miércoles, abril 25, 2007

AYDIOS - Mi infierno, mi limbo

Si que son diabólicos estos curas. Justo cuando en el Vaticano se andan poniendo radicales, los monseñores Ubaldo Santana, Roberto Luckert, Jorge Urosa y Ramón Vitoria se lanzan a echarle paja al gobierno con el representante de Dios en la Tierra: el siniestro Ratzinger, el papa mesmo.

Por estos días cielo e infierno se sacuden. Las famosas pailas estarán de fiesta y en el cielo deben estar preguntándose qué diablos le pasa al viejo Ratzinger Z que le dio por hacer lo mismo que hacen los políticos venezolanos: achacarle la culpa al gobierno anterior y cambiar lo que ya se había hecho.

El Ratzi, mejor conocido como Benedicto XVI, nos salió con el cuento del coco: “El infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno”.

¿Cómo te quedó la esclerótica?

Al inquisidor alemán le parece que su antecesor, el bonachón Juan Pablo II, cometió un error cuando sentenció –porque así son estos carajos: su palabra es la ley, como el rey- que ni el cielo ni el infierno eran lugares físicos y que por lo tanto el diablo y Saddam no podían ser amantes tal como lo plantean los enfermos mentales que hacen South Park.

Dijo el polaco que el infierno no es esa cueva sin aire acondicionado y hedionda a azufre en la que el iraquí se tiempla al ángel caído, sino que es “la situación de quien se aparta de Dios”. También determinó que el Purgatorio era otro invento, que esa vaina era en realidad un estado provisional de purificación –algo como una cámara de aislamiento antimicrobios- y que Satanás hace tiempo que perdió la pelea, que “está vencido: Jesús nos ha liberado de su temor”.

Nada de eso le gustó al querido Ratzi. Demasiada pangolada para un tipo que viene de la más rancia y genuina tradición inquisidora. ¿Cómo van a mantener la clientela si le dicen que ya no hay que temer, que el mal está derrotado? ¿Cómo se genera fidelidad a la marca con esa estrategia?

Así que el Benedicto apeló al viejo garrote. Que se dejen de vainas, el infierno está ahí mismo y si no te pones las pilas y dejas de pecar ese fuego será tu destino.

No es pendejo el alemán. Con una iglesia en crisis, con el avance del Islam y de cultos más exigentes como los evangélicos, había que ponerse firme porque de lo contrario el catolicismo iba a tener que contratar a Shakira para atraer al rebaño perdido.

Ratzinger cambió una cosa por otra, aparentemente para no dejar tan mal parado a Juan Pablo II, un papa con más recall y mejor fotogenia.

Fue su santa palabra determinar que, tal como lo había adelantado su colega, el limbo, el lugar al que van a parar las almas de los niños que mueren sin recibir el bautismo, ese mismo, no existe. Y como no existe, supone uno, todas esas almas que estaban ahí desde que la doctrina se inventó recibieron entonces visa para su entrada directa al cielo. Alabado sea Dios.

Diría Ratzinger: “Te elimino el limbo, le damos viaje directo a los chamos, pero ratificamos el infierno”.

¿Quién le encomendó a Ratzinger que se volara al limbo y nos machacara el infierno? ¿Sería el propio Patrón o qué? ¿Cómo podemos confiar en una gente que te dice durante dos mil años que creas en una vaina y después te sale con que, mira chico, ahora eso cambió?

Uno puede alegrarse por lo del limbo, por esos muchachitos y tal. Pero sería útil que un día Benedicto nos diga para dónde es que van las almas de los curas malos que le meten mano a los carajitos. Quiera Dios que no vayan al cielo. Y menos ahora que hay tanto niño recién llegado.

martes, abril 24, 2007

YONOFUI - Debo preocuparme

(El escritor se lanza una contra la "genialidad" de la película Babel. Es del País Semanal)


Javier Marías 20/04/2007

Cada vez entiendo menos, pero no me falla. Sin duda el que debe preocuparse soy yo: tendré el gusto estragado, o anticuado; quizá ni siquiera sea un escritor, y es del todo imposible que sea un intelectual.

Lo cierto es que cada vez que hay una película que mueve a los escritores e intelectuales a ocuparse de ella espontáneamente, a entusiasmarse, a ver en sus imágenes y en su guión profundos y complejos mensajes, caigo en la trampa, voy a verla y, casi invariablemente, a mí me parece una tontada pretenciosa y hueca, cuando no algo peor.

Me pasó con las películas de Von Trier en general, y en especial con aquella en la que la cantante Björk hacía de ciega seráfica durante tres horas, entre canción y canción. Me pasó con American Beauty, de Mendes, de la que por suerte se me ha olvidado todo menos la escena digna de spots -e imitada por tanto en los spots- en que sobre el cuerpecillo de una joven caía una lluvia de pétalos rojos con cursilería insuperable.

Hasta me sucedió con Mystic River, del otras veces admiradísimo Eastwood, que me resultó poco creíble, amanerada y con un Sean Penn para darle de pescozones, que por lo demás suele merecer en casi toda ocasión. Me ocurrió con Crash, de Haggis, en la que los buenos no lo eran tanto ni los cabrones tampoco, qué lección. Pero nunca escarmiento y siempre pico, así que este año me fui a ver, tan esperanzado (bueno, miento: su afamado guionista me había dado ya algún disgusto, Peckinpah mediante), la celebradísima Babel, de González Iñárritu.

Hace ya tiempo que se ha puesto de moda -yo creo que por su facilidad- un tipo de película y de novela a las que con frecuencia se aplican dos o tres adjetivos de los que debería ya huir como de la peste: si el autor o los críticos califican la obra en cuestión de "coral" o "fragmentaria", de "mestiza", "multicultural" o "intercultural" (tanto da), empiezo a desconfiar.

Cuando hay muchos personajes y ninguno sobresale sobre los demás, lo normal es que acabe por no haber ninguno, sino arquetipos apenas trazados; cuando se entrecruzan varias historias, lo habitual es que en realidad no haya ninguna, sino unas cuantas "situaciones" estancadas o empantanadas; cuando aparecen gentes de diversas culturas o lugares, suelen estar retratadas con cuatro pinceladas tópicas y "periodísticas", que subrayan un mensaje ramplón: cuanto más pobres las gentes, más generosas, alegres y bondadosas; cuanto más ricas o de países pudientes, más egoístas y superficiales. Y luego, para que a todos esos personajes les ocurran desgracias o cosas tremendas, conviene mucho que sean idiotas y metan la pata sin cesar. Esto sucede sin cesar en Babel.

Tantos espectadores la han visto ya, transidos, que no creo destripar mucho si recapitulo un poco.

Unos niños pastores marroquíes se hacen con un rifle que disparan sin ton ni son y como si la munición saliera gratis. A un matrimonio americano, que ha perdido a un hijo, no se le ocurre otra cosa que dejar a los dos que le quedan e irse a miles de kilómetros -no se sabe a qué-, a una zona semidesértica de Marruecos casi en medio de la nada.

La señora mexicana que cuida a esos niños no tiene otra idea que cruzar la frontera con ellos y con un sobrino impulsivo para asistir a una boda en el país vecino, y el guionista se encarga de que todo lo hagan tan mal como para acabar tirados en medio del campo, bajo una solana que deshidrata a los críos, y perseguidos por la policía de inmigración.

Una joven japonesa sordomuda (pero que más que sordomuda parece retrasada mental) deambula por Tokio con sus amigas y una "necesidad de comunicación" -observan con agudeza los intelectuales- que se confunde fácilmente con salidez: primero les enseña el chumino a unos horterillas de su edad, luego al dentista, luego se le desnuda del todo a un poli que no sabe qué hacer.

Para que haya alguna conexión con todo lo anterior, el anodino guionista hace que el rifle en manos de los niños pastores fuera regalado por el padre japonés de la sordomuda al guía que tuvo durante una cacería (?) en esa zona semidesértica de Marruecos en la que no se ve ni un animal, cabras aparte. Los marroquíes pobres son muy buenos y solidarios con la mujer americana malherida de un balazo pastor; los de la boda mexicana son muy vitales y cariñosos; la situación de la americana se eterniza, se estira; las escenas de la boda, también; las andanzas de la sordomuda la llevan a tirarse diez o más minutos de metraje bailoteando con los horterillas en una discoteca de la que el espectador no ve la hora de salir. Todo con una música pedante y envarada, a la que en vista de eso se le ha concedido el Oscar este año.

Todo me resultó falso, gratuito, huero, mal hilado y artificial. Eso sí, acompañado de mucha intensidad postiza por parte de guionista y director, de un solemne gesto de "genialidad".

Bien, según numerosos críticos de diferentes países, según la Academia de Hollywood, según escritores e intelectuales sin cuento (desde Carlos Fuentes hasta mi gran amigo Manuel Rodríguez Rivero, al que mucho rodríguezvenero y respeto más), la película es efectivamente genial, como todas las otras que he mencionado. Ya lo he dicho al principio, está claro: aquí el único que debe preocuparse soy yo.

YONOFUI - "Vendo costo del 'gueno"


(Un vendedor de droga y su extraña publicidad. Esto es del País)



JESÚS GARCÍA - Barcelona - 24/04/2007

Nada mejor que una buena campaña de publicidad -directa, precisa, sencilla- para ampliar horizontes en el siempre difícil mercado del trapicheo. Es lo que debió de pensar Marcos R. I., de 32 años, cuando decidió empezar a repartir folletos por el barrio de Sant Roc de Badalona. En los papeles, escritos a mano y con caligrafía infantil, este hombre ofrecía a los potenciales clientes su producto estrella: "Costo del gueno". Traducido: hachís de calidad.

La nota está plagada de faltas de ortografía y de despropósitos lingüísticos. Son tantas las patadas al diccionario y a la gramática que, de hecho, parece más bien la parodia de un texto mal escrito. Tanto es así que, cuando agentes de los Mossos d'Esquadra descubrieron que había decenas de papeles distribuidos por calles y plazas de Sant Roc, pensaron que se trataba de una broma. Pero no. "Es una persona analfabeta; no es que simule que no sabe escribir, es que no sabe escribir", explica un portavoz de policial.

La hoja en cuestión es prolijo en detalles y permite a cualquiera localizar el punto de venta de hachís. Marcos, dedicado al menudeo y con antecedentes por robo, señala muy claramente que sólo vende su costo "ha chabale rollao [a chicos enrollados, o sea, de trato agradable y que no den problemas]" y pide recomienda "no venir lo menore". Aun así, la policía autonómica ha comprobado que Marcos también vendía sustancias estupefacientes a menores de edad. No en vano su casa, que hacía las veces de centro distribuidor, está situada muy cerca del instituto de secundaria Eugeni d'Ors.

El extraño marketing de este individuo excluía teléfonos móviles y direcciones de correo. Había que ir personalmente. Para ello, el pie de página el autor añade un plano en los que aparecen dibujados tres bloques de pisos. Una flecha indica el lugar de encuentro. El mapa contiene hasta puntos de referencia para orientarse; por ejemplo, el citado "tituto".

El comprador tenía que "esperar al lao de la bentana de detrás de mi casa y en lo banco de asentarse", que también están dibujados en el plano. Eso sí, era necesario comportarse con discreción para evitar que la transacción acabase mal: "No llamar la atensíon o no su vendo na ", advierte escuetamente el folio.

Por último, el cliente debía "silvar o llamarme". Era entonces cuando el hombre salía "po la bentana" y vendía el costo. "Vale 20 uros una barrita", apunta el texto. "Ta bíen ". Marcos mostraba así su satisfacción por la excelente relación entre el precio y la calidad de su costo.

En la hoja volante no sólo aparecen los planos con nombres de calles, sino también su propio nombre: "Me llamo Marcos", indica con total despreocupación. Ante tan evidentes pistas, los Mossos no tuvieron demasiados problemas para detenerle por un delito de tráfico de drogas. Lo hicieron el jueves. Sea por efecto de la publicidad o no, el caso es que los agentes comprobaron 12 transacciones en una tarde. Algunas, con menores. Como la "barrita" va a 20 "uros" la unidad, eso significa que Marcos se hizo 240 euros de caja en unas horas, 240 euros. El sábado pasó a disposición judicial.

jueves, abril 12, 2007

SOCIALISTANDO – Aquí ni Superman se salva

Ni tan pendejo el viejo Jor-El: hizo muy bien sus cálculos para que su pequeño, Kal-El, no cayera, por ejemplo, en algún espantoso país africano en el que seguramente hubiera pasado el hambre que jode o se hubiese transformado en dictador vitalicio del continente aprovechando sus poderes. Quién sabe…

Explotó Kriptón –nunca entenderé porqué si el patriarca sabía que eso iba a pasar no se largó con su mujer y su crío- y el muchacho cayó donde debía: en un pueblito gringo, donde lo adoptó una pareja sana y de buen corazón que supo manejarse para convertir al chico que podía volar y calentar el tetero con la vista en un súper héroe y no en un maldito malandro con los interiores por afuera.

Tuvo suerte de no caer en un lugar como Venezuela…

¿Qué hubiera pasado con Superman si hubiera estado aquí el 4 de febrero del 92?

Conociéndolo, habría tenido que ayudar a Pérez a salir de Miraflores: lo imagino agarrando al gocho por el paltó y sosteniendo con el otro brazo a Iván Carratú, volando rápido para Venevisión y regresando luego a ver si quedaba algo por hacer. Pero se hubiera decepcionado: la tanqueta encunetada, el teniente meándose los pantalones en el Museo Militar, Pablo Medina y los tupas del 23 sin las pistolas que les habían prometido… No joda, sólo le hubiera quedado una cosa por hacer: volar a Maracaibo para ver si era verdad que a Oswaldo Alvarez Paz lo habían detenido o estaba enconchao junto con los golpistas.

Pero más tarde lo hubieran jodido al Superman. Seguro que el fiscal Ramón Escovar Salom –el mismo que tanta paja habla hoy como si no tuviera la culpa de nada de esto- lo metía en el mismo saco de su acusación contra Pérez: el hombre de la capa sería culpado de llevar los milloncitos de dólares de la partida secreta a Nicaragua para ayudar al nuevo gobierno de Violeta Chamorro a defenderse de los comunistas.

¿Y qué hubiera hecho de estar por aquí el 11 de abril?

Volando de allá para acá, hubiera visto si de verdad había o no francotiradores. Y quizás los hubiera atrapado. Claro, después el gobierno llegaba y los soltaba… Habría salvado a unos cuantos, logrado las mejores tomas en video de los pistoleros del puente de Carmelitas, detenido balas con el pecho, identificado a quienes de verdad dispararon desde la marcha y a los que dispararon contra la marcha, hubiera podido transmitir imágenes en directo a CNN o a la BBC de lo que estaba pasando y si de verdad el chorreao hubiera ordenado la activación del Plan Avila, entonces quién sabe si hubiera ido él mismo a darle una patada en el culo.

O no.

Hubiera podido ver a los autores de la conspiración: al embajador gringo salivando, al portaaviones que dice Chávez, al submarino con el que delira Chávez; a Granier, Ravell y Cisneros gozando una bola; a los francotiradores fantasmas que puso la oposición para matar a la misma gente de la oposición; hubiera visto a los muertos del chavismo que recibían en unas carpas de emergencia cerca de Miraflores; y entonces quién sabe si hubiera ido él mismo a tumbar las antenas de las televisoras que partieron la pantalla en dos, después de darle su coñazo de acero al babieca de Enrique Mendoza.

En cualquiera de las dos opciones, Superman terminaba jodido nuevamente. Porque al final Chávez se cagó en la madre de todo el mundo y regresó. Porque los militares que dieron el golpe –la cual aceptó- después se asustaron y no tuvieron las pelotas para asumir lo que habían hecho y dejaron todo en manos de unos bichos peores que Chávez, Rangel y compañía.

Así que Superman hubiera sido el pagapeo de turno: agente encapotado de la CIA o sucio chavista contratista del gobierno, fue Superman quien se llevó bien lejos a los francotiradores, fue Superman quien devolvió a Chávez a Miraflores, fue Superman quien nos echó paja en CNN, fue ese carajo el que le dijo a Baduel que se arrechara, fue Superman –diría Patricia Poleo- quien redactó el decreto de Carmona; fue Superman, con su vista “de calor”, quien ayudó a Chávez para que se le secaran los interiores que lavó a mano en La Orchila, fue Superman quien dejó caer al mar a este nuevo Allende…

No lo salvaba nadie. Aquí le llamarían Kendric Mendoza –no Clark- y ahorita no podría salir del país o lo tendrían preso en una jaula con Simón-Ovis, Laz- Forero y Hen-Ryvi…

O Cecilia Sosa estuviera pidiendo su extradición…

O estuviera en la misma lista de los “empresarios del gobierno” forrados en dólares a quienes supuestamente tienen en la mira allá en Estados Unidos: Ruperti, Díaz Granados, Sarría, Araque. Nóbrega… y Superman. Porque estemos claros en una vaina: si él estuviera aquí y encima en conchupancia con el gobierno, ¿a quién le hubieran dado la obra de excavación para el metro? ¿quién hubiera abierto la trocha y levantado después un nuevo viaducto? ¿quién soldaba más rápido las piezas del puente sobre el Orinoco?

Ahora que lo pienso mejor, de ninguna manera convenía –a nadie- que Superman estuviera en Venezuela en plena revolución… Por suerte, ni existe ese carajo. Menos mal.

miércoles, abril 11, 2007

SOCIALISTANDO - Jetas wide open...

(Esta pudiera ser una lista interminable: las jetas abiertas de América Latina... los bocazas del proceso, me gusta cuando callas, se hubiera quedado chito mi camarada... a medida que vayan soltando el buche estos genios los iremos consignando aquí)


1) El gobernador Acosta Carlez que pide, casi a gritos, que le dejen tener y disfrutar su Hummer. Y no sólo a él, sino a cuanto revolucionario tenga los más de 350 millones de bolívares a mano para pagarlos. ¿Y si se puede porqué no?

2) El general Melvin López Hidalgo tratando de lavarle las culpas (y hasta los interiores) a su panita Efraín Vásquez Velasco, quien era el comandante del Ejército el día del golpe. Ahora sale éste a decir que al pobre Efraín lo metieron en ese peo en contra de su voluntad, que no era golpista, que la vaina no era en serio… que lo perdonen. ¿Seguirá el rastrero ejemplo que Arias Cárdenas dio?

3) El mismo general López Hidalgo diciendo que gracias a un mercado que organizó en la avenida Bolívar el 10 de diciembre de 2001, él solito, con su estrategia de papas, cebolla morada y harina pan, disuadió a un grupo de conspiradores que ese día planeaban tumbar a Chávez.

4) Tascón: hay golpes buenos y golpes malos. Claro, y la moral es relativa y hay muertos que duelen y otros que no, y hay medios buenos y medios malos que no quieren a mi comandante…

5) William Lara, en un extrañísimo artículo publicado en El Nacional, explicando los “secretos” de las campañas comunicacionales del gobierno: “Cuando se analizan estas campañas emerge una sistemática dinámica de manipulación de la audiencia sumergiéndola en un universo de emociones inducidas y guiadas con técnicas de orquestación, reiteración, similitud, homogeneidad, simplificación y focalización de objetos de agresión personalizados en el adversario, con el objetivo final de cristalizar apoyos sin que los receptores de los mensajes, cuyo respaldo se gestiona, evalúen, contrasten, sopesen argumentos, razones e intereses. Colonización de mentes, aunque sean muy cuerdas”. Lo mejor de todo es que Lara dice que está hablando de la “campaña” que el Imperio y la oligarquía tienen montada para joderle el coco a los venezolanos.

6) Jesse Chacón enseñándole al pueblo mismo cómo es que se bate el cobre en el mercado bursátil: el precio justo es ese que hace que unos estén dispuestos a vender y otros a comprar. Y que se jodan los accionistas minoritarios de CANTV: el mercado manda cuando nos conviene.

7) La fiscal Luisa Ortega Díaz tratando de meter tremendo mojón: que no se investigó la participación de Lucas Rincón porque nadie –nadie- lo denunció. Esta doctorísima es más cobera que su jefe, si es que eso es posible. Lucas Rincón era el ministro de Defensa el día del golpe y fue él quien anunció que el Comandante chorriao aceptaba renunciar al carguito de presidente.

8) El Defensor del Pueblo hablando por radio sobre las investigaciones para quién mató a quién el 11 de abril: “Se ha hecho mucho, pero se ha logrado poco”. Por algo como eso botaron a Vanderlei Luxemburgo del Madrid…

9) El diputado Vicente Rodríguez proponiendo (11 de abril 07) su plan para defender la revolución durante una reunión de la Comisión de Cultura, Deporte y Recreación: "Todos tenemos que aprender a manejar las armas para defender el proceso. ¿Quién dijo que los procesos son pacíficos? El poder está minado de golpistas". Debe ser que el diputado se la pasa sólo en actividades de recreación y no se enteró que en el país sobran carajos que manejan armas: que le pregunte a los familiares de los 12.256 asesinados el año pasado.

viernes, abril 06, 2007

YONOFUI - 'Bienvenida' al Rey de España

(Este texto debió haber llegado aquí hace tiempo. Lo siento. Ya el rey de España pasó por toda Colombia y debe estar ya de regreso a su vida ociosa. No logré colocar el texto antes por una razón poderosa: cada vez que entraba al site de la revista Soho, de donde tomé esto, no podía más que ver y ver y ver a esa criatura prodigiosa que es Amparo Grisales, una vieja que tiene como sesenta años y está mejor que una de 18 y gimnasio. De todas maneras rosas, aquí va otra de Vallejo)



Por: FERNANDO VALLEJO

El 12 de octubre del 2004 el periódico Romania Libera de Bucarest informó de la cacería en la región rumana de Covasna, al pie de los Cárpatos, en que Juan Carlos Borbón, alias Su Majestad don Juan Carlos I de Borbón y Borbón (con el "de" y la "y" que se suelen poner estos zánganos en sus nombres para significar que nacieron de la vagina de oro), mató a escopetazos a nueve osos, una osa gestante y un lobo y dejó malheridos de bala a varios otros animales que medio centenar de ojeadores le iban poniendo a su alcance de suerte que los pudiera abatir alevosamente. Varios miembros de la policía secreta rumana disfrazados de campesinos e infiltrados entre los ojeadores protegían de los osos y de cuanto peligro se pudiera presentar al señorito.

La cacería o masacre tuvo lugar del viernes 8 de octubre al domingo 10 y la organizó la empresa Abies Hunting, experta en estas bellaquerías. El rey había llegado al aeropuerto Otopeni de Bucarest en su jet privado, y escoltado por diez patrullas de la policía y varios vehículos de acompañamiento protocolario se había trasladado a las cabañas que tenía en la región para sus cacerías Ceaucescu. Los lugareños de Covasna le depararon a Su Majestad un cálido recibimiento folklórico vestidos con trajes típicos y lo agasajaron con palinca, un aguardiente de ciruela que no sé si le gustó o no al borrachín.

Porque han de saber que este señorito viejo además de cazador es mujeriego, buen vividor, borrachín y corrupto. Lo de mujeriego, buen vividor y borrachín es cosa suya y de su familia, que se lo tendrán que aguantar. Lo de corrupto es cosa de España, que lo alcahuetea. Y lo de cazador es cosa mía y la que me mueve a escribir este artículo para denunciar al bellaco.

Dada la absoluta insensibilidad de la mayoría de los seres humanos ante el sufrimiento de los animales, pero dada también la indignación general que causan en todos lados la venalidad y los peculados de los funcionarios públicos, voy a mencionar de pasada a algunos de los amigos íntimos del rey, con quienes ha tenido negocios (ya no más porque están en la cárcel) y quienes, tramados en la más embrollada red de complicidades y llenándose de paso sus bolsillos de millones, han hinchado las arcas reales con los sobornos que han sacado de aquí y allá con su consentimiento y usando su nombre hasta el punto de convertirlo, del pobretón que era cuando llegó a la Corona en 1975, en uno de los hombres más ricos del mundo: en el 2003 la revista Forbes le atribuía una fortuna de 1.790 millones de euros. He aquí unos cuantos de sus amigos delincuentes:

Javier de la Rosa y Manuel Prado y Colón de Carvajal (otro con la "y" y el "de", nacido de la chimba de oro), condenados en diciembre del 2002 por la Audiencia Nacional de España el primero a cinco años y medio de prisión y el segundo a dos por los delitos de apropiación indebida y falsificación de documentos (75 millones de euros le transfirió De la Rosa a Prado para que éste se los repartiera con el rey).

Mario Conde, "el banquero de la monarquía", que se embolsó 8.000 millones de pesetas, y que fue condenado por el Tribunal Supremo por los delitos de estafa, apropiación indebida y falsificación de documentos a 20 años de cárcel que viene purgando desde diciembre de 1994. Este Conde sin condado, un "financiero" (hampón), es el del famoso caso del banco Banesto, que presidió de 1987 a 1993 y donde el rey tenía dos cuentas, la 8317-172 y la 148963-172, vinculadas con operaciones en la Asturiana de Zinc, Sindibank y el propio Banesto.

Alberto Alcocer y su primo Alberto Cortina, "los Albertos", del Banco Zaragozano y asiduos del Palacio de la Zarzuela, a quienes en marzo del 2003 el Tribunal Supremo condenó a tres años y cuatro meses de prisión por los delitos de estafa y falsificación de documento mercantil en la venta de la sociedad Urbanor, propietaria de los terrenos donde se construyeron las torres KIO de los kuwaitíes (de cuyos fondos en 1992 De la Rosa transfirió 12 millones de euros a una cuenta personal en Suiza del "administrador privado del Rey", el mencionado Manuel Prado y Colón de Carvajal). Los Albertos pidieron el indulto al Gobierno, que lo denegó, tras de lo cual recurrieron la sentencia del Tribunal Supremo ante el Constitucional, recibiendo el apoyo del rey. Obligados por la condena del Tribunal Supremo a renunciar a sus cargos en el Banco Zaragozano y a vender la participación del 40 por ciento que tenían en la empresa Barclays, se embolsaron en esta última operación 453 millones de euros. En los montes de Toledo tienen una finca de 2.000 hectáreas, Las Cuevas, donde para venderles una flota de carros de combate y cañones a los saudíes los invitaban a cazar en el mejor estilo del franquismo, cuyos jerarcas solían cerrar sus negociados y tramar sus corruptelas en el curso de las cacerías, a las que tan aficionado era el Caudillo. Impuesto por éste, Juan Carlos Borbón, el cazador, no surge pues de la nada por generación espontánea: brota de lo más corrupto e inmoral de España. Es la herencia infame que les ha dejado Franco a los españoles después de haber arrasado con su cultura.

Tres hijos oficiales y reales tiene Juan Carlos: dos infantas y un principito, casados todos y en pleno delirio reproductor. El principito anda ya por los cuarenta y se ha convertido en un principote alto y largo como una cañabrava que mandan a las tomas de posesión de cuanto presidentucho de América no alcanza a merecer rey (como Uribe) para que se destaque entre los invitados y los aborígenes por su gran altura moral. Lee bien los discursos que le escriben, a diferencia de su papá que será muy bueno para la escopeta y la rapacería pero que nos ha resultado a los de la raza hispánica bastante torpe de lengua así lo pongan a presidir los congresos de Academias de la susodicha, como el que viene a inaugurar en Medellín, la ciudad de las orquídeas en el país de los doctores (donde se le dice "doctor" a cualquier hijueputa).

Señor alcalde de Medellín: ahora que vaya el rey a mi ciudad y lo suba en su Metrocable para mostrarle desde arriba la bella villa toda despedorrada abajo por las obras de su Metroplús, muy respetuosamente le recuerdo que se debe dirigir a él como "Majestad", que es como le dijo Uribe en la última cumbre en que se vieron en el Cono Sur: "Majestad -le dijo con su vocesita, sumiso, el bajito mirando hacia arriba-, cómprenos nuestros productos pero no la coca, que nos hace mucho mal". ¡Pendejo! ¡Qué va a saber el Rey de España qué es la coca! Habrá pensado que son las Coca Colas que producimos en Colombia y no el polvito blanco que tan felices hace a muchos y que fabricamos con gran ingenio artesanal en nuestras cocinas repartidas por todo el territorio nacional como Tirofijo.

En fin, lo que el periódico rumano sacó a la luz no fue más que la punta del iceberg: la testa coronada estaba yendo a Rumania a cazar furtivamente desde hacía décadas, desde los tiempos de su compinche Ceaucescu, el tirano sanguinario de Rumania, que lo invitaba. Y a propósito de genocidas y tiranos, sabemos de una carta del 4 de julio de 1977 en que nuestro Borbón, recién encaramado al trono y en plena pobreza, le extiende la mano al sha de Persia: "Me tomo la libertad, con todo respeto, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de conceder 10 millones de dólares como tu contribución personal para el fortalecimiento de la monarquía española". "Con todo respeto", como piden los mendigos de Bogotá. Y a la monarquía saudí le pidió un crédito de 100 millones de dólares, que la empresa kuwaití KIO le entregó a Manuel Prado y Colón de Carvajal a cambio de que durante la Tormenta del Desierto la aviación estadounidense pudiera disponer a su antojo de las bases españolas de Rota y Torrejón. Y hasta el sol de hoy. Nunca pagó.

Otros amigos y cómplices del Borbón son el georgiano Zourab Tchokotua, procesado en Mallorca en 1978 y 1992 por estafas inmobiliarias; el dueño de la FIAT Giovanni Agnelli implicado en casos de corrupción en Italia; y Marc Rich, calificado como "el delincuente más inescrupuloso de la era moderna", prófugo de la justicia norteamericana que lo perseguía por 65 delitos, enriquecido por sus suculentos negocios con la mafia rusa, Milosevic y la empresa Hallyburton de Dick Cheney y nacionalizado español.

"El rey de todos los españoles" no tiene que rendir cuentas de sus acciones, no se le pueden fincar responsabilidades, goza de inmunidad penal ante cualquier delito y está protegido por la Consitución, que lo considera inviolable. Y como si esto fuera poco, el artículo 490 del Código Penal español amenaza: "El que calumniare o injuriare al rey será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años si la calumnia o injuria fueran graves, y con la multa de seis a doce meses si no lo son". Y así han llevado al banquillo entre varios, acusados de injurias al rey, a Jesús Zulets por una caricatura en la revista El Cocodrilo y a Javier Madrazo por decir "ya que le pagamos policías, yates, viajes a esquiar y a montar a caballo, no habría estado de más que por una vez abandonase sus ocupaciones y compartiese con la sociedad su preocupación por la guerra de Iraq".

Sin embargo cuando José María Ruiz Mateos, prófugo de la justicia española, acusó desde Londres al rey de haber aceptado "miles de millones" no sólo de su propio bolsillo sino del de diversos empresarios y el Fiscal General del Estado lo iba a procesar por el delito de injurias, lo que habría podido convertirse en un sumario contra el impúdico monarca quedó reducido a nada, le dieron carpetazo al asunto. De la secta tartufa y cazadora de herencias del Opus Dei, este Ruiz Mateos fue el artífice de Rumasa, un holding de infinidad de empresas que le expropiaron. La Audiencia Provincial de Madrid lo ha condenado recientemente a tres años de cárcel por los delitos de alzamiento de bienes y de insolvencia punible en la venta de la agencia de viajes Mundo Joven, pecata minuta frente a la inconmensurable magnitud de sus fraudes. Éstos son pues los que le untan la mano al monarca y los que lo han situado en un buen puesto en el ranking de la revista Forbes.

Pero no nos desviemos y volvamos a los osos. No bien Romania Libera destapó la cloaca los ecologistas pusieron el grito en el cielo. Pero no porque don Borbón hubiera masacrado a mansalva a unos pobres animales que nada le habían hecho, sino porque estaba violando una ley internacional ya que el Urusus arctos, la especie de los osos que "abatió", está protegida por la Convención de Berna de 2001.

Yo no tengo nada que ver con los ecologistas que creen, como ese libro imbécil del Génesis, que los animales están ahí para el servicio del hombre y que para eso los hizo Dios. Dios no existe y me importa un comino que se vaya al diablo este planeta. Para mí, simplemente, los animales son mi prójimo, los quiero y considero una solemne ruindad ir a matarlos por diversión. ¡Pero qué! Educados como hemos sido los colombianos y los españoles en la infame religión de Cristo que no tuvo ni una sola palabra de compasión por ellos, ¿qué se puede esperar de nosotros? Como les dijo a los ecologistas Demetre Janos, un funcionario rumano que participó en la cacería real, en declaraciones para el periódico Crónica cuando la polémica pasó de Rumania a España: "Su Majestad estuvo de visita privada. No entiendo por qué los ecologistas montan tanto jaleo. ¿Por qué no se manifiestan cuando se mata el cerdo en Navidad, o en contra de que las sopas se elaboren con gallinas?".

No escarmentado con el revuelo que desató en España y en toda Europa, don Borbón volvió a sus andadas y en octubre pasado fue a Rusia invitado por Putin y en la región de Vologda, en el noroeste del país, mató de un disparo a Mitrofán, un oso domesticado que le soltaron habiéndolo emborrachado antes con vodka mezclado con miel.

Y este hombre valeroso es al que hoy invita el alcalde de Medellín con la esperanza de que se monte en su Metrocable y suba al barrio Santo Domingo Savio, en nuestras sangrientas comunas, a ver si salimos en la prensa internacional ya no por los carteles de la droga y nuestros incontables asesinados sino como anfitriones de todo un Congreso de Academias de la Lengua, que el zángano real va a presidir. ¿Y con qué derecho? ¿Qué ha hecho él por la lengua española, si ni siquiera sabe leer los discursos que le escriben? Piénselo bien, señor alcalde, antes de decirle "Majestad" a este bellaco, ya que metió las patas invitándolo a Medellín para arrodillársele, e infórmese y aprenda historia, por si no la sabe. Este Borbón es nieto del frívolo Alfonso XIII, que tuvo que salir huyendo a Roma, y descendiente de Fernando VII, el déspota tarado que provocó la guerra de Independencia de América convirtiendo a este continente que estaba unido en una colcha de retazos de paisuchos limosneros y desgarrando a España. Y no se olvide de estos versos de Epifanio Mejía, que hoy cantamos en el Himno de Antioquia:

Nací libre como el viento

de las selvas antioqueñas,

como el cóndor de los Andes

que de monte en monte vuela.



No me vaya a salir ahora como el Cid, de quien se dice en su poema: "Qué buen vasallo sería si tuviera buen señor". ¡El héroe nacional de España soñando con ser criado! España no tiene redención y nuestra gran desgracia ha sido que nos colonizara esta raza, la más cerril de Europa y la más cruel con los animales, la de la Inquisición de Torquemada, la gran lacaya de la puta vaticana de Roma, la nación de los tiranistas que fueron capaces de gritar cuando los franceses los querían liberar de Fernando VII: "¡Vivan las cadenas!" España, capaz de tirar cabras vivas desde los campanarios de las iglesias.

En Tordesillas (provincia de Valladolid), el martes de la segunda semana de septiembre y durante las fiestas que se celebran desde hace siglos en honor de Nuestra Señora la Virgen de la Peña, se corre el famoso "toro de la vega": sueltan un toro para que una horda de católicos de a pie y de a caballo y armados de lanzas que terminan en afiladas hojas metálicas lo persigan y lo alanceen una y otra vez en cualquier parte del cuerpo, pero eso sí, sin matarlo ni usar vehículos de motor por prohibición expresa del Ayuntamiento que es muy civilizado. Al toro lo obligan a cruzar un puente que desemboca en una vega y por ella sigue la persecución hasta que el animal cae al suelo exhausto. Entonces el que llega primero lo remata acuchillándolo en la nuca, le corta los testículos que enarbola en una lanza y como premio del Ayuntamiento recibe otra lanza, ahora toda de hierro, y una insignia de oro.

En cambio en las fiestas de San Juan en Coria (provincia de Cáceres), al toro no lo alancean: lo acosan por las calles durante horas bajo una lluvia de dardos que la chusma católica y borracha le lanza con cerbatanas hasta que lo matan. Y en Medinaceli (provincia de Soria), ni lo alancean ni lo asaetean: echan el toro a correr vuelto una bola de fuego. Son los "toros de fuego", de los que los hay también en las provincias de Zaragoza, Teruel y Tarragona y por toda la comunidad valenciana: la turba arrastra al toro hasta un pilar donde lo inmovilizan, le atan en los cuernos un dispositivo metálico con bolas de material inflamable (como las candilejas de nuestros globos) que encienden y sueltan al animal que huye envuelto en fuego mientras el líquido encendido le chorrea por la cabeza y por los ojos.

O como los toros "ensogados" de las provincias andaluzas de Almería, Málaga, Huelva, Córdoba, Cádiz y Jaén; o los de Lodosa en Navarra; o los de Cenicero y Cabretón en La Rioja; o los de las provincias aragonesas de Zaragoza y Teruel; o los de la provincia catalana de Tarragona, o los de San Sebastián en el País Vasco, víctimas todos de la crueldad más vesánica. O como las vacas "enmaromadas" de las provincias de Zamora y de Cuenca o las que sacrifican a la vista del que pasa por las calles de los pueblos de Extremadura. O como las becerradas de El Burgo de Osma (provincia de Soria) o las de Segovia en que sacan terneros al ruedo para que la turba los golpee, les clave banderillas y los mate.

Y todo ello en honor de las Vírgenes y los santos de nuestra infame Iglesia Católica, Apostólica, Carnívora y Romana, que calla y mama de la ubre grande de la vaca. Todo esto es hispanismo, cultura hispánica, de esa que tanto defiende mi taurófilo amigo Antonio Caballero, en lo cual, con todo y ser él la conciencia de Colombia, coincide con el difunto padre de nuestro reelecto Primer Mandatario, y padre asimismo del tenebroso Santiago, el de los Doce Apóstoles. Papá Uribe solía organizarles corridas de toros en sus fincas a los Ochoa, los del cartel de Medellín, nuestra inefable Medallo a la que dentro de unos días llegará el Rey entre centenares de agentes secretos españoles y un batallón de soldados colombianos, más cuidado que ni que fuera la chimba de la Virgen.

¿Juan Carlos Borbón es una vergüenza de España? No. España es una vergüenza de la humanidad. Él la representa a la perfección. España es eso: crueldad con los animales, cerrazón del alma, servilismo de lacayos. Hay que sacarla de la Unión Europea rapidito, antes de que la pudra.

Señor alcalde de Medellín, paisano: por desinformación e ignorancia de la Historia (y no quiero pensar que por bajeza moral) metió usted las patas al invitar a mi ciudad a ese bellaco. No nos vaya a salir ahora de arrodillado con zalemas uribescas, lacayunas. Nada de "Majestad", que le va a sonar muy lambón y montañero. Dígale doctor. Doctor Borbón.

Ah, y no lo suba en su Metrocable que de pronto se le descula. Mejor llévelo a La Macarena y que Santiaguito Uribe, buen hijo de su papá, le organice una corrida.