DELAPRENSAPRENSADA – Mari Pili psicoanalista

Mari Pili Hernández siempre ha sido como un ovni para mi: no la entiendo.

No entendí como es que, en algún momento, esta defensora del chavismo que aún se hace llamar periodista podía tener un programa en la radio con anunciantes y todo, y en paralelo ejercer su cargo de viceministra para asuntos con los gringos.

Supongo que eso le servía pa’ reunir platica para comprarse sus vainitas en Estados Unidos con la visa que no podían negarle los marines de Valle Arriba.

Mija, o eres viceministra o eres periodista. No creo que se puedan hacer las dos cosas a la vez.

Defensora acérrima del rrrégimen, la Mari Pili nos ha obsequiado siempre con una columna semanal en El Nacional en la que no hace más que recoger la línea que le dictan desde las alturas del poder.

Igual que su colega Wladimir Villegas, quien es viceministro de no sé qué vaina y al mismo tiempo se pretende periodista radial en un espacio que le dan para redondear el sueldo mientras se hace unas terribles masturbaciones ideológicas haciendo cosas como hablar de libertad de expresión con funcionarios del gobierno cubano: ¿esa es la libertad que te gusta Villegas? ¿porqué es que no te has ido para La Habana si allá todo está tan bien?

Sigamos con Mari Pili.

Alguna vez la postularon para ser “la María Corina Machado del proceso”. Pero ni logró montar la estructura de Súmate (por cierto, ¿qué es de la vida de esa gente?) ni tiene, mira que sabia la naturaleza, esa boquita rica de la Machado. En esa, querida, fracasaste.

Hoy en su columna del diario arroja una tesis en la que evidencia su profundo desprecio por la inteligencia de los estudiantes que andan por todo el país –mira bien: por todo el país- protestando contra las arbitrariedades del comandante en jefe.

Según ella, estos muchachos además de estar manipulados por los gringos malucos son también una cuerda de traumatizados. Como Freud, ella cree que todo es culpa de sus padres.

Así mismo. La Hernández –que mala no está- jura que los chamos se traumatizaron por las cacerolas que aporrearon sus viejas hace unos años atrás. Esta objetiva periodista llegó a la conclusión de que la histeria opositora de sus progenitoras es la verdadera culpable de que Goicoechea, Stalin y compañía anden con esas pendejeras de alebrestar a sus condiscípulos con el cuentito de que aquí no hay libertades cuando la verdad es que este país –como dice el filósofo Residente- es un verdadero mamey.

Coño mi reina, no quiero ni pensar en qué te habrán hecho tus padres para que salieras así: tan entregada intelectual y espiritualmente a un militar mandón, misógino y autoritario.

Debe ser que en tus 15 años te obligaron a bailar al vals no con un cadete sino con un sargento golpeador.