En la licorería, entre las botellas de whisky, veo un cartón con un par de alas blancas, como de ángel.
No me importa, lo que me sorprende es lo caro que se ha puesto el Chivas en apenas unas semanas.
¿Porqué no pasará con el escocés lo mismo que sucede ahorita con las acciones de la Electricidad de Caracas? Chávez no quiere servir para nada…
En el estacionamiento del centro comercial San Ignacio, justo donde la máquina escupe el ticket de entrada, me recibe la imagen a tamaño natural de una chica –supongo que será una actriz- de bata blanca y con alas que acompaña un mensaje de una importadora de licores –Diageo- de advertencia contra la costumbre esa de emborracharse y manejar.
Ah, era eso.
Doy, malditasea, como cien vueltas buscando un puesto hasta que allá, en el último rincón, me sorprende uno desocupado justo cuando estoy a punto de devolverme a casa a esperar, resignado, para ver La Hojilla. Le entro entonces en retroceso y casi me clavo contra la pared por estar leyendo un aviso situado justo a la altura en la que uno gira el cuello cuando pone retro. Y dice: que si tomas, no manejes. Firma: Polar.
Recuerdo entonces haber visto a Sergio Novelli todo de blanco, como Julio Iglesias en algún videoclip a la orilla del mar, echando alas y diciéndole a uno lo mismo: que si tomé, que no maneje.
¿Y a qué vine a este lugar si no es a eso?
Al ir a pagar en el estacionamiento del San Ignacio, encuentro que en el piso hay otro mensaje: dibujan una línea recta, como una flecha, que te aconseja –ya in extremis- que si no puedes recorrerla derecho, entonces olvídalo, deja el carro ahí, busca un taxi que te lleve a tu apartamento allá en Alto Prado y que te cobre 30 mil bolívares porque son las cuatro de la madrugada y mañana, antes de ir al trabajo con ese ratón, ven a buscar el carro y págale otros 20 mil a las joyas que administran el parqueadero.
Eso, si vives en el Este o el Sureste, porque el pana de Coche que se quedó perreando y tomando ron con coca cola, ese, tendrá que esperar a que amanezca porque a las cuatro está cabrón que algún taxista acepte llevarlo a las veredas.
A menos que el taxista sea choro. Con lo cual, es mejor arriesgarse a manejar rascao.
La verdad es que estos mensajes se pasan de idiotas. Esta gente se empeña en gastar millones de bolívares enseñándome lo sabroso y lo erótico que es andar por la vida rajando caña y lo bien que luzco campaneando un 18 años, y ahora me vienen con eso: hermano, si los que beben en este país dejaran de manejar, ustedes estarían quebrados. ¿Cómo llego a los bares del San Ignacio si no es manejando? ¿Cómo le hago para sandunguear en Las Mercedes en esos sitios de barra libre si no es en el carro de mi compadre aquí que se curdea conmigo desde que teníamos 14?
En este momento recuerdo una vaina que llaman “doble moral”… y rebaja en los impuestos…
O me da por pensar que el asunto tiene lógica, que las empresas que producen e importan esa cosita rica que mientan licor, quizás están realmente preocupados por nosotros, por la continuidad de la vida del prójimo. Si el año pasado murieron asesinados como 15 mil personas y en una noche tan linda como la del 24 o el 31 de diciembre pueden llegar a morir hasta 100 paisanos, coño, a ese ritmo es mucho lo que pierde la masa consumidora.
Y eso que no hemos contado a los que la palman, como dicen los españoles, manejando ebrios hasta las metras, como decimos en perfecto criollo. O a los que terminan en el cajón ayudados por uno de esos que no hace caso a los mensajitos de los angelitos y demás…
Las grandes corporaciones de la cebada y los destilados ya están atentos. Saben que deberíamos cuidarnos y reproducirnos y por eso quieren educarnos, por eso quieren que justo en ese momento en que llegas al carro ciego de la curda, ayudado por Dios padre y Espíritu Santo, en esos minutos en los que tratas, pobrecito, de prender el carro con el control remoto de la alarma, ahí mismo, veas la luz, entiendas el mensaje que quiere ir directo a tu conciencia y te sometas, con toda honestidad a un examen: “verga, es verdad que no pude caminar derecho… que quebré tres vasos, que le sobé las nalgas a la jeva de Wilmer, que me provoca una arepa de mechada con pernil, que no sé si éste, de verdad, es mi carro... salgo ya a buscar un taxi…”.
Es mejor llegar a esa conclusión a que se te aparezca un Sergio Novelli con alas… una visión que no quisieras tener, ni en la más horrenda de las peas.
miércoles, enero 10, 2007
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2 comentarios:
si, es la doble moral, ademas de un pais o, en este caso caracas, de una ciudad con muy malos servicios publicos: porque e problema no seria dejar el carro en el estacionamiento y agarrar un transporte publico, sino justamente eso que el transporte publico en esta ciudad no sirve (efectivamente no hay taxi cuando, por ejemplo, llueve y en las madrugadas pues quieren sacar todo lo que deberian ganar en una noche en un solo viaje). eso, como dices, si tienes la suerte de vivir en una zona que no sea roja (y aqui no hablamos de politica, sino de seguridad). asi pues, todo deberia comenzar con tener una ciudad en donde no tener carro no sea una maldicion...
Genial observación realmente. Quien quiere ver a un Sergio Novelli disfrazado de Julio Iglesias??? Viva la rumba del CSI!
PD: Esperaba con ansias la actualizacion!
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