que lavarlas consumiendo agua, detergente y energía; y mi favorito: urnas reciclables, dice la revista que tomando en cuenta que 2.4 millones de norteamericanos mueren al año y se están usando 30 millones de pies de madera para enterrarlos, ya se están fabricando las primeras urnas de papier maché hechas con viejo papel periódico.
¿Quién se anota?
ya lo dijo hobbes: el hombre es el lobo del hombre.
Doñq letizia...si usted no es puta, entonces me la chupa por unas pelas...
Joder, que de chavalas que le ponen nombres distintos a la polla que se curran!!!
la moda siempre vuelve. también entre los profetas. esta vez le toca el turno a las tablas: los bíblicos las usaban para tallar sus mensajes, los de ahora se suben sobre ellas para lo mismo y, de paso, recibir unos cuantos millones de aplausos.
la historia del peculiar al gore me recordó la de otro "profeta", bob geldof, que leí hace un año en el mundo (el de madrid, claro). una periodista se infiltró como asistente y descubrió que su filantropismo está hecho de moet, de business class y de una indiferencia supina. Lo busqué y lo conseguí. Copio la primera parte y el que quiera seguir leyendo, que cliquee en http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2006/558/1152396003.html
DESCUBRIMIENTO / LA ESTRELLA EN LA INTIMIDAD
ASI VIMOS QUE EL PROFETA DEL HAMBRE EXIGE CAVIAR
BOB GELDOF no es tan famoso por la música como por la cruzada pública y publicitada que ha hecho estos años contra el hambre en Africa. Pero existe una cara oculta del personaje que hoy podemos desvelar. Una periodista de CRONICA se infiltró como asistente personal en su visita a España: suite de 1.300 euros, coche de lujo, Moët...
ELENA PITA
Va nocturno por las calles del casco viejo de Málaga arrastrando su pose de pordiosero: alpargatas, bolsa de basura al hombro y una gorra de vagabundo. A su lado camina un hombre vestido de joven casual; en su mano porta un maletín, y en el maletín, un cheque de 60.000 euros. El supuesto vagabundo es Bob Geldof, el supuesto joven con attache, su manager, Darrell Willis, y el montante, el caché del primero; gastos aparte.
La imagen define lo que hemos venido a ver. El cantante de rock, varada su música en un único hit que le hizo famoso a finales de los 70 (I don t like Mondays), hoy megaestrella mediática como promotor de conciertos en contra de la pobreza en Africa, Live Aid, y por sus campañas de movilización a favor de los países más desheredados, Make Povertry History (que la pobreza se haga Historia), nos había concedido una entrevista hacía un mes. El encuentro cambió tres veces de fecha, de ubicación e incluso de formato, y el cara a cara amenazaba con diluirse en una breve conversación telefónica. La entrevista quedó finalmente suspendida en vísperas de su único concierto en España, como apertura del festival de música Terral que estos días se celebra en Málaga.
Un nuevo giro de azar y conseguimos infiltrarnos en su entorno como asistentes personales de la estrella: durante 24 horas fuimos encargados de cumplir al pie de la letra las condiciones de su fabuloso contrato: desplazamientos a bordo de un coche de lujo gama superior, billetes de primera clase en British Airways, alojamiento en suite real de un hotel cinco estrellas con playa o golf, comidas en «restaurante estilo gourmet» y, para camerinos, Moët & Chandon Brut Nature Imperial, bourbon Jack Daniels, y whisky escocés 12 años, los mejores vinos tinto y blanco, Evian, Perrier, fruta fresca y caviar Beluga. Pero no sólo de bienes materiales vive el hombre. Además habían de respetarse escrupulosamente sus caprichos, tales como no llegar con más de media hora de antelación al show, no probar sonido, cambiar los horarios, reservas y programas en pos de los partidos del Mundial de Fútbol y sus resultados, o improvisar una recogida en el aeropuerto a altas horas de la madrugada porque, pongamos, le ha surgido un buen plan. Pero, por encima de todo, quienes rodeen a sir Geldof han de estar dispuestos a sufrir su temperamento, o sea su actitud de punk indolente.
Una frase se repite constantemente en su boca y es, además, estribillo de su canción favorita, con la que hoy abrirá el concierto, porque define la filosofía de san (así le han llamado) Bob Geldof: «I don t care» o no me importa (un pimiento). Si casi nada le importa, ¿por qué había de importarle la pobreza de otros, tan lejos? La organización del festival le ha propuesto hacer pública la donación de parte del caché al pueblo africano, un buen reclamo que no obstante él desprecia, embolsándose el montante completo.
-Bob, ¿conoces Africa a fondo?, ¿sueles pasar temporadas allí?
-Sí, no está mal ir a Africa, porque son 11 horas de vuelo, duermes (BA, first class, asientos como camas rebatibles) y te despiertas a la misma hora de aquí. Así que no sufres jet lag.
-Pero cuando vas, ¿qué sueles hacer?, ¿te implicas con la gente?
-No, no, voy just for business (sólo de negocios). Acabo de estar en Johannesburgo y Ciudad del Cabo. Business
(sigue...)
Geldof y Gore son una mierda. "Salvar el planeta" "Acabar con el hambre" "Derrotar al imperialismo". Puras excusas para el buen vivir
Interesante aporte el de Doña Letizia, pero eso de los vasitos ecológicos debe ser como alguna de las órdenes de "el tipo": que se acaben los niños de la calle, que ayuden a esta gente, que la economía se sostenga a punta de conucos. Puras promesas, como decían Flora y Hortensia.
Nada más por poner un ejemplo, esos vasitos deben ser más caros que la cantidad de Coca Cola que pudieran contener. ¿Y quién, princesa trucha, vende a pérdida? Bueno, ya sabemos quién... pero ese está aquí, no allá y no trabaja con su plata.
Y además, ¿quién regula las cantidades de laca?
Sendo bichito el compa Bob. Hay que ponerse en una así. Viajar en avión privado, comer lo mejor, vestir lo mejor, tener los mejores relojes, tener mil pendejos complaciendo todo lo que pides, disponer del tiempo y las cosas de los demás y todo con la excusa de salvar a multitudes de un destino terrible. Coño, ya empezamos otra vez a hablar de Chávez.
¿Qué es peor -Sálvame- de Al Gore o el terrible título que tradujeron de El Mariachi, en la versión donde sale Banderas?
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