Entre las tantas cosas que algún día la patria reclamará al prócer de los calzones rojos tiene que estar –atención futuro- ese frankenstein sonoro al que convenientemente decidieron llamar “neo-folclor”.
Hay vainas indignas y esa.
No es cuestión de ser purista. Esa es una enfermedad que nada bueno acarrea.
Experimentos con la música venezolana ha habido desde mucho antes que a los carajitos de hoy les parezca muy cool meterle una guitarra distorsionada o un pum-pum discotequero y medio mariconzongo al Alcaraván o al becerrito de Lilia Vera.
Pero es que lo que encontramos hoy, salvo las honrosas excepciones de siempre, es puro ramplón y sucio oportunismo. El gobierno obligó a meter producción nacional a lo arrecho y las banditas de escaso talento y mucho deber de estudiar encontraron la forma de colarse en la radio y de que los escucharan otras personas además de sus sufridas familias y vecinos.
- Fino pana, búscate unos discos de tu viejo y vemos.
- ¿No sabes si Simón Díaz tiene más canciones o todas ya las remezclaron?
- Chamoooo, ¿y si hacemos una del panita este que se caía a curda, el que siempre tenía una franelita de rayas?
- Pana, ¿tú sabes tocar cuatro?
Así nacieron esos bodrios que nos asaltan a diario desde las emisoras, así los grupitos que tendrían que haber hecho mejor los deberes llegaron a la radio, encontraron un camino fácil para fantasear con la fama y colearse en algún cartel.
Así también las estaciones radiales encontraron la forma de cumplir con las cuotas exigidas con un mínimo de alteraciones a sus estilos. Y así, como dirían en Maracaibo, se depravaron pa’r coño y ahora cualquier cosa les sirve como neo-folclor. La Mega sabe de qué se trata. Si usted tiene, por ejemplo, a Huáscar tocándole la flauta, no importa que lo que esté haciendo sea un son cubano o una guaracha: esa vaina es neo-folclor y bástese con que Huáscar esté ahí.
Si el tipo está haciendo un psicodelictribaltranceparampampán pero hay un sonidito como de maracas o algún golpecito como de culo ‘e puya, ¡listo! ¿pa´qué más? Ese es tremendo neo-folclor. Y ni hablar si le metes la voz de Gualberto. Ahí sí es verdad que vas directo a la rotación y puede que hasta te lleven a tocar en La Estancia.
Entre la habladora de paja, las cuñas del “gobierno bolivariano”, el neo-folclor y la entrevistadera a Cecilia Sosa y a Carlos Blanco para “analizar” cualquier vaina, cada día quiero más a mi iPod.
jueves, mayo 24, 2007
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6 comentarios:
Tienes razón. Es irrespetuoso con la tradición musical venezolana y con los artistas esa tendencia negadora.
a música de Simón y de Aldemaro se perdió entre los ¿Arreglos? y ¿versiones? que le han hecho ultimamente. deberiamos aprender de los brasileños.
si, es absolutamente absurdo escuchar frases como: tus ojos en la llanura o alcaravan compañero con una descarga de guitarra electrica y un pum pum estilo metalica de fondo. esas mezclas hay que saberlas hacer; pero se sabe: los atajos no sirven y esa musica se olvidara como los temas de britney spears (que no se que es mas pior)
yo creo que neo-folklor es un fondo musical del momento. Un huevo tibio, sin bolas por supuesto.
la última y tuve "la suerte" de escucharlo de boca de david rondón e iván losher es que se viene Oscar de León remezclado...llorarás, eso te lo aseguro.
¿Y? como si todo el mundo supiera qué hacer con su vida?
La gente se cansa.
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