Esta es una de esas cosas que no se creen. ¿Qué mierda les pasa a los españoles?
Ahora resulta que para entrar a España debes demostrarle al gorila del aeropuerto que tienes más de 513 euros o de lo contrario te rebotan ahí mismo. Mucho progre, mucho modernillo, mucha guevonada del PSOE y en el fondo siempre es lo mismo: nadie quiere pelabolas en su comarca. Y si son negros o marrones, menos.
No es fácil el asunto. Si tienes el efectivo o los cheques de viajero, los muestras: sí tío, vengo a gastarme estos euros en tu puto país.
Si lo que sacas son tarjetas de crédito, aunque tengas más tarjetas negras y doradas que Eladio Lares, debes demostrar que no son de adorno. Debes convencer a los de inmigración que efectivamente les puedes dar palo y palo pagando jamones, paellas y botellas de sidra. Y encima debes cargar los estados de cuenta actualizados no sólo de tus tarjetas sino de tus cuentas de ahorro o corriente.
Clarito está: si no teneis cobres, no pasarás.
Yo que leo la noticia y me da por pensar en ese montón de españoles que salieron huyendo de Franco, de la guerra, de cualquier mierda, con nada en los bolsillos, con el pantalón roto en el culo –como dicen-, famélicos, a buscarse la vida en otros países que les abrieron sus puertas, les dejaron montar sus negocios, criar a sus hijos, preñar a sus nativas… ¿alguien les revisó cuánta plata tenían cuando llegaron a La Guaira, por ejemplo?
Pero seamos un poco más justos. Este es un berrinche clase media. Cualquiera que viaje a España debe llevar más de 513 euros porque, para empezar, esa vaina es carísima.
Cualquiera menos los negros que se lanzan en peñeros, los bolivianos y ecuatorianos que van a limpiarles las casas y los locales a los españoles; cualquiera menos las africanas que van a prostituirse en las Ramblas de Barcelona.
Así que uno no debe preocuparse tanto por este arranque materialistoide más digno de un gobierno de Aznar que del “ojitos cuchi” de Zapatero. Pero las verdades salen a relucir tarde o temprano, dice el lugar común. Resultó eso: ni un pelabolas más, tío, ni uno. Todos son iguales.
Lo ladilla del tema es ese tránsito, la incomodidad de tener que demostrar que vas a reventarte tus ahorros en España o que te vas a gastar un realero sin lloriqueos. Eso se me antoja un poco más humillante que tener que convencer a los gringos de que no vas a hacer explotar el avión: al final, te pasan por una máquina y ya. En cambio ahora en España, debes cargar una carpeta con tantos recaudos como si fueras a pedir un crédito de Ley de Política Habitacional.
Me parece que ya es hora de empezar a considerar las ventajas de esos nuevos vuelos a Teherán…
sábado, mayo 12, 2007
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4 comentarios:
A esos mamaguevos hay que aplicarles la misma cuando se antojen de venir acá a comer langosta en Los Roques o singarse un culito en Margarita. Pedirle hasta la partida de nacimiento del perro y hacerlos pasar por todas las humillaciones posibles. Que se metan su paella por el culo.
SapoCrudo
SapoCrudo me encantas.
el consuelo, en el caso de las fastidiosas máquinas antibombas de los gringos, es que por allí pasamos descalzos negritos, catires, ojilindos, chinos, enanos, basquetbolistas, suecos, venezolanos, kuwaitíes o gringos. las exigencias de los españoles es sólo para aquellos cuya nacionalidad tiene un sinónimo tácito: el de pelabolas.
de nada sirvió tanto encarguito caro a los astilleros gallegos, ni tanto abrazo al chuky gigante de zapatero. los petrodólares no compran respetos.
lo que provoca es agarrar 513 euros falsificados (falsos claro, porque los verdaderos son caros) y decirles: metetelo por donde te quepan no joda!
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